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martes, 13 de agosto de 2024

Exiliándose

Mientras España entera está bastante achicharrada en estos momentos, no sólo por el calor que hace, sino por el bochorno de que Carles Puigdemont se haya paseado impunemente por Barcelona sin que nadie le molestara, habiendo un ejército de policías a pocos metros de donde estaba, en Bruselas y Bélgica en general el tiempo es muy agradable, con temperaturas de poco más de veinte grados, noches fresquitas y dando cobijo al propio Carles Puigdemont cuando no está por Barcelona burlándose de quienes se supone que tienen que meterlo en chirona.

Un día escribí que iba a tocar escribir sobre eso, y parece que ya va llegando ese día. Efectivamente, Carles Puigdemont se alojaba, y parece que se sigue alojando, en la pomposamente llamada "Casa de la República Catalana" en Waterloo, que está a menos de quince kilómetros de la que sigue siendo mi residencia en Uccle, pero ya se encuentra fuera de la región de Bruselas. Waterloo, a pesar de ese nombre tan flamenco que tiene, no está en Flandes, sino que es, saliendo desde Bruselas, el pueblo más septentrional de la región de Valonia. Uno sale de Uccle hacia el sur, abandona la región de Bruselas, pasa por el municipio flamenco, pero más bien francófono, de San Ginés - Rode, y a los dos o tres kilómetros ya ha abandonado Flandes y se encuentra en Valonia. Alguna vez he llegado a hacerlo corriendo, pero ahí hay que estar dispuesto a pasarse de la media maratón.

Un buen día de abril de 2020, recién comenzada la pandemia, y comoquiera que el confinamiento en Bélgica fue muy relajado y las autoridades, más que a quedarnos en casa, nos animaban a salir al exterior, aunque sin contactar estrechamente con quien no viviera en nuestro hogar, tomé la bicicleta y, como tanto me daba ir a un sitio que a otro, me dije ¿y por qué no voy a Waterloo, a ver la famosa casa de la república catalana, que dicen que es un palacio que no hay otro como él en toda Bélgica? Efectivamente, la prensa, supongo que neofascista, por lo menos, encomiaba como no está escrito la susodicha casa, alquilada, según parece, por no menos de cuatro mil euros mensuales, que a quien está en España le debía parecer un fortunón, aunque no sé si daría para alquilar un palacio de las características tan elogiadas que se decían y repetían en la prensa.

Waterloo, como he escrito arriba, no está muy lejos de mi casa. Se trata de un municipio bastante grande, típicamente residencial, al que se desplazan muchos belgas que buscan algo de paz y desdeñan el alboroto y el bullicio de la capital. Tomé la carretera que no en vano se llama "de Waterloo", la cual comienza en los alrededores de la Estación de Midi y termina, lógicamente, en el comienzo del municipio de Waterloo, en el cual pasa a denominarse "chaussée de Bruxelles", no menos lógicamente.

La dirección de la residencia de Carles Puigdemont no es difícil de encontrar en cualquier publicación fácilmente accesible por Internet, así que, tras muchas vueltas y revueltas por la parte más residencial de Waterloo, llegué a los alrededores de la casa y allí hice la foto que se muestra en esta entrada.

A decir verdad, como palacio, el edificio deja bastante que desear, pero es cierto que es un casoplón, eso sí, que no destaca especialmente entre los muchos casoplones que se alzan por aquellos andurriales. Los cuatro mil euros mensuales que cuesta su alquiler pueden salir de muchos sitios, y digo que saldrán un poco de todos ellos, entre los ahorros personales que pueda tener su inquilino, su sueldo que tuvo mientras fue eurodiputado (sólo con las dietas por asistencia a reuniones ya se puede pagar una parte no desdeñable de ese alquiler), el que tiene ahora como parlamentario autonómico en régimen de exilio, teletrabajo, o como lo queramos llamar, así como las contribuciones de su partido político o de sus partidarios, o quién sabe si alguna ayuda de la Alianza Neoflamenca, el partido independentista flamenco que le dio apoyo logístico al principio de su andadura por estas tierras. Y, como la casa es grande, quizá dé para alojar al resto de exiliados en Bélgica, como su colega (o compinche, según a quien se pregunte) Toni Comín, que es actualmente, y tras las últimas elecciones, el único eurodiputado que le queda a su partido político. Y digo yo que, si se aloja allí, también le tocará contribuir al sostenimiento de la sede de la república catalana en Bélgica.

En todo caso, llama la atención este prurito "legitimista" de estos exiliados republicanos. Creo que les viene de familia. Vamos, estoy seguro de que sus antepasados renegarían de ellos si supieran a qué se iban a dedicar sus descendientes, y que se volverían a sus respectivas tumbas después de echarles una bronca bien dada, pero para discutir de eso mejor será dedicarle una nueva entrada, que hoy se hace tarde.

domingo, 23 de julio de 2023

Siete parlamentos, por lo menos

Yo ya he perdido la cuenta de cuántos parlamentos se reúnen en la ciudad de Bruselas. Muchos, en todo caso. Cuando llegué aquí, alguien me dijo que eran siete, y se me ha ocurrido escribir algo sobre esos siete, lo que ocurre es que me he puesto a contar... y me salen más.

El primero es el Municipal de Bruselas, porque Bruselas es un municipio como cualquier otro y como los otros que hay en su propia región. Igual que en Madrid no gobierna Ayuso, como bastante gente cree, con su parlamento autonómico, sino un tal Almeida, que sale en la prensa bastante menos y que está al frente de una corporación municipal que tiene concejales y gente así. Pues igual sucede con Bruselas, con un término municipal bastante disgregado y que no sólo comprende el centro de la ciudad-región, sino que se extiende hacia el Bois de la Cambre e incluye además los terrenos de Laeken y Heysel, donde, por ejemplo, reside el rey de los belgas.

El siguiente es el parlamento de la Región de Bruselas, porque Bruselas, fuera de ser un municipio, como hemos visto, también da su nombre a una región, que, por supuesto, dispone de un parlamento regional, el cual se reúne en Bruselas, claro, y en la que se agrupan los diecinueve municipios que componen la región, uno de los cuales es el mío. Por piedad y porque todo tiene un límite, no vamos a incluir las asambleas municipales de cada uno de los otros dieciocho municipios en esta lista, aunque técnicamente estén en Bruselas, región.

Luego está el Parlamento federal belga, porque Bruselas es la capital de Bélgica, y claro, ¿dónde va a estar, sino aquí, el parlamento que representa al pueblo belga? ¿Dónde van a discutir los tropecientos partidos minoritarios, porque mayoritario no es ninguno, sobre el futuro y el presente del país, sino en el rompeolas de todas las bélgicas, que es Bruselas? En ningún sitio, así que aquí los tenemos también. El Parlamento belga tiene dos cámaras, llamadas respectivamente "cámara de representantes" y "senado" y, si fuéramos puntillosos, podríamos considerarlas como dos asambleas diferentes, porque lo son, pero no añadamos leña al fuego y considerémoslos como una sola entidad a los efectos de contar cuántos hay.

No acaba la cosa aquí, porque los flamencos consideran Bruselas como cosa propia, a pesar de que el flamenco sea una lengua muy minoritaria en esta ciudad o región, así que la Asamblea Flamenca también se reúne en Bruselas. Al menos, han tenido el buen sentido de agrupar en una sola asamblea la representación de la región de Flandes y de la comunidad lingüística flamenca, que técnicamente son cosas distintas. Así que, mientras nada cambie, porque todo podría ser, hay una sola asamblea parlamentaria para las dos entidades.

No hay hecho lo propio los valones. La capital de Valonia no es Bruselas, sino Namur, así que, lógicamente, el parlamento valón se encuentra allí. Pero la comunidad francófona, que, igual que en el caso flamenco, técnicamente no es lo mismo que la región de Valonia, sí que tiene su capital en Bruselas, y ni que decir tiene que la comunidad francófona tiene su correspondiente asamblea parlamentaria, que también se reúne en Bruselas. Vamos por cinco parlamentos.

Como las cosas siempre pueden empeorar, Bruselas, antes de que en Bélgica se montara el caos administrativo que padece, terminó siendo la sede de varias instituciones europeas, alguna de las cuales es un parlamento y otra se le parece mucho. La que es un parlamento es, obviamente, el Parlamento Europeo, que en realidad tiene tres sedes y la principal no es Bruselas, sino Estrasburgo, pero no nos engañemos: Estrasburgo se usa cuatro días al mes, y el resto del tiempo los señores diputados están en Bruselas, ya sea reunidos con sus comisiones, con sus grupos parlamentarios, o asistiendo a alguna sesión plenaria que también se organiza por aquí. Vamos por seis parlamentos.

Por si fuera poco, Bruselas es la sede de la OTAN. Y la OTAN, al lado de su función militar, resulta que tiene una Asamblea parlamentaria, vaya usted a saber por qué, que también tiene su sede en Bruselas, por supuesto, aunque se reúne en cualquier lugar que decidan sus miembros. Sería el séptimo parlamento.

Yo creo que los que me informaron de que en Bruselas había siete parlamentos sólo tenían en cuenta éstos siete, pero he dejado dicho hace un par de párrafos que, entre las instituciones europeas con sede en esta bendita ciudad, una era un parlamento y otra se le parecía mucho. La que se le parece mucho es el Comité de las Regiones, que no se llama parlamento, pero realmente funciona de manera muy parecida, porque se compone de representantes de las regiones de los países miembros, que se agrupan según sus preferencias políticas y que discuten de vez en cuándo de no sé muy bien qué. Llamémoslo parlamento, y ya tendríamos ocho.

Yo creo que no me he dejado nada, pero vaya usted a saber, así que, si algún lector tiene alguna idea sobre dónde reunirse con su comunidad de vecinos y el zaguán de su finca se les queda pequeño, Bruselas debe ser una opción excelente. Tantos parlamentos no pueden equivocarse.

domingo, 31 de julio de 2016

Democracia en Europa

El activista de la entrada del otro día se quejaba de que él TTIP era un peligro para la democracia, y el ciclista, es decir, yo mismo, que pasaba por allí, le espetaba que un tratado comercial no debía ser el peligro que decía.

Para empezar, habría que preguntarse qué cosa es ésa de la democracia a la europea. Se supone que una democracia es un sistema de gobierno en el que manda el pueblo, pero en Europa, y conozco los sistemas políticos de bastantes países, no veo yo que el pueblo mande mucho. Somos demasiados para que el voto de alguien sea relevante.

La democracia tiene posibilidades en entidades políticas pequeñas. En la Grecia clásica, que es donde se inventaron el concepto, tenía su sentido en cada una de las polis, e incluso dentro de ellas no todo el mundo tenía derecho a voto, ni mucho menos. En Atenas, considerada la quintaesencia de la democracia clásica, la gran mayoría de la población eran esclavos o extranjeros. Aristóteles, que no había nacido en Atenas, nunca pudo votar allí y, como tampoco le dejaban tener la propiedad de ningún inmueble, se las vio y se las deseó para abrir su escuela cuando consideró que no estaba de acuerdo con la Academia. Nunca le dieron la ciudadanía. Y en Esparta llegó un momento en que literalmente votaban cuatro gatos, que eran los espartiatas que quedaban: de los periecos e hilotas nadie se acordaba nunca como no fuera para aterrorizarlos.

Los demócratas griegos estarían muy ufanos y presumirían mucho de sus victorias en las guerras médicas, contra un enemigo muy superior, e incluso crerían que su sistema era mejor, pero lo cierto es que, no tantos años después, se los llevó por delante una entidad política no democrática, como era Macedonia. Y luego Roma, que desde luego no era democrática en el sentido actual.

Desde entonces, y hasta el día de hoy, nos debatimos en un dilema irresoluble. Por una parte, mola ser demócrata y que todo el mundo, incluso los activistas contra el TTIP, tengan su parcelita de poder, y eso se consigue sólo en el nivel municipal, mejor cuanto más pequeño sea el municipio. Por otra parte, la realidad es tozuda, y nos muestra, ya desde la Grecia clásica, que el pez grande se come al chico, y las excepciones, como las guerras médicas, son tan increíbles que los relatos sobre ellas son devorados con admiración incluso hoy.

En el Antiguo Régimen, las cosas estaban organizadas con cierto equilibrio. Había una entidad política superior, vale, que era el rey y sus ministros, pero con un peso bastante limitado en la vida del país y un aparato bastante modesto. El peso del sector público formal en el Antiguo Régimen nunca pasó del 10% del PIB y en la mayoría de los sitios tampoco del 5%, los impuestos eran bastante bajos y el rey y sus ministros subvenían a sus necesidades en buena parte con bienes patrimoniales. En las ciudades no vivía apenas nadie, mientras que más del 80% de la población vivía en los pueblos, muchos muy pequeños, y obviamente participaba en la vida municipal, gobernada con instituciones forales ¿Era un sistema democrático? No lo era formalmente, porque, además, en bastantes sitios había limitaciones al poder del municipio, vale, pero tengo la impresión de que la opinión de cada uno contaba mucho más de lo que cuenta hoy, en que el porcentaje se ha invertido y el 80% de la población vive en ciudades donde el voto tiene un valor infinitesimal ya a nivel municipal y donde, por si fuera poco, los municipios no mandan nada, han perdido todos sus bienes comunales y tienen que ir mendigando recursos del Estado y de las Comunidades Autónomas, ese ente intermedio con el que nos quieren hacer creer que la administración se acerca al ciudadano. El sector público pesa la mitad del PIB, o más en algunos sitios, mandan quienes deciden los partidos políticos, unas asociaciones fáciles de manipular por unos pocos, y encima nos quieren hacer creer que esto es democracia.

Añorar el Antiguo Régimen, como hacemos algunos, está muy bien, pero fuerza es reconocer que, como nos recuerda el escudo de Bélgica, la unión hace la fuerza. Podemos partirnos de risa al pensar lo poco que en Bélgica siguen sus propios lemas oficiales, pero, en un mundo globalizado, las unidades políticas pequeñas lo tienen crudo. Los estados pequeñitos, aunque sean ricos como Suiza o Luxemburgo, no pintan nada, y en el consejo de seguridad de la ONU los que tienen derecho de veto son los cinco grandes, y dos de ellos son ahora mucho menos grandes y el día menos pensado se quedan sin veto.

Total, que los estados ven que uno a uno, salvo los tres primos de Zumosol que hay en el mundo, no se comen nada, y se dedican a lo que los cursis llaman integración regional. La Unión Europea es el intento más claro.

El TTIP se enmarca en este ámbito. La peña critica lo de que crea unas garantías para las empresas en caso de cambios legislativos adversos, y esas garantías irían más allá de lo razonable. Con independencia de que efectivamente eso se está negociando y no sabemos qué saldrá de la negociación, lo cierto es que eso ya existe. Existe el CIADI, al que pertenecen los EEUU y todos los países de la UE, menos uno (Polonia), y que protege a las empresas contra los gobiernos de otros países, como bien saben Argentina y Repsol ¿Alguien ha criticado al CIADI por atentar contra la democracia?

Al final, como bien saben en el Reino Unido, se impone la soberanía de cada estado. Antes de que el malhadado TTIP llegue a entrar en vigor, faltan las negociaciones, falta la ratificación por una miríada de Parlamentos, incluyendo el europeo, donde no faltará quien lo vilipendie. Y, aún después de la aprobación, quien considere que es una cuestión lo suficientemente sería siempre puede seguir el ejemplo del Reino Unido y hacer mangas y capirotes del antedicho tratado. Luego se convertirá en un paria internacional poco digno de confianza, pero eso sucede ya con todos aquéllos que no se someten a todo lo que se les dicta, sin necesidad de TTIP, de CIADI ni de zarandajas semejantes.

Así que menos lamentarse por la pérdida de democracia, que ya hace mucho tiempo que se perdió, y más dedicarse a centrar las críticas en lo que de verdad importa. Para algunos será la pérdida de soberanía, para otros el uso de transgénicos, y para otros más simplemente las ganas de fastidiar cualquier cosa que venga de gringolandia, lo cual es perfectamente legítimo, y yo me apunto. Pero que no me vengan con que vamos a perder democracia, por favor, porque de eso sólo queda en alguna aldea, y ni siquiera en mi comunidad de vecinos de Valencia, que domina la vecina del primero, doña Margarita, con mano de hierro y aires dictatoriales que ningún otro vecino se atreve a cuestionar.

Y todos ésos que protestan, podían comenzar por preguntarse si sus pancartas en inglés, en Bruselas, son coherentes con lo que proclaman ¿A que no hay narices para protestar en neerlandés?

Pero eso le toca a la siguiente entrada.

miércoles, 11 de abril de 2012

Deportistas

El emperador Nerón era, por lo visto, aficionado a las carreras de carros. En el año 67 participó en los Juegos Olímpicos, en su modalidad favorita, en la que competían carros tirados por cuatro caballos. Para asegurarse la victoria, Nerón compitió en un carro tirado por diez caballos. Debía tener un mecánico mejor que los de Red Bull. Los otros participantes, evidentemente, no tenían acceso a los equipos técnicos de Nerón, y además eran unos envidiosos que se retiraron indignados, con los cual Nerón corrió solo y, claro, ganó, aunque estuvo a punto de no hacerlo porque se cayó dos veces del carro. P'haberse matao.

Las cosas no han cambiado demasiado en estos dos últimos milenios. Lo demuestra el presidente de Turkmenistan, Gurbanguly Berdymujamedov (sí, todo eso), gran aficionado a las carreras de coches. Leamos la noticia, cuyo original está aquí.

El presidente de Turkmenistán, Gurbanguly Berdymujamedov, elegido en febrero para un segundo mandato, demostró que sabe vencer no sólo en el terreno político, sino también en el deportivo.

El sábado llegó al circuito de carreras de Asjabad en un lujoso deportivo Bugatti Veyron, para saludar a los aficionados a las carreras de coches que se habían reunido para ver la competición. Inesperadamente para todos, tomó parte en la carrera, obteniendo una convincente victoria sobre sus oponentes, según informa ITAR-TASS.

Durante la inauguración, Berdymujamedov preguntó al presentador de la ceremonia: "¿Puedo participar yo también?" Al recibir una respuesta afirmativa, el presidente se puso al volante de un poderoso coche Volkicar de fabricación turca y tomó la salida a la señal de los jueces. Berdymujamedov superó a sus contrincantes, al obtener el mejor tiempo del circuito.

Los organizadores de la competición decidir entregar el coche en el que compitió el presidente al museo nacional del deporte.


Como dicen bastantes comentaristas rusos, éste al menos no ha encontrado casualmente ninguna ánfora del siglo VI en el Mar Negro, como hacen otros.

¿Y en España no pasan estas cosas? ¡Claro que no!, diremos vehementemente.

Bueno, bueno, no estemos tan seguros... algún caso conozco y puede que escriba sobre él.

sábado, 31 de marzo de 2012

Más profanaciones

Las chicas éstas de "Pussy Riot" no son el primer grupo femenino de punk del que el mundo tiene noticia. También es cierto que no son frecuentes y que, por esto mismo, llaman la atención y no pasan desapercibidas.

Vamos, hasta en España teníamos un grupo. Eran "Las Vulpess", y cuando las dejaron salir en televisión sólo tardaron un par de días más en cesar al director del programa, no por ellas, pero digamos que la letra de la canción que sacaron no era para el horario infantil. En realidad, no era para ningún horario decente. El responsable de que las sacaran en televisión se la cargó bien cargada, pero a las chicas no les pasó nada y, de hecho, un par de ellas incluso han sobrevivido al desfase y parece que llevan una vida razonablemente normal. Y ni siquiera han venido a tocar a Moscú.

Ahí abajo tenéis su actuación. No voy a hacer comentarios sobre la calidad de la música, ni menos sobre la calidad de la letra, ni sobre el aspecto de la cuadrilla (en parte por respeto a los muertos, aunque sea por sobredosis). Eso sí, el que pinche el enlace que se asegure antes de no tener problemas digestivos.



Pero lo que nunca hicieron aquellas chicas fue invadir una iglesia y ponerse a blasfemar encima del altar. Eso lo puedes hacer en mitad del campo, donde de hecho pasa con frecuencia. Tampoco iban de feministas, pero pidiendo trato diferenciado por ser chicas y madres.

Las chicas éstas encarceladas sí. Mucho ir de feministas, pero cuando las cosas se tuercen, la igualdad queda en segundo plano.

Lo que más gracia me ha hecho es la petición de que el Patriarca las perdone e interceda por ellas. Eso sí que es el colmo. Las chicas están orgullosas de su acción, que creen justa, necesaria y conveniente, pero no les parece bien que las metan en prisión por eso. Supongo que porque son ellas las que están en prisión. También supongo que el Patriarca las habrá perdonado en lo que le hayan ofendido a él, que es bastante; pero para las ofensas contra Dios, por lo menos, hay que arrepentirse de lo hecho y tener lo que los cristianos llamamos propósito de enmienda y que en estas chicas no aparece ni de lejos. Muy al contrario, lo suyo es un monumento a la soberbia.

Pues nada: si fueron libres para hacer lo que hicieron, para lo que no lo son es para elegir las consecuencias de sus acciones. Ajo y agua.

Y hay una cosa que todavía me hace más gracia. Estas mártires políticas del régimen de Putin, que por fin han conseguido saltar a la fama tras meses de hacer el ridículo sin ningún resultado, no despiertan interés por su mensaje político ni por las razones de su proceder.

En todos los mensajes que he recibido sobre este asunto, lo único que le interesa a la gente es si están buenas.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Con la oposición

Pues sí, estuve en la manifestación de anteayer, no porque tenga una especial querencia por la oposición, sino porque, como en el caso de los comunistas, no tenía más remedio que pasar por allí, en este caso para llegar a mi casa. Sí, podía haber ido por otro camino, es verdad, pero lo cierto es que habitualmente paso por la plaza Pushkinskaya para llegar a casa, y el hombre es un animal de costumbres.


En la plaza se habían convocado dos manifestaciones casi simultáneas. Mirando hacia el Kremlin desde la Tverskaya, a la derecha estaban los comunistas. Ziugánov no ha reconocido los resultados electorales, a diferencia de Zhirinovsky y Mirónov, y sigue todo lo belicoso que le permiten sus menguadas fuerzas. Y que eran menguadas se veía en la manifestación, donde, esta vez sí, había más policías que manifestantes. Pero, como a los rojos los hemos visto bastante en los últimos tiempos, vamos a fijarnos en otros detalles ambientales.


El primer detalle que podemos ver es que los omones también son personas, y que también tienen sus necesidades y su corazoncito. Los muy tunos habían monopolizado la tira de váteres portátiles y ahí estaban, haciendo cola. Obviamente, nadie se acercaba a preguntar quién era el último y a ponerse en la cola, por muy apurado que estuviera.


La manifestación numéricamente más importante tenía lugar a la izquierda, siempre mirando al Kremlin. Si te querías manifestar con los comunistas, lo tenías bastante fácil; pero, si te querías unir a los de la oposición, tenías que pasar por un arco de detección de metales. Y uno comienza a comprender por qué las autoridades insisten en que sólo tengan lugar manifestaciones autorizadas: hace falta una infraestructura específica, en este caso el acordonamiento de la zona, la movilización de un par de centenares de pollos uniformados y con mala leche y el montaje de arcos de detección de metales a tutiplén. Y eso, claro, no se improvisa.


Yo me acerqué con toda la candidez posible en un tipo con la mayor parte de la cara cubierta por prendas negras (hacía un frío del quince), me descubrí la boca y los ojos y le pregunté cómo llegar a la Bolshaya Dmitrovka. Hay que reconocer que el hombre estuvo amable, para lo que es Moscú, y me dijo que tenía que pasar por el detector de metales, pero así, de guay, sin rugir ni nada.

Lo que es el control de metales, flojito de verdad. Yo pité, probablemente porque llevo más metal encima que un heavy con remaches, pero el policía se conformó con hacerme abrir la mochila. La abrí, hizo como que miraba, y me dejó pasar. Esta visto que la consigna no consistía en poner la cosa demasiado difícil.


Una vez dentro, la fauna era mucho más variopinta, y numerosa, que la que seguía a los comunistas. Si entonces la concurrencia consistía en un aluvión de jubilados, de ésos que en España asesoran a los albañiles en las obras, los de la oposición tenía gentes de todo pelaje, o de casi todo. Había jubilados, sí, pero también había jovenzuelos, gentes de mediana edad, gentes con el pelo corto, melenudos... vaya, la gente que te puedes encontrar normalmente por Moscú un día cualquiera, excepto chicas. Creo que ya lo he dicho alguna vez, pero las chicas en Moscú sólo van a las manifas si no son guapas; si son guapas, creo que tienen cosas mejores que hacer y que la agitación política no va con ellas.

No me quedé mucho rato, así que no puedo contar en primera persona cómo terminó la cosa. Sé que hablaron Udaltsov, Yavlinsky, Navalny, Ryzhkov y, sorpresa, Prójorov, que quedó tercero en las elecciones presidenciales y dice que va a formar un partido político. No era la primera vez que participaba en un mitin de la oposición, pero sí la primera que adoptaba un papel tan protagonista.

La parte gamberra la puso, como de costumbre, Limónov, que ya ha dado un paso más y se opone a la propia oposición. Se manifestó sin permiso con algunas decenas de seguidores en la plaza Lubianka y fue detenido, también como de costumbre. Leí en algún periódico español que la manifestación estaba autorizada, pero de eso nada. Es más, el día que le autoricen una manifestación, seguro que Limónov se manifiesta en otro sitio, con tal de llevar la contraria.

Esta vez no fue el único detenido. Las manifestaciones en Moscú, a diferencia de las españolas, no sólo tienen asistencia tasada (en este caso eran diez mil personas), sino que también tienen horario. Obviamente, en algún momento hay que desmontar la parafernalia, y no están las cosas como para pagar horas extras a los omones, que hay crisis. El acto de la oposición no debía terminar más tarde de las diez de la noche. Hasta a Cenicienta le dejaba más tiempo su hada madrina, así que, llegada la hora, un grupo decidió que no se había divertido bastante y quería continuar la fiesta, pero ahí los omones ya se querían ir a su casa y la emprendieron a empujones y, por si acaso, detuvieron un rato a los más sediciosos.

Y ésta es la historia. Ahora me voy a esconder hasta que pase el día de mañana, porque el día de mañana es una de las peores maldiciones que le puede suceder a un humano no babeante en Rusia.

viernes, 2 de marzo de 2012

En conclusión

En resumidas cuentas, que el domingo hay elecciones presidenciales en Rusia, y que la situación puede describirse más o menos así:

1.- Hay cinco candidatos: Mirónov, Prójorov, Putin, Zhirinovsky y Ziugánov.

2.- De los cinco candidatos, cuatro serían considerados en cualquier otro país como de extrema derecha: de Ziugánov creo que quedó todo claro; Mirónov viene de un partido cuyo germen es una escisión (aún más) nacionalista de los comunistas; Zhirinovsky ni siquiera va diciendo por ahí que es de izquierdas, como los rojos; y de Putin ya he escrito más de una vez que su régimen es tremendamente parecido al de Franco.

3.- El quinto candidato es un supermillonario dueño de pasta para aburrir, de un montonazo de empresas y de un equipo de baloncesto de la NBA. Hasta el propio partido que presidía (que tiene la palabra "derecha" hasta en el nombre y que ahora apoya a Putin) lo echó con cajas destempladas y ha tenido que presentarse como independiente y conseguir dos millones de firmas.

En estas circunstancias, y visto que no tengo derecho a voto en Rusia, pensaba que no me iban a afectar demasiado las elecciones, hasta que el otro día tuvimos en casa una conversación durante la cena.

- El lunes no tendremos clase - dijo Ro, después de decirnos que los mejores anuncios electorales eran los de Putin.

- No - añadió Abi, después de decirnos que en su clase había un comunista, uno solo -, el domingo son las elecciones en el colegio, y el lunes lo cerrarán para hacer una desinfección.

Jo.

Todos sospechábamos que las elecciones no serían muy limpias, pero que sean tan sucias como para tener que desinfectar los colegios electorales ya parece excesivo.

miércoles, 29 de febrero de 2012

Con los rojos (III)

En estas últimas entradas, en que estaba intentando cachondearme del Partido Comunista de la Federación Rusa, pero no estoy pudiendo hacerlo, porque respeto demasiado las canas, he intentado hacer ver al lector que el PCFR, en realidad, tiene de comunista lo que yo de iconoclasta, y que en realidad, en casi cualquier país, sería considerado de extrema derecha.

Uno entra, un día que no tenga mucho que hacer, en la página de enlaces del PCFR y encuentra enlaces a los partidos comunistas de casi todo el mundo. Y, entre ellos, encuentra enlaces a los partidos comunistas españoles, sí, señor. Hay un enlace al PCE, al PCPE, y también a la coalición Izquierda Unida. Y además a un "Partido de los Comunistas de Cataluña", puesto bajo la rúbrica "España", cosa que no sé si a los miembros del citado partido, que no citan la palabra "España" ni por pienso, les parecerá bien.

Bueno, pues en las anteriores dos entradas debería haber quedado claro que el programa del KPRF es nacionalista panruso, autoritario paternalista, proteccionista, muy moderadamente estatalista y poco protector del trabajador. Supongo que, si entre los lectores hay algún votante de los partidos españoles enlazados en el párrafo anterior, probablemente se habrá dado cuenta de que lo único que les une es la palabra comunista. Porque, en el terreno social, si alguien cree que el KPRF apoya los matrimonios del mismo sexo, el lenguaje políticamente correcto, el aborto o las relaciones sexuales a tontas y a locas, le diré que no precisamente ¿Y la eutanasia? No, eso menos todavía. Sólo les faltaría eso para perder aún más votantes...

Ah, pero queda un terreno donde quizá haya semejanzas, pensará el comunista español. La lucha contra el opio del pueblo, contra la tiniebla religiosa, contra la superstición medieval... la lucha, en fin, contra la religión, cuyos representantes, esos cuervos negros que se ceban a costa del pueblo explotado, fueron enviados por el glorioso Partido, en los buenos tiempos soviéticos, a purgar su pasado en las minas de oro de Siberia, igual que en España las fuerzas progresistas luchan contra la vergonzosa posición preeminente de la Conferencia Episcopal, que no cesa de conspirar con el gobierno y con la patronal con el único objeto de exprimir más y más al pueblo trabajador.

La realidad está en un vídeo publicado ayer por el equipo de Ziugánov, y que podemos ver aquí. Ojo al título del artículo que lo acompaña: "Ortodoxia y comunismo", y ojo al encabezado y a algunos párrafos, que voy traduciendo:

"El deber sagrado de los comunistas y de la Iglesia Ortodoxa Rusa consiste en unir nuestro pueblo multiétnico sobre la base de los valores comunes tradicionales del bien, de la justicia, de la colectividad, de la ayuda mutua y de una elevada espiritualidad."

Vale. Todo eso está muy bien. Incluso un comunista español, progre como él solo, podría aceptarlo. Sigamos:

Los comunistas y la Iglesia Ortodoxa Rusa luchan conjuntamente por la conservación de los valores familiares tradicionales, contra la imposición de las medidas especiales relativas a los menores de edad, que están destruyendo a la familia y privando a los padres del derecho de decidir por sí mismos la forma de educar a sus hijos (la imposición de hecho de una "educación sexual" obligatoria en las escuelas, el fomento de las delaciones de los hijos contra sus propios padres y el escándalo de los órganos de tutela, que están surgiendo como champiñones tras la lluvia y que, bajo pretextos inventados, arrebatan los niños a las familias)."

No sé yo si hay algún comunista español contra la educación sexual en las escuelas, pero no me suena.

Y un bonito comentario final, aunque no lo dice Ziugánov, sino el único que ha entrado a comentar el artículo, que debe ser uno de los pocos votantes del KPRF para los que la informatización no ha llegado demasiado tarde.

Actualmente, el KPRF es la única fuerza política que realmente profesa los valores ortodoxos. Todos los demás líderes políticos adoran el dinero, es decir, el ídolo Mammón. Por desgracia, cierta parte de nuestro pueblo también valora únicamente la prosperidad material. Ellos serán los que voten a Rusia Unida, junto con los que han sido engañados por los comentaristas políticos. Todos los rusos verdaderamente ortodoxos, y todos los que tengan sentido común votarán por Gennadi Andreevich (Ziugánov). Y yo también."

Así están las cosas en el KPRF. Podríamos citar alguna otra cosa, como la carta que la semana pasada envió Ziugánov al patriarca Cirilo para establecer un frente común contra las tarjetas electrónicas universales que quiere imponer el Gobierno. No veo yo a Cayo Lara dirigiéndose al cardenal Rouco, como no sea para ponerlo verde. El caso es que parece que ahora es posible ser cristiano y simpatizante del KPRF, e incluso hay quien piensa que es lo único posible. Quién se lo iba a decir a Lenin.

La próxima del KPRF supongo que será abogar por la reinstauración de la monarquía y ofrecer el trono a algún Románov. Al final, si yo fuera ruso, tendría que votar por el KPRF.

Después de todo, uno va teniendo una edad.

lunes, 27 de febrero de 2012

Con los rojos (II)

Hay bastante gente que piensa, sobre todo entre los rusófilos de Occidente, que Ziugánov y su Partido Comunista son una alternativa real a Putin. Se da por hecho que hay violaciones electorales en Rusia, y es verdad: sólo hay que ver los últimos resultados en Chechenia o en Mordovia para darse cuenta de que efectivamente esas violaciones electorales existen. Y se pregunta uno quién sería el vencedor en unas elecciones libres. Comoquiera que Ziugánov y sus comunistas aparecen siempre en segundo lugar, un occidental poco informado pensará que el pucherazo viene a impedir una victoria de los comunistas.

Está claro que es imposible saber a ciencia cierta el grado de adulteración de las elecciones rusas, más allá de que no son totalmente limpias, y por tanto también es imposible saber quién las ganaría. Sólo podemos elucubrar. Mi elucubración suele conducir al hecho de que Rusia Unida ganaría las elecciones de todas maneras, posiblemente con algunos puntos menos de apoyo, y que la abstención sería mucho mayor y llegaría a un porcentaje directamente vergonzoso. Los comunistas sacarían más o menos el resultado que tienen en votos absolutos (en porcentaje más, claro), igual que Rusia Justa y que los de Zhirinovsky, y quizá la oposición liberal, o demócrata, o como se la quiera llamar, sacaría unos cuantos puntos más, pero ni mucho menos para ganar las elecciones.

¿Por qué no dejar entonces que las elecciones sigan su curso, si total las cosas no iban a cambiar demasiado? Bueno, ya escribí que hay toda una red de intereses verticales en cada uno de los poderes territoriales en asegurar en su demarcación un buen resultado para Rusia Unida. Incluso me creo que Putin no haya intervenido directamente en ordenar falsificaciones. Pero el sistema de nombramientos y ceses está construido de tal manera que los fraudes se van a producir de todas maneras, porque nadie quiere perder su sitio a causa de un resultado electoral flojillo.

¿Cuál es el papel de los comunistas? Es un poco difícil de decir. Ziugánov aparece en los carteles electorales con una facha impoluta sin una sola arruga, en un descarado ejercicio de Photoshop que debe resultar ridículo a sus provectos votantes. En realidad, Ziugánov cumplirá en junio 68 años, aunque la fecha de nacimiento es un dato imposible de encontrar en la página de su candidatura, ni siquiera en su biografía, y el de la foto de los carteles es él, sí, pero podría ser su nieto. Diríase que trata de buscar el voto joven, o no tan anciano, pero la realidad es que el mitin del otro día lo podía haber convocado en un día laborable, porque no creo que hubiera allí nadie que no estuviera jubilado de largo.

Cuando pasé por allí, reconozco que iba con la intención de chotearme, y la intención la mantenía cuando escribí la última entrada. Bien mirado, no es choteo lo que merecen los asistentes al mitin, sino por lo menos respeto, como gente que las ha pasado canutas en su vida, y también algo de pena. Distingamos: el Partido, con su pasado genocida, no merece ningún respeto; sí lo merecen los asistentes a los actos. Como la viejecita menuda y arrugada que me salió al paso mientras trataba de atravesar Ojotny Ryad y me puso en las manos el número especial de Pravda; o el anciano que me había cruzado dos minutos antes, caminando trabajosamente por la acera del hotel Metropol, sin poder andar apenas, pero sin dejar de enarbolar la bandera roja que traía del mitin y que ondeaba al viento. O los distintos abuelitos que me veían a mí y a mis acompañantes hablar en un idioma extranjero y nos miraban como preguntándose qué hacíamos allí, en un acto que estaba siendo una exaltación de todo lo ruso, cuando estaba claro que nosotros no lo éramos.

En estas circunstancias, no es extraño que el programa de gobierno de Ziugánov, ése que no tendrá que molestarse en cumplir, sea un pupurri de apoyo a los pensionistas, inválidos y veteranos, un guiño imperialista (eso en primer lugar, pero con la sempiterna alusión a la amistad de los pueblos, que no falte) y una serie de propuestas poco realizables. Parece imposible en un comunista soviético, pero las palabras "trabajador", "proletario" u "obrero" están totalmente ausentes del programa, al menos del extracto que venía en Pravda. A éste, le dices que en España los sindicatos se manifiestan porque si te despiden te pagan veinte días por año trabajado, con un tope de doce mensualidades, y te pregunta si los sindicatos están flipados o qué.

Y claro, considerar a Ziugánov un peligro para Putin es un exceso. A Ziugánov, con las excepciones que se quiera, le votarán personas a las que todos cederíamos nuestro asiento en el metro y que han pasado la mayoría de su vida en un país llamado Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Y sí, siguen siendo muchas personas, pero la mayoría ha superado su esperanza de vida y cada vez su número se va reduciendo más y más.

Con lo cual, nos queda la duda ¿A quién van a votar el domingo que viene esos opositores que ayer consiguieron, según parece, rodear los quince kilómetros de perímetro del Anillo de los Jardines, en una especie de anillo humano?

Pues sí, queda la duda, pero ya se verá otro día.

jueves, 23 de febrero de 2012

Con los rojos (I)

Atención: empieza una serie en la que me voy a cachondear a base de bien de los comunistas rusos actuales. Comunistas sin sentido del humor, abstenerse, porfa.

Hoy, 23 de febrero, es el Día del Defensor de la Patria, pero eso es desde hace relativamente poco. Hasta hace un par de años, el nombre oficial era el de "Día del Ejército Rojo y de la Marina de Guerra", lo cual quedaba, efectivamente, sumamente bolchevique. Sigue siendo día festivo, y sigue siendo un día importante, hasta el punto de que hoy he estado en un mitin electoral de los comunistas moscovitas, donde he sacado la foto que ilustra esta entrada. Con independencia de que a mi abuela le daría un patatús si resucitara y me viera en un mitin comunista, hay que decir que reconforta encontrarse en un lugar donde eres de largo el más joven de los asistentes. Incluso mi abuela, que ahora tendría 101 años, podría encontrar gente con la que compartir recuerdos de los años veinte.

Como,por ejemplo, la anciana entusiasta que nos repartió la edición especial de Pravda, con un artículo en portada de Ziugánov, el candidato a presidente, que no puedo resistir la tentación de traducir. Si alguien escribiera algo así en España, todos pensaríamos que era de Fuerza Nueva, no precisamente del PCE. Ahí va:

* * *

¡A ti, Rusia!

¡Compatriota!
¡Recuerda!

Tú eres parte de un pueblo asombrosamente dotado de talentos y de valor. De un pueblo que ha creado un estado inédito entre tres océanos, que ha cantado sonoramente los ideales del bien y de la justicia.

Este pueblo necesita un gobierno que responda a la grandeza de su destino. Sin él estamos decayendo y perdemos un millón de hermanos y hermanas cada año. Te están quitando las fábricas, los campos y los ríos. Te condenan a la pobreza y a la miseria.

Pero seguimos teniendo riquezas naturales únicas, restos de un poderío industrial, la herencia de grandes centros científicos de enseñanza. Aún queremos construir bellas universidades y naves espaciales, nuevas fábricas y templos del saber.

Afirmando la hermandad de nuestro pueblo, podremos alcanzar nuevas cimas. El ruso y el daguestaní, el yakuto y el tártaro, todos los pueblos del país vivirán como una sola familia en una Rusia libre. La alegre risa de los niños llenará nuestras casas. Y la vida de cada uno se llenará de sentido.

Esto puede ocurrir. Y ocurrirá. Que cada uno, simplemente, cumpla su deber el 4 de marzo.


* * *

Y lo firma Guennadi Ziugánov, no José Antonio. Cosas leeredes.

lunes, 20 de febrero de 2012

Reforma laboral

España se enfada. El Gobierno ha aprobado una reforma laboral que ha dejado los puestos de trabajo de los que aún están activos más inseguros que una inversión en acciones de bancos griegos. Ahora, las indemnizaciones por despido improcedente, en lugar de los 45 días por año trabajado, con un tope de 42 mensualidades, que había hasta ahora, pasan a ser, en la práctica, de 20 días por año trabajado, con el tope de 12 birriosas mensualidades, porque va a ser bastante sencillo encontrar las formas de eludir la indemnización de 33 días.

Los sindicatos han salido a la calle inmediatamente, y así el domingo pasado hubo manifestaciones en toda España, y mucho más numerosas de las que tenemos por aquí con motivo de las pasadas y futuras elecciones. No recuerdo que los sindicatos españoles se manifestaran cuando tuvo lugar el anterior recorte gordo, que fue en 1980, precisamente con la derogación de la Ley de Contrato de Trabajo de 1944 y la entrada en vigor del Estatuto de los Trabajadores, pero supongo que no lo recuerdo porque entonces era muuuy pequeñín ¿Cómo no se iban a manifestar entonces los sindicalistas españoles y los partidos obreristas? La Ley de Contrato de Trabajo sería franquista y todo eso, vale, pero la indemnización por despido era de 90 días por año trabajado. Noventa días. Como tengo algunos amigos revoltosos y levantiscos y se creen que soy de su cuerda, me están llegando al buzón mensajes llamándome a la rebelión "para que los trabajadores no perdamos lo conseguido en treinta años de democracia". En 1980 nadie llamó a las armas para defender lo conseguido en cuarenta años de... democracia orgánica, y más se perdió entonces. Creo que en Méjico también tienen todavía hoy indemnizaciones de noventa días por año trabajado, y no sé si en algún sitio más.

En fin. Dice el Gobierno que es para combatir el paro a medio plazo, porque a corto hasta el Gobierno reconoce que va a haber más paro todavía. También dice que con esta regulación nos acercamos a Europa. A ver si ponen los salarios españoles como los alemanes, para acercarnos aún más a Europa, porque acercarse a medias como que no.

¿Y en Rusia? Seguro que pensaríamos que este bendito país, vanguardia del proletariado mundial durante tantos años, ha conservado una legislación laboral ejemplar que protege a los trabajadores de los explotadores burgueses, evitando que sean carne de cañón del podrido capitalismo occidental.

Bueno, pues la indemnización por despido en Rusia es de, ¡tachán!, dos meses de sueldo, así lleves en la empresa medio año o toda tu vida laboral. Los salarios son, de hecho, lo que dicte el mercado puro y duro, porque el salario mínimo es una miseria completa. Aquí quería ver yo a la UGT, CCOO, CNT o LAB montando huelgas.

Uno pensaría que, si en España, con un régimen de relaciones laborales tan, ejem, generoso, los sindicatos se han echado a la calle indignados y ya se oyen rumores de huelga general, como ya la hubo el año pasado por mucho menos, en Rusia los sindicatos deberían estar echándose al monte, como los guerrilleros del Caúcaso.

Pero no. Los sindicatos en España son un ente bien visible, todos conocemos a alguien que está afiliado, vemos a sus líderes por televisión y convocan movilizaciones y huelgas. En Rusia, los sindicatos son un ente de ficción, como los elfos y los vuelos puntuales de Iberia. Están en la legislación laboral como en una nebulosa con la que hay que contar, pero en Moscú yo no recuerdo haber visto a ningún sindicalista (la verdad es que tampoco a un elfo, ni mucho menos un vuelo puntual de Iberia), ni una manifestación por los derechos de los trabajadores, ni muchísimo menos una huelga, ni parcial ni general.

Dentro de poco hay elecciones presidenciales, y se supone que, puesto que Rusia va razonablemente bien, sería el momento de soltar alguna promesa de impacto que permita a los trabajadores pensar que puede existir un mundo laboral más estable. Pero los trabajadores yo diría que ni sueñan con que sus condiciones puedan ser mejores, así que nadie pide nada ni se les promete nada, con lo que los cinco candidatos les ignoran más que las azafatas de Iberia a sus pasajeros. Putin, que es el futuro presidente, passa del asunto, porque ya sabe que le van a votar; Zhirinovsky es liberaldemocrático, así que, al menos por la parte de liberal, no creo que vaya a tocar nada de los derechos laborales; Prójorov es un empresario multimillonario, así que poco progreso se va a ver por ahí. Y los que se supone que son de izquierdas, Mirónov y Ziugánov, hablan mucho más de los pensionistas y veteranos que de aumentar las indemnizaciones por despido.

Así las cosas, uno ve las manifestaciones sindicales del pasado domingo en España y se sonríe por lo bajinis. Y mientras tanto, las manifestaciones siguen en Rusia, pero sin relación alguna por los derechos laborales, sino por política pura y dura y por el cambio o la permanencia del sistema, algo que en España, con algunas excepciones (¿el 15-M es una excepción?) no ocurre desde hace bastante tiempo.

viernes, 10 de febrero de 2012

A -20º, todo vale para calentar el ambiente

Las manifestaciones del pasado fin de semana, para los que hayan estado siguiendo la prensa internacional, e incluso la prensa rusa, dan la impresión de haber sido un acontecimiento planetario que haya sacudido los cimientos de la sociedad rusa.

En realidad, y desde la perspectiva de los que vivimos aquí, apenas se notó.

Los que viven en las afueras, que son la gran mayoría de los moscovitas, no tuvieron ni que darse cuenta de que había unas cuantas multituditas dando la vara por el centro. Bastante había con los veintipico bajo cero, y bajo un sol de justicia helada, que nos estaban cayendo encima. Los que vivimos en el centro, vale, tuvimos que esquivar un par de marchas, pero tampoco hubo para tanto.

Se manifestaron los chicos de la oposición antisistema en Bolotnaya Ploschad. Bueno, digo "antisistema" por llamarlos algo y porque así los llama la gente, pero éstos se parecen tanto a los del 15-M como un ladrillo a una fiambrera. En realidad, son clase media, sector privado, y gentes, en general, poco amigas de violencias y de jaleos, aparte de cuatro bichos raros. Como siempre, el número de asistentes varía según las fuentes: los convocantes hablan de 120.000 y la policía de 35.000. Me conformo con 35.000 y voy a creerme que éstos no pagaron a nadie para que se manifestara con ellos. Siendo así, con el frío que hacía, convocar a 35.000 personas tiene mérito.

Rusia Unida logró juntar a muchas más de cien mil personas en Poklonnaya Gorá, por lo que tendrá que pagar una multa al municipio, al haber incumplido la petición de 50.000 manifestantes que habían realizado. Putin dice que él también se rascará el bolsillo y aportará algo, a pesar de que él no estuvo en la manifestación y ni siquiera pertenece a Rusia Unida. Voy a secarme la lágrima que me rueda por la mejilla...

Los participantes, al parecer, eran sobre todo trabajadores del sector público, probablemente con muchos menos rublos en el bolsillo que los de la otra manifestación, y ciertamente cabe la posibilidad de que haya habido algún toque en los centros de trabajo para que asistan, como sueltan a voz en grito los diarios de todo el mundo, enfadados porque haya más gente que sea partidaria de Putin, ese genocida, que de la oposición, que todo el mundo sabe que toca el arpa y tiene dos alitas que les salen de la espalda. Así y todo, yo no me termino de creer que alguien que no quisiera realmente ir a la manifestación de Putin haya terminado yendo a la fuerza. "Algo" de simpatía, o curiosidad, o lo que sea, sí que debían de tener.

La tercera manifestación en número de participantes, y de la que no ha hablado, naturalmente, ningún medio, más que esta bitácora, es la del LDPR, en plena plaza Pushkinskaya, que convocó, según fuentes del propio partido (creo que la policía ni se ha molestado en dar una cifra) a tres mil personas que estuvieron escuchando a Zhirinovsky y Anpílov, vaya par de dos. Zhirinovsky, por cierto, fue el único candidato a la presidencia que intervino en cualquiera de las manifas. Aúpa.

La cuarta fue la que me tocó las narices. Unos disidentes de la manifa gorda de la oposición, quejándose de que en la manifa principal había nazis y comunistas, montaron una diferente en prospekt Zajárova... que es la calle por donde vuelvo todos los sábados de la compra. Total, calle cortada, rodeo del quince, calles atascadas alrededor, y eso por un par de cientos de caprichosos que no se querían manifestar con el resto de la gente. Ojalá se les hubiera colado algún nazi. O comunista.

Como comer y manifestar, todo es empezar, los grupos convocantes le han tomado gusto al asunto. El 23 de febrero, que es festivo y Día del Defensor de la Patria (antes Ejército Rojo), los grupos patrióticos han convocado la suya, y Rusia Unida no podía faltar, ni los comunistas tampoco (en España los comunistas no me casan mucho con el término "patriótico", pero aquí son lo más de lo más), con lo que va a haber dos manifas más. Los opositores se decantan más por el 26 de febrero que, aunque es domingo, creo que es laborable.

Qué murga, tú. Sólo espero que para entonces no haga tanto frío.

Y, a todo esto, a mí me está empezando a recordar esto una situación histórica parecida, en que el poder tenía la mayoría de las simpatías de la gente, pero acabó habiendo una revolución. Rusia Unida no es el gobierno zarista, ni la oposición es precisamente el partido bolchevique, por eso supongo que la cosa no irá por ahí, pero las comparaciones son dignas de un análisis.

Pero eso será otro día. Hoy se hace tarde.

viernes, 3 de febrero de 2012

La otra manifa

Todos los medios del mundo mundial se han hecho eco de la manifa convocada por la oposición a Putin (y a Rusia Unida, pero Putin seguiría siendo importante sin Rusia Unida, y al revés no está claro), y que tendrá lugar mañana en Bolotnaya Ploshad (la plaza Pantanosa, si traducimos). Estará la oposición no encuadrada en partidos políticos (ni siquiera ilegales), además de los chicos de Yabloko, algunos representantes del partido comunista y simpatizantes varios. Supongo que no estará Limónov, que se empeñó en manifestarse el día 31 con unas cuantas decenas de partidarios, que ya son ganas, con el frío que hacía, y fue detenido, como todos los días 31. Hay cosas que ya empiezan a ser una costumbre.

En esta ocasión, las autoridades han sido originales y desusadamente permisivas: no sólo han permitido la manifestación, sino que no hay aforo límite (se habla de 50.000 personas, halaaaaaa), y además les van a permitir desplazarse por la ciudad, cosa de kilómetro y medio, entre la plaza Oktyabrskaya, debajo mismo de la estatua más tocho de Lenin que queda por Moscú, y a través de la Bolshaya Yakimanka, cortando el tráfico. Supongo que han pensado que no hace falta limitar el número de manifestantes. Como en otras ocasiones, ya se encarga de eso el general Invierno, que este año está especialmente pejiguero. Toma cambio climático. Por cierto que me consta que en España también hace fresquillo. Nada, amigos, no está mal que toque por allí lo que aquí tenemos día sí, día también, durante varios meses al año. Solidaridad.

En realidad, la de la oposición no es la única manifestación. Hasta cuatro manifestaciones me han contado que hay programadas en distintos puntos de la ciudad. Menos mal que esta ciudad tiene más puntos que una impresora matricial, y van a caber todos. Bueno, todos los que tengan ganas, porque hay que estar muy convencido (o muy bien pagado) para manifestarse un par de horas a veintipico bajo cero. Yo, desde luego, no pienso hacerlo.

Destacaré otra manifestación: la del nunca suficientemente ponderado Partido Liberal-Democrático de Rusia, "por una democracia limpa y honesta". Para mi enorme sorpresa, uno de los oradores invitados es nada menos que Víktor Anpílov, líder del movimiento "Rusia Obrera". Víktor Anpílov, que por cierto habla español estupendamente, no en vano fue corresponsal en Hispanoamérica en los ya lejanos tiempos soviéticos, pasa por ser un comunista sovietizante de los de toda la vida, que se separó del Partido Comunista de Ziugánov por ser éste demasiado condescendiente con el capital, y también ha coqueteado con movimientos nacionalistas rusos (el comunismo ruso hace tiempo que tiene muy poquito de internacionalista), pero no sabía yo que simpatizara ahora con un partido que, después de todo, es "liberal" y "democrático", siquiera sea de nombre.

En todo caso, es un tipo interesante. Vamos, no me acercaré a Pushkinskaya a las doce a oírlo, porque un valenciano como yo los fríos extremos los aguanta cuando no hay más remedio y porque tengo entendido que a las manifas del LDPR suele ir gente que cobra por asistir, y no tengo ganas de ser el único tontaina que fuera gratis, porque, si no...

miércoles, 1 de febrero de 2012

En campaña

- Ro, dentro de poco habrá elecciones presidenciales.

- ¡NOOOOO!

Pero se rio. El grito lo lanzó para disimular, pero en realidad le gustan las elecciones.

- ¿Quién va a ganar?
- Putin, claro.
- Se presenta más gente. Bueno, se presentan los mismos de la otra vez.
- ¿Sí?
- Sí. Se presenta, por ejemplo, Zhirinovsky.
- ¿Quién es Zhirinovsky?

Vaya. Parece que la campaña del LDPR en las últimas elecciones parlamentarias no contemplaba el debido bombo y platillo a su cabeza de lista.

- Zhironovsky es... "хватит терпеть!" (¡Basta de aguantar!)

Y señalé con el dedo a Ro de manera demostrativa. "¡Basta de aguantar!" era el eslogan del Partido Liberal-Democrático de Rusia, el de Zhirinovsky, en las últimas elecciones.

- Ah, ése... uf...
- A ti el que más te gusta es Putin, ¿no?
- Sí, papá, es que, fíjate, los demás sólo dicen lo mal que va todo y lo que van a hacer, pero Edinaya Rossiya habla del pa-sa-do. Habla de cosas que ya ha hecho. De cosas buenas que ya ha hecho, no de lo que dicen que van a hacer. Ésa es la diferencia.

Jo con la chiquilla. Nos ha salido conservadora.

- Pero bueno, tú también oyes a Medvédev declarar una vez cada dos o tres días que va a acabar con la corrupción, ¿no?

Ro se paró dos segundos, mientras pensaba, y luego me preguntó pícaramente.

- Bueno, papá, y tú, ¿cómo acabarías con la corrupción?

Silencio.

Qué puñetera...

lunes, 30 de enero de 2012

Cochifestación

Ya hemos visto en algunas ocasiones que manifestarse en Moscú no es sencillo y que las autoridades municipales buscan reducir el impacto de las manifestaciones opositoras, poniéndoles un aforo máximo ("Podéis manifestaros, pero no podéis ser más de doscientos."), limitando su movilidad ("Os quedáis quietecitos en la plaza y nada de marchar, que hay atascos.") o mandándoles dos mil policías por si acaso ("Es para protegeros, por si el pueblo se indigna contra vosotros."). Las manifestaciones a favor del Gobierno gozan de mayor indulgencia, pero eso es circunstancial y no debe entenderse como un sesgo de las autoridades municipales en sus opiniones políticas.

En estos casos, el ingenio de los manifestantes se pone a prueba. Y eso se vio ayer, domingo y único día de la semana en que no hay tantos atascos en el interior de Moscú. Volvía yo con la tropa a casa con el coche, que es el único día de la semana en que lo uso y soy capaz incluso de meter tercera a veces, y he aquí que, para mi horror, me encuentro en el cruce del anillo con la Tverskaya un atascazo del quince. Un domingo a las dos y media de la tarde, Dios mío. Quousque tandem?

Cuando, después de esquivar un par de callejones comprometidos, llegué al túnel de Mayakovskaya, vi que en la calle había unas cuantas personas, no más de veinte, agitando pasquines y saludando a los coches que pasaban con alegría y desparpajo. "¿Y eso?", me pregunté. Resulta que el coche que había a mi lado llevaba un cartelito, no muy visible, que ponía "За чистые выборы!" ("¡Por unas elecciones limpias!"). Por el otro lado había coches con pompones blancos, como si fueran a una boda, estaba rodeado de automóviles sediciosos y se había montado un atasco como los de todos los días, maldición.

Vamos, que, sin comerlo ni beberlo, me había metido en una cochifestación contra el Gobierno, y supongo que estamos metidos en las cifras de cochifestantes insurrectos. No se lo comenté a Ro, que es partidaria de Putin y de Rusia Unida y cualquier cosa menos una chica subversiva, por no ponerla nerviosa ¡Ella, manifestándose contra el Gobierno!

No deja de ser una maniobra interesante de la oposición. Manifestarse a la intemperie a veintitrés bajo cero es, por lo menos, jodidillo, mientras que poner un par de cartelitos en el coche y darte un paseíto por el anillo es otra cosa. Y lo hacen en domingo porque los días de entre semana el anillo está directamente intransitable y tres mil coches más no se iban a notar mucho.

Esto se está poniendo original. A ver si en verano la oposición monta una bicifestación, para que me sienta como en casa. Si lo hacen, es posible que incluso me dé por asistir. En Valencia no lo he hecho nunca, pero en Moscú me lo plantearía.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Vuelta a los chistes

Naturalmente, los rusos, que muchas veces ya he escrito que son muy buenos a la hora de hacer chistes, ya se han metido con el resultado de las elecciones parlamentarias rusas. Hoy la entrada es simplemente el chiste. Como siempre, primero en español y, más abajo, en el ruso original. El que pueda leer en ruso, que lo haga, porque los chistes traducidos suelen perder bastante gracia. Ahí va:

Barack Obama llama a Medvedev y se queja de que es muy probable que el Partido Demócrata pierda las elecciones al Congreso de los EEUU.

Medvedev le dice: "¡Chorradas! Voy a ayudarte. Tengo un superespecialista en elecciones. Se llama Chúrov (es el de la foto, presidente de la Comisión Electoral Central). Irá a verte y lo arreglará todo."

Pasaron las elecciones en los Estados Unidos. Medvedev llama a Obama a ver qué tal ha ido todo.

Y dice Obama: "En general todo ha ido tranquilo. Sólo que el resultado ha sido un poco raro. En todos los estados ha ganado con gran diferencia Rusia Unida."

* * *

Y ahora en ruso.

Барак Обама звонит Медведеву и жалуется, что есть большая вероятность, что его демократическая партия проиграет на выборах в конгресс США.

Медведев говорит: "Фигня! я тебе помогу. Есть у меня мега-спец по выборам, Чуров его фамилия. Он к тебе приедет - все уладит".

Выборы в США прошли. Медведев звонит Обаме узнать что-да-как.

Обама говорит: "Да вобщем-то все тихо-спокойно прошло. Только вот результат странный какой-то - во всех штатах с большим отрывом победила Единая Россия".

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Eligiendo

El problema con las elecciones rusas es que absolutamente todo es mentira, pero nadie se atreve a decirlo claramente por si los mamporros. Mentira son los candidatos oficialistas, mentira son los candidatos opositores, mentira son los asistentes a los mítines y, por supuesto, mentira son los resultados electorales. Las autoridades rusas han llegado a un extremo de desfachatez que no se molestan apenas en disimularlo. Todo en las elecciones rusas está diseñado para que existan, pero las cosas no se muevan demasiado, y para que el voto de los electores no sirva para nada. A esto lo llaman "democracia" y, a veces, "dictadura de la ley" (se ve que no se refieren a la ley electoral).

En mi opinión personal, Rusia Unida no necesita tantas trampas para ganar las elecciones. Yo creo que las hubiera ganado de todas maneras, pero, en primer lugar, no con el 48% de los votos. Tampoco la participación hubiera sido del 60%, sino muy inferior. Muchos rusos saben, y lo cuentan en privado, que hay numerosos casos en los que los votos de los que se han abstenido aparecen de repente, con un tremendo porcentaje a favor de Rusia Unida. A una mala, la Comisión Electoral Central está como garante último de estabilidad del sistema.

Pero es que hay casos flagrantes que no pueden hacer pensar sino en que todo no es trigo ¿Alguien se cree que en Chechenia la participación pueda llegar a ser prácticamente del 100%, y que prácticamente todo el censo haya votado por Rusia Unida? Eso quiere decir que han votado por Medvedev hasta los guerrilleros barbudos que están pegando tiros por las montañas. Vengaaaa... aquí lo que ha pasado es que el glorioso presidente de Chechenia, Ramzán Kadyrov, un tipo con el que es mejor estar de acuerdo, ha cumplido su promesa de hace unos meses acerca de que en Chechenia votaría por Rusia Unida el 100% del censo, o más. Sí, dijo "o más", y casi lo consigue.

En general, el sistema ya está comprometido desde el momento en que el puesto de gobernador regional depende decisivamente de los votos que saque Rusia Unida en tu territorio. Medvedev lo ha vuelto a decir tras las elecciones: será cosa de revisar los gobernadores en los lugares en los que Rusia Unida ha tenido un mal resultado. En principio, parece lógico que esos lugares sean los sitios donde hay descontento, y que cambiar el gobernador puede ser una opción razonable, pero la consecuencia es que un gobernador puede ser un auténtico cenutrio con patas, y así y todo no se le medirá por sus logros, ni por las oes con un canuto que sea capaz de hacer, sino por los votos que tenga Rusia Unida. Obviamente, lo que va a hacer cualquier gobernador que quiera seguir siéndolo es inflar el número de votos de Rusia Unida como sea. Y "como sea" incluye todos los sistemas legales o ilegales, desde la compra de votos, las amenazas a los jefes de zona, directores de fábricas o responsables varios y, si todo esto no funciona, simplemente contando mal. Es toda una pirámide de intereses: Medvedev presiona al gobernador, el gobernador al jefe comarcal, el jefe comarcal al director de zona, y así sucesivamente. A mí me recuerda los logros del plan quinquenal, cuyas previsiones se cumplían sí o sí.

En estas circunstancias, como si no fuera bastante que en Rusia sólo haya siete partidos políticos legales, y que crear uno nuevo es algo que no se puede imaginar ni Isaac Asimov, nadie protesta demasiado, por si acaso. Los ocho mil manifestantes en Moscú, ciudad que tiene doce millones de habitantes, es una cifra irrisoria, pero es la mayor de los últimos quince años. El hecho de que haya unos cuantos millares de personas decididos a que no les tomen el pelo y a patearse la calle a cero grados y chapoteando en el fango, al menos, es una novedad.

El problema es que unas elecciones limpias, en las que seguramente también ganaría, no son una opción para el partido del poder, porque tiene miedo de que pase algo que no sea capaz de controlar. Los tres partidos parlamentarios de la sedicente oposición tampoco gritan muy alto, porque fuera del sistema hace mucho frío y fuera del parlamento no se comen un colín. De los otros tres partidos extraparlamentarios, dos son hechura del Kremlin, y el tercero, Yabloko, tampoco se pasa gritando, probablemente porque tiene bien presente dónde está ahora el mecenas que financiaba sus campañas, un tal Jodorkovsky. Las demás organizaciones son ilegales, por lo que se les puede detener y encarcelar en cuanto reúnan a demasiada gente.

Todo esto me está comenzando a recordar a las sucesivas Dumas Imperiales rusas, y creo que todo el mundo sabe cómo acabó aquello, así que es comprensible que los ocupantes actuales del Kremlin no quieran terminar como los que entonces ocupaban el Palacio de Invierno. Pero que no lo llamen democracia, por favor, que eso sí es hipócrita. Nicolás II, al menos, tenía clarísimo que él de demócrata no tenía nada, y no se cortaba un pelo en llamarse autócrata. Pedir lo mismo de los gobernantes actuales debe ser demasiado, pero algo de decencia, al menos, debería quedarles.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Masas

Ahora que, por fin, las elecciones han terminado, tanto en Rusia (habrá otras, claro, con resultado tan meridiano como éstas) como en España, ha llegado la hora de relajarse. No es hora de hablar de los fraudes, en la campaña (bueno, de ésos ya vimos alguno) o en el recuento de votos, o donde sea, porque todo vale y, si no hay suficiente gente dispuesta a votar como es debido, es evidente que hay que tomar medidas. No. Hoy pienso, sobre todo, en los organizadores de la campaña electoral, que posiblemente se irán a la cama con más tranquilidad que otros días.

Y es que la vida de los organizadores de eventos es dura. Muy dura. Un mitin político no es más, después de todo, que un evento, y yo, que al menos un par de veces al año me dedico a la organización de eventos, no puedo sino compadecer a los pobres responsables del asunto. Y no es fácil, no, organizar un evento en Rusia. Los rusos tardan en confirmar su participación; la confirman y luego no van; hay mucha informalidad, vamos.

Imaginemos un mitin político típico. A los rusos de a pie de calle, la política les trae mayormente sin cuidado, y además en diciembre hace un frío del carajo ¡Como para ir a escuchar a los candidatos a diputado! Sin embargo, hay una cosa que no puede permitirse un organizador de eventos: un fracaso. Eso nunca. Los eventos siempre son un éxito.

Como lo que acabo de decir no es verdad, el organizador de eventos en Rusia tiene que conformarse con un "second best", consistente en algo así como: "Ya que el evento, seguramente, no va a ser un éxito, me conformaré con que lo parezca" ¿Y cómo se consigue que la cosa parezca un éxito? Llenando la sala, o lo que sea, con gente, aunque acaben yendo una pandilla de comunistas a los mítines liberal-democráticos de Zhirinovsky (Хватить терпеть!). El caso es que el líder (o sea, el cliente, desde la perspectiva del organizador de eventos) no se encuentre sin auditorio, sino que crea que está arengando a sus enfervorizados votantes.

¿Cómo conseguir auditorio? Parece sencillo en una ciudad de doce millones de habitantes, pero estos habitantes son duros de pelar. Ahora bien, y menos mal, aquí las nuevas tecnologías han venido en auxilio de quienes organizamos eventos. Si alguien no lo cree, no tiene sino que pasar por la página definitiva para estos casos: Massovki.ru.

Si usted tiene un evento "de masas" y dinero para asegurarse contra los fracasos, massovki.ru es su página. Un anuncio, "organizo evento en tal sitio y pago tanto por asistir", y asunto resuelto. Hay auténticos profesionales de asistencia a eventos masivos, y todos ellos tienen massovki.ru en el primer lugar de la lista de favoritos de su navegador.

Naturalmente, en estos tiempos de alta temporada de partidos políticos (aunque en Rusia sólo haya siete partidos políticos legales), los principales clientes de massovki.ru son los organizadores de sus campañas. A lo mejor puede resultar desilusionante para el lector español medio saber que, si en España ya pensamos que la política es una farsa, lo de Rusia ya excede con mucho lo que pasa en nuestro país, hasta el punto de que faltan las palabras para describirlo. Todo, y cuando digo todo me refiero a absolutamente todo, es pura mentira. No sólo los resultados electorales, que también, sino la misma campaña electoral, y posiblemente aventuro que hasta los mismos candidatos sean de cartón piedra y hayan sido reclutados en páginas como ésa.

Basta con ver el apartado de "eventos de masas de carácter político" para darse cuenta de que los participantes en los mítines del LDPR son de pega, de que la señora que me repartió el otro día un pasquín de Yabloko era tan de Yabloko como yo torero, y de que los pocos comunistas jóvenes que aparecen por los mítines del partido comunista es poco probable que sean realmente comunistas.

Finalmente, me precipité al decir que los organizadores de eventos contratados por los partidos políticos iban a poder dormir tranquilos esta noche. Uno de ellos tendrá que esperar un poco para dormir a gusto. Me refiero al abnegado organizador de la fiesta de la victoria electoral de Rusia Unida, que lleva unos cuantos días buscando gente en massovki.ru para no dejar a Medvedev sólo ante su victoria. Los encontrará, seguro.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Campañas

En todos los países donde hay elecciones, el que las convoca está interesado en que la gente vote, y por eso trata de ponérselo fácil a los votantes y de fomentar su participación con campañas de publicidad. La excepción es España y el voto de los residentes en el extranjero, que se ha convertido en algo imposible, pero ésa es otra historia.

Los poderes públicos realizan sus campañas de fomento de la participación con eslóganes como "¡Vota! Tu país te necesita" o "Si no votas, no protestes" o "Tu voto cuenta", entre otros de escasa originalidad, pero que en todo caso animan al acto del voto en general, obviamente sin decantarse por ninguna de las opciones concretas que se ofrecen al elector. En Rusia también hay una campaña semejante, claro que sí.

Pero, de momento, quedémonos en otro asunto y veamos la imagen siguiente, tomada hace un rato (está bitácora es en diferido, pero me imagino que la cosa sigue igual):



Se trata del bulevar Tverskoy, en las inmediaciones de la plaza Pushkin, uno de los lugares más transitados de Moscú. Vemos en una marquesina de autobús el cartel electoral de Rusia Unida, el partido preferido de mi hija Ro. Acerquémonos un poco para verlo mejor.



He ahí. El cartel electoral oficial de Rusia Unida con su lema "Сохраняем. Для жизни. Для людей". "Conservamos. Para vivir. Para las personas." Con un fondo en el que se representan gentes de toda condición, y en segundo plano la silueta de una ciudad en tonos azul claro. Y anima a votar a Rusia Unida, claro. Rusia Unida no tiene ideología conocida, pero ellos dicen que son conservadores y su lema electoral parece apuntar en esa dirección.

Si volvemos a la primera imagen, vemos a lo lejos, unos pocos metros más allá, otro cartel electoral ¿Lo ven? Sí, está ese soporte junto a la pared. También aquí nos acercaremos un poco para que no quede lugar a dudas. Sí, aquí está.



No, no es el juego de las siete diferencias. Ese cartel electoral de ahí no es un cartel de Rusia Unida. Es nada menos que la campaña institucional para animar al voto, pagada con fondos públicos. Es cierto que tiene exactamente el mismo color y la misma imagen que el cartel partidista anterior, pero el lema es diferente. Голосую за Россию! Голосую за себя! O sea: ¡Voto por Rusia! (no dice "Unida", eso sí) ¡Voto por mí!

En opinión de Rusia Unida, y no digamos de la Comisión Electoral Central, este fenómeno (y no es el único sitio en Moscú donde ambos carteles están a pocos metros uno de otro) es pura casualidad y en ningún caso constituye una infracción a la legislación electoral rusa. Se trata, dicen los responsables del tinglado, de una imagen que se puede encontrar en internet, en bases de datos de gráficos, es de uso libre, y el hecho de que los creativos de ambas campañas la hayan utilizado no es sospechoso de favorecer a ningún partido, qué va.

Se lo voy a decir a Ro, a ver qué le parece. Si le parece bien y que todo esto es pura casualidad y que qué cosas tienes papá, me da a mí que voy a cerrar la bitácora. Se empieza así, y se acaba como el padre de Pavlik Morozov.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Eligiendo a los padres de la patria

Mientras nos acercamos corriendo al monasterio Novospassky, han tenido lugar las elecciones en España, con el resultado que era de suponer, y está teniendo lugar la campaña electoral para las elecciones en Rusia, que tendrán lugar el 4 de diciembre, y que también terminarán con el resultado previsto. Si, en el caso de las elecciones españolas, podría haber algunas dudas, en el caso de las rusas no es necesario tenr cualidades proféticas para vaticinar que el ganador de las elecciones parlamentarias será "Rusia Unida", partido cuya lista encabeza el actual presidente, Dmitry Medvedev, que, sin embargo, no pertenece al partido. Ya sé que parece raro, pero aquí esas cosas se ven de manera natural. En otros sitios de democracia partidocrática, como España, el poder lo obtiene el partido más importante, según los resultados de las elecciones, y va cambiando de manos.

Aquí, no. Aquí, el partido está al servicio del poder, y a veces es el poder el que cambia de partido. Ya ha pasado en alguna ocasión, y nunca se sabe si volverá a suceder.

En España sólo se habla de política entre conocidos muy conocidos y sólo cuando hay mucha confianza. Rusia es mucho más abierta con eso y la prueba la tengo con mis tres hijos, y en particular con la segunda.

Pasábamos por Barrikadnaya, cerca del zoo, donde el nunca suficientemente alabado LDPR ha colgado unos pasquines de las farolas con el lema claro, directo y diáfano que tiene en esta campaña: "За русских!", con la foto de Vladimir Zhirinovsky y el gesto agresivo sin el cual pierde tanto. El LDPR no necesita más lema ni más zarandajas para que sus votantes sepan por dónde ir, y parece que eso le será suficiente para superar sin problemas la barrera del 7% y volver a entrar en la Duma.

- ¡Qué barbaridad! No me gustan nada los lemas electorales de los partidos - dijo Ro.

Ro es una chica interesada por la política rusa. Se levanta todos los días a las siete menos cuarto de la mañana, se lava y se viste, y se pone delante de la tele a enterarse de lo que pasa por el mundo y, en estos casos, a ver los espacios electorales gratuitos.

- No me gusta nada los del Yabloko, ni los Rusia Justa. Se pasan el rato criticando. Me gusta sólo el de Rusia Unida, que cuentan las cosas que han hecho y que van mejor gracias a ellos.

- ¿Sí? - pregunté sin volver la cabeza.

- ¡Sí! Los de los demás partidos son unos pesados. La mejor publicidad es la Rusia Unida. Los demás están criticando esto y aquello. Yo, si pudiera votar, votaría por Rusia Unida.

La verdad es que yo no me he planteado nunca a quien votaría si pudiera hacerlo. Bueno, a los lectores de esta bitácora no les es extraño que paso muy buenos ratos con Zhirinovsky, pero claro, que yo vote a Zhirinovsky es más o menos lo mismo que un musulmán radical votando a Anglada, y no parece probable. El caso es que tengo una hija que, en el imposible caso que tuviera algún día derecho a voto en Rusia, reforzaría la mayoría que, ya de por sí, va a obtener Rusia Unida.

Lo chocante del caso es que Rusia Unida va a recurrir (está recurriendo de hecho) a todo tipo de martingalas con tal de sacar una mayoría gorda, pero gorda de verdad. Y la verdad es que no lo necesita, o al menos no da esa impresión. Si no hiciera ninguna martingala, sacaría con casi total seguridad más del 50% de los votos, lo cual en el caso de España es el más salvaje de los sueños de cualquier político, pero aquí, para alguien de Rusia Unida, todo lo que no llegue al 66% es poco menos que motivo de expulsión del gobernador regional que no haya sacado un porcentaje superior a ése. Por eso hacen todo tipo de trucos que en cualquier país occidental serían vetados poco menos que automáticamente por la junta electoral que tocara.

Aquí, no. Aquí, la junta electoral se ocupa de investigar concienzudamente a los partidos... excepto a Rusia Unida, que prácticamente campa por sus respetos. A ver si otro día saco algunos pasquines de los partidos. El de Rusia Unida, en particular, merece la pena.