Esto sí que es una sorpresa, sobre todo porque jamás pensé que esta bitácora duraría tanto tiempo, tanto más cuanto que hace un par de años, en que hubo meses sin una sola entrada y con mi inspiración bajo mínimos, estuve muy cerca de tirar la toalla y de confesar que fue bueno mientras duró, pero ya no duraría más.
Y no sólo está durando más, sino que incluso estoy recuperando algo similar a un ritmo regular de publicación. No es el de los primeros años en Rusia de precisión suiza y entradas los lunes, miércoles y viernes, pero oye, la cosa ha vuelto a adquirir una frecuencia aceptable.
Y no sé si es una buena noticia para mí. Porque la escritura frecuente es posible que sea una válvula de escape, sin perder -al menos ahí- la alegría y el sentido del humor, cuando el resto de mi vida es un cúmulo de problemas. A ver, seamos claros, tampoco es el fin del mundo, y ya sé yo que Dios aprieta, pero no ahoga, no obstante lo cual este período pandémico ha traído un deterioro considerable en algunos aspectos de mi día a día que, si algún día fueron envidiables, hoy no deberían serlo, y si alguien me los envidia, mal está la cosa.
Quedémonos, mejor será, con otra cuestión, y que este recrudecimiento de la frecuencia de entradas coincide más o menos con mi noveno año en Bélgica. Cuando comenzó esta bitácora, llevaba nueve años en Rusia, así que quizá sea ese el momento en que uno adquiere cierta veteranía y algo que contar. Eh, y que entretanto ya controlo algo más el neerlandés, que no deja de ser la lengua natural para la mayoría de los belgas.
Sea como fuere, quince años han pasado desde el 1 de mayo de 2006, día en que los ruskis instalaron la conexión de Internet en aquella casa de Moscú, y yo publiqué mi primera e insegura entrada con la flamante conexión de cable. Las cosas, en materia de conexiones, han mejorado sustancialmente, pero la esencia de esta bitácora se mantiene: no deja de ser un egoblog sin la menor pretensión.
Quince años. Si fuera una niña en edad de merecer, habría que presentarla en sociedad. Como es una bitácora, vamos a conformarnos con ponerle música del Duo Dinámico, cuyos componentes no cumplirán los ochenta años, creo, para celebrarlo.