En Moscú se convocan manifas con relativa frecuencia (y hemos estado en ellas, ¿os acordáis? Fue aquí y aquí). En España, por ejemplo, las manifas gordas se suelen convocar en Madrid, que es donde está el centro de decisión y, por tanto, la culpa de todo lo que pasa. Tú convocas tu manifa, juntas a gente, te desgañitas contra el Gobierno, hay algún policía por si acaso y, al día siguiente, El Mundo dice que ha habido un millón de personas y El País que como mucho eran cuarenta mil. O tú eres agricultor o ganadero, convocas tu manifa, metes tus cabras en la Castellana, cortas el tráfico, cabreas al personal madrileño que no puede desplazarse y, después de campar a tus anchas por la ciudad, te vuelves a la dehesa satisfecho de que Madrid se haya dado por enterado de tus problemas.
En Moscú, no.
En Moscú, las manifas contrarias al Gobierno, que son las que tienen gracia, están sumamente mal vistas... por el Gobierno. En España tampoco le gustan, claro, pero se suele aguantar. En Moscú las manifas, si son contra el Gobierno, lo son contra un gobierno extranjero. Por ejemplo, contra el gobierno estadounidense, estonio, georgiano, ucraniano, israelí... contra esos gobiernos sí es lícito manifestarse, cosa que ocurre con cierta frecuencia, pero sin pasarse mucho tampoco. También te puedes manifestar a favor de algo. Por ejemplo, a favor del Gobierno ruso. Eso está mejor visto. O conmemorando una fecha, como el 7 de noviembre, que es el único caso en que dejan chillar un poco, y sólo a los rojos, contra el poder; pero, claro, el poder se lo consiente porque los rojos están un poco provectos, cada año son menos, y lo de chillar se les da cada vez peor, porque a ver quién es el guapo que va con la boca abierta por Moscú un 7 de noviembre. Los rojos se quedan afónicos al tercer berrido.
Pero podría ocurrírsele a alguien, a pesar de todo, leer que en la Constitución rusa se habla del derecho de reunión y de la libertad de expresión, y convocar una manifa contra el Gobierno ¿Qué ocurre entonces?
Pues que debe pedir permiso. Si es en Moscú, lo normal es que quieras manifestarte en el centro, que es donde mola y donde te haces notar. Sin embargo, suele pasar que el permiso para manifestarte en el centro no te lo den y que te sugieran que te manifiestes en Otradnoe, por lo menos, que sólo está a veinte kilómetros del centro. En el caso de esos rebeldillos de poco pelo de "La Otra Rusia", en alguna ocasión se han juntado sin permiso ni nada. Otras organizaciones menos díscolas han obtenido el permiso y se han podido manifestar en un trocito de la plaza Pushkin o de la plaza Triumfalnaya.
¿Qué hace el Gobierno en estos casos? Bueno, teniendo en cuenta que vivo cerca de los puntos favoritos de manifas moscovitas, y aunque no tengo acceso al protocolo de actuación de las autoridades, tras bastantes observaciones he deducido algunos principios generales, los cuales trataré de poner por escrito en la próxima entrada.
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