domingo, 22 de mayo de 2011

Reflexión

Jo. Llevo un día en España, y no puedes poner la radio ni la televisión, ni abrir una bitácora, sin que nadie dé su opinión sobre los campistas urbanos que están por nuestras ciudades, desafiando la prohibición de celebrar actos políticos en la jornada de reflexión.

Lo cual es un poco tonto. Si nos ponemos a jugar a estrictos, por la tarde rodaba desde mi casa a ver a unos amigos, y pasé por Picaña, pueblo totalmente cubierto de pasquines rojos o azules pidiendo el voto para unos o para los otros. Si el objetivo de la maniobra es que el elector pueda meditar a gusto sin injerencias ajenas, que quiten todos los pasquines y carteles, porque tan mensaje es el escrito como el oral, y tanto más cuanto que los pasquines son indudablemente obra de partidos políticos que piden el voto, mientras que las acampadas, que yo haya oído, no piden el voto para nadie ¿A que no los quitan?

En Valencia, que, como todo el mundo sabe, es el centro del contubernio pepero para salvar España (y del contubernio sociata paralelo para salvarla más o menos igual), la acampada, aunque yo no he visto muchas tiendas de campaña, está en la plaza del Ayuntamiento. Yo había oído repetidamente a las gentes de orden que estas acampadas son cosa de perroflautas, pero no lo tengo claro, al menos después de pasar por la de Valencia. Porque, antes de pasar por la plaza del Ayuntamiento, pasé por la de la Virgen, y donde están los perroflautas, lógicamente, es allí.

Digo lógicamente porque un perroflauta es un ser desaseado y rayano en la indigencia, que se dedica de ordinario a la mendicidad, con el obvio fin de ganarse unas perrillas entre los oyentes de las melodías aflautadas que destroza (éste no duraba ni un rato en Moscú, donde hay auténticos profesionales dando conciertos en subterráneos). Para ganarse unas perrillas, las acampadas políticas no son un buen sitio; es mucho mejor la plaza de la Reina con los turistas que pasan por allí, como puedo atestiguar perfectamente por experiencia propia cuando me tocó hacer de perroflauta. Pero ésa es otra historia...

En la plaza del Ayuntamiento, en cuyo centro hay una zona peatonal bastante grande, acampar no es demasiado complicado, y ni siquiera es muy molesto. En principio, no haría falta ni cortar el tráfico, pero parece que en algún momento del día la concentración se espesó demasiado y acabó por desparramarse por la antigua Bajada de San Francisco, con lo que el tráfico rodado, bicicletas aparte, fue desviado por la policía.

Acostumbrado a las manifas de Moscú, ésta era bastante rara. La policía no tenía superioridad numérica (que en Moscú es obligatoria, como ya vimos), e incluso dejaba acceder por entre las barreras a quien quisiera, aunque fuera montado en bicicleta (y ya sabéis quién va montado sistemáticamente en bicicleta). Los policías estaban charlando la mar de relajados, incluso con alguno de los concentrados, lo cual en Moscú, con la mala leche que gasta la bofia, no es que sea insólito, es que es directamente inimaginable. Vamos, que en España no hay huevos para disolver las concentraciones (bueno, salvo que sean delante de una clínica abortista: ésas sí). En Rusia, la mitad de los concentrados estaría detenida y la otra mitad en el ambulatorio curándose las magulladuras.

Y la gente de la manifa, la verdad, no parecía perroflauta, salvo que queramos ampliar el concepto de perroflauta más allá de lo conveniente. Tampoco es que llevaran precisamente el jersey pijo atado al cuello, como los que van a votar mañana masivamente a Rita y a Paco, pero las pintas rasta que dicen otros yo, la verdad, no las he visto. Si esos tipos son perroflautas, yo también lo soy, pero es que hace más bien calor y lo normal es llevar una camiseta, no chaqueta y corbata.

De todas maneras, aquí el que lleva la batuta es Xavi, desde Omsk, que se ha hecho una pancarta y se ha hecho el amo. Con lo cual ya hemos sacado con seguridad algo positivo de todo esto, y es que Xavi ha actualizado su bitácora; la última vez que nos vimos ya ni le mencioné la conveniencia de que escribiera algo. A ver si le dura.

2 comentarios:

Soviet Яussia dijo...

Estimado camarada Alfor,

La verdad es que tanto revuelo no ha sido para menos ¿dónde se ha visto un éxito de convocatoria del 100% de la colonia española? ¿eh? :D

Además, según El País y la Sexta, otro logro de esta masiva movilización ha sido la apertura de un consulado español en Siberia. ¡Todo un consulado para dos personas!

Sí, has leído bien, se confirma que no estoy tan solo: habría otro Quijote por Siberia. Se llama Pablo y anda por Krasnoyarsk http://twitter.com/#!/pterradillos

Por cierto, seguramente dentro de una semana este por la capital del imperio (el ruso), asi que si andas por allí podemos regar la conquista de Siberia con un poco de Vodka.

Un abrazo,

Xavi

Alfor dijo...

Soviet Яussia, lo que pasa es que la colonia española de Omsk toma todas sus decisiones por unanimidad, lo que facilita mucho el desarrollo de las asambleas.

¿Consulado español en Siberia? Pero, ¿tú sabes lo que cuesta eso? Hombre, supongo que se forrarán emitiendo visados, pero, así y todo, hay que mirar un poco la pela.

Jo, así que ya sois dos por Siberia. Mola.

De aquí a una semana debería ya volver por Moscú. Lo del vodka vamos a dejarlo, porfa, pero llámame y creo que tengo una sidra por casa que está esperando que alguien la abra. A ver qué tal se nos da escanciar.