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viernes, 24 de junio de 2011

Distintos collares

Como veíamos en la entrada anterior, una de las contribuciones más importantes del presidente Medvedev al bienestar de la nación rusa ha consistido en cambiar de nombre a las fuerzas de seguridad del Estado más numerosas, que van a pasar del pretérito nombre de «milicia», que evoca arbitrariedades, sobornos, corrupción e ineficacia, a la futura «policía», que es todo un canto a la eficiencia, gestión responsable, buen gobierno y seguridad ciudadana.

No siempre fue así, claro. En los albores del siglo pasado, cuando se produjo el cambio de denominación inverso, «policía» evocaba represión, zarismo, oscuridad y opresión, mientra que «milicia» evocaba libertad, pueblo dándose seguridad a sí mismo, revolución, futuro y lagrimones de emoción cayendo por las mejillas.

Es curioso esto de los cambios de denominación. Incluso parece que cambie algo más. Eso me recuerda hace unos cuantos años, cuando en Valencia hacía poco que había cambiado el color del gobierno y los peperos zaplaneros habían reemplazado a los sociatas lermistas. En Moscú había una feria de turismo y a ella enviaron los gobernantes valencianos a un joven castellonense con voz atiplada, ropa de marca, gomina abundante, modales amanerados y acento de chaval bien (en castellano, por supuesto; en valenciano quizá llegara a saber el infinitivo de «parlar»). Como no es tan habitual encontrar valencianos por Moscú, me dirigí a él con simpatía:

- Ah, ¿vienes de Valencia? Tú debes ser del ITVA.
- ¿El ITVA? - el pepero pijo me miró con cara de asombro.
- Sí, hombre, ¿no es el Institut Turístic Valencià?
- ¡No! El ITVA era lo que habían hecho los socialistas. Nosotros tenemos la AVT.
- ¿La qué?
- La «Agencia Valenciana de Turismo».
- ¿Y no es lo mismo? - ay, que joven e inexperto era yo por aquel entonces.
- Pues claro que no. Es totalmente diferente, saes. Esta tiene presupuesto propio, gestonado de manera competente, osea, no como hacían los socialistas ¡La misma cosa, dice! No, no, qué pensamiento...

Me di la vuelta para abordar a un conocido que, habiendo trabajando en la ITVA, había seguido en la AVT, y al que habían mandado a la feria porque se desenvolvía bien en Moscú, donde había vivido año y pico.

- ¿De dónde habéis sacado a este tío?
- Calla, calla, que es del PP de Castellón y lo han puesto de subdirector.
- Pues macho, os compadezco.

Medvedev, en cambio, no ha sido tan categórico como lo fueron los peperos valencianos con motivo de su subida al poder en Valencia. El nuevo nombre, policía, no es excluyente desde el primer momento, sino que será compatible con el antiguo, milicia, hasta el final de 2011.

Cosa lógica. Está visto que se quieren tomar su tiempo para pintar los coches patrulla, porque el de la foto es el primero que veo con la nueva denominación.

lunes, 7 de febrero de 2011

Señales de tráfico

En Rusia, las señales de tráfico son un poco diferentes a las españolas. La mayoría son las mismas, de acuerdo, pero hay algunas diferencias. Una de las que me llama la atención es la de paso de peatones. En Moscú cruzar la calle es complicado, así que no es de extrañar que las autoridades se hayan esforzado en señalar bien los lugares por donde los peatones podríamos pasar, aunque los automovilistas los ignoren sistemáticamente, a no ser que cojees o hagas uso de alguna otra argucia.

En España, la señal existe, pero no es la misma. En España, la señal, que es una señal de peligro, y por eso tiene forma triangular y marco rojo, está situada antes del paso cebra, y simplemente advierte al automovilista de que a unos cuantos metros viene un paso de peatones y de que ya puede ir frenando.

En Moscú, no. En Moscú, la señal está situada justo en el mismo lugar donde está situado el paso, no unos metros antes. Y no es una señal de peligro, sino una simple información: tiene forma cuadrada y color azul. Indica que ahí hay un paso de peatones, y tú ya sacarás tus conclusiones.



La razón es que, así como en España es evidente dónde hay un paso de cebra, y sólo hay que mirar al suelo unos metros por delante para darse cuenta, en Moscú no es así, y menos en estas fechas. Veamos la fotografía ampliada del lugar donde se encuentra la señal anterior.



Cuando nieva, y los quitanieves no son muy diligentes, las líneas en el suelo son una entelequia apenas vislumbrable.



Y lo malo de echar Dios sabrá qué mejunjes al suelo para que no se forme hielo es que la pintura tampoco aguanta.

Así que las señales de tráfico verticales sirven para que todos, tirios y troyanos, peatones y automovilistas, sepamos que, aunque nos cueste creerlo, ahí hay un paso cebra y los peatones tienen preferencia. Bueno, en teoría.

lunes, 1 de noviembre de 2010

De compras (II)

En la entrada de hace una semana ya estuve hablando de lo que se puede comprar en los supermercados rusos ¿Que usted quiere una armadura? Pague y llévesela.

En España, las armaduras son difíciles de encontrar. Nosotros encontramos una este verano en el castillo de Puebla de Sanabria. Las niñas pasaron de ella muy ampliamente, pero Alfina, Ame y yo no perdimos la ocasión y demostramos que somos una familia de armas tomar. Por cierto que, por primera vez, en la foto se me pueden ver los ojos. De aquí al desnudo integral sólo queda un paso.



Pero no, no es eso lo único rarillo que se puede adquirir en un supermercado ruso. Alforfón sigue sin haber, al menos si no llegas a primera hora de la mañana y, así y todo, va a más del doble de precio que antes del verano. En cambio, qué de variedad de artículos, y qué marcas que usan ¿Os acordáis del Mitsubishi Pajero, y de las leyendas urbanas del Nissan Moco y el Mazda Laputa? Pues en Rusia tenemos una pequeña muestra.



Por ejemplo, unos dulces marca "Pepero", que difícilmente se podrán comercializar con esa marca en España, salvo que renuncies de salida a buena parte del mercado.



Seguimos con las marcas. Seguramente el que puso ésa no pretendía vender sus gorras en la Hispanidad. O eso, o busca un publico... no sé, afeminado, como poco. Ya sé que está de moda, pero no sospechaba que la cosa llegase a tales extremos.

Las prendas de camuflaje en Rusia son de un uso extendidisimo. Después de la disolución de la URSS, parecía que todos querían vestir como los gringos que les habían ganado la guerra fría. Pescadores, paramilitares, domingueros... todo quisqui se vestía como el fondo de pantalla de esta bitácora. Pero siempre se puede llegar un poco más lejos y desmarcarse de los tipos vulgares que se limpian el trasero con papel blanco corriente y moliente.



Eso sí, yo creo que aquí se han pasado.

lunes, 25 de octubre de 2010

De compras

En España, uno va a un supermercado y puede comprar comida, productos de limpieza, algo de menaje y, en algunos casos, cosas para adornar la casa.

Esto de aquí abajo es lo que puedes encontrar en algún que otro supermercado ruso.



Tres mil euros y la armadura es tuya. Y no será por falta de entuertos que desfacer, que aquí los hay a patadas. Eso sí, yo me probé una este verano, y si, como yo, no sois chatos, os recomiendo que paséis del yelmo.

lunes, 28 de junio de 2010

Ivánovo a vista de pájaro

En la penúltima entrada estuvimos viendo la Casa-Barco, uno de los edificios más emblemáticos de Ivánovo. La Casa-Barco tiene una gran ventaja sobre los congéneres suyos que vamos a ver hoy, y es que realmente parece un barco desde donde la mires. En cambio, vamos a ver lo que pasa con otros edificios de este jaez.

En los años treinta, cuando toda esta ilusión arquitectónica vanguardista se hizo con el mando entre la intelectualidad proletaria, se podían hacer cosas raras todavía. Más adelante, Stalin demostró que la vanguardia y la retaguardia no son más que situaciones en el plano, lo que demostró retrocediendo al gótico, pero eso fue más adelante. De momento, y en Ivánovo, veamos esta foto.


Se trata de la antigua sede de la KGB en Ivánovo, hoy ocupada por el Ministerio del Interior. Se conoce como la Casa-Bala (Dom-Pulya), y uno podría pensar que este apelativo viene por los instrumentos de trabajo de los ocupantes del edificio, y más en los años treinta. Pero veamos el asunto desde otra perspectiva.


Creo que queda claro. El edificio se llama Casa-Bala no por el tiro de gracia que los trabajadores del edificio pudieran dar a sus inquilinos ocasionales, sino porque, realmente, tiene forma de bala.

Veamos este edificio, situado no muy lejos del anterior.


Aparentemente, nada anormal. Una casa de vecinos normal y corriente. Uno no comprende muy bien, desde aquí, por qué este edificio aparece en todas las guías de Ivánovo como una de las edificaciones más destacadas de la ciudad, así que habrá que llamar en nuestra ayuda a Google Maps.


Y sólo así nos damos cuenta de que nos encontramos ante la famosa Casa-Herradura (Dom-Podkova). Diríase que los arquitectos hicieron la casa para que, sesenta años después, apareciera el Google Earth y todo quisqui pudiera admirar su arte. Porque, lo que es entretanto...

Hay más. Vamos a por el siguiente.


Se trata del Instituto número 32, que aparentemente es un lugar más anodino que una fiambrera, pero que en Ivánovo es conocido por el nombre de Casa-Pájaro. Uno se cuestiona si el nombre de Casa-Pájaro es por los pollos que cursan estudios en el centro escolar, pero claro, nunca está de más hacer una comprobación en Google Maps.


¡Y tanto que no está de más! No sé yo si será muy cómodo para los alumnos, pero el edificio tiene, efectivamente, la forma de un pájaro con las alas abiertas.

Éstos cuatro que hemos visto son los edificios emblemáticos de este período en Ivánovo. Yo creo que no son los únicos. Os invito a que escudriñéis por Google Maps en Ivánovo, que está a unos trescientos kilómetros al nordeste de Moscú, a ver qué encontráis. Yo he visto una Casa-Abrebotellas (muy práctica para apretarse cervezas, supongo), una Casa-Yunque, y una estupenda Casa-Teléfono, aparte de los que todo el mundo conoce. Pero eso quizá lo saque otro día, porque, después de todo, puede que el arquitecto lo hiciera a sabiendas y, bien mirado, también podría ser casualidad.

miércoles, 23 de junio de 2010

Más arquitectura roja: Ivánovo

Después de haber visto que, efectivamente, los arquitectos soviéticos eran perfectamente capaces de dar a los edificios que construían la forma de hoz y martillo, tanto en Ekaterimburgo como en Moscú, y donde hiciera falta, vamos a ser algo más indulgentes con ellos. Después de todo, dar a la planta de los edificios una forma particular no es un invento de ellos. Es bien sabido que las iglesias católicas tienen planta de cruz, e incluso el demonio siempre ha tenido la pretensión de imitar a Dios, así que no era de extrañar que también los bolcheviques intentasen emplear sus propios signos, aunque, ciertamente, el dibujito de la hoz y el martillo era más bien poco práctico a la hora de planificar, así que los arquitectos soviéticos se quedaron simplemente, apuntando el signo, no siguiéndolo a rajatabla, lo que hubiera dado lugar a un edificio con demasiado espacio perdido, y en todo caso difícilmente habitable.

Pero sigamos con el Google Earth y con el Google Maps. Menudo invento. Gracias a él, podemos admirar hoy desde nuestra casa el lugar en el que la arquitectura constructivista dio el do de pecho, que no es otro sitio que la ciudad de Ivánovo.

Ivánovo es uno de los lugares más discriminados del Anillo de Oro, ese círculo de ciudades de la Rusia antigua situado al nordeste de Moscú y que merecen la pena una visita y hasta dos. La verdad es que Ivánovo lo tiene casi todo para ser discriminada: es una ciudad casi nueva, pues fue fundada en 1871, aunque por allí había pobladores desde el siglo XVI; es una ciudad netamente industrial, ya desde su creación, y además de la industria textil, lo que le trae una crisis galopante por la competencia china; no tiene apenas iglesias ni edificios antiguos, y casi todas las que tenía fueron arrasadas cuando la revolución soviética; es un sitio que hasta hace nada ha sido más rojo que un pimiento (y eso ya no se lleva, no, señor), y además lo ha sido siempre, hasta el punto de que la ciudad se enorgullece de haber sido la sede del primer sóviet y, por si fuera poco, teatro de actividades de Mijaíl Frunze, el militar rojo más ilustre de la guerra civil soviética (de hecho fue el que derrotó, entre otros, a Kolchak, citado en la entrada anterior).

Sin embargo, Ivánovo está mucho mejor de lo que su fama indica. Es una ciudad tranquila, industrial, donde la vida es más lenta que tres mujeres en una tienda de manteles y, eso sí, pésimamente comunicada, pero desde el punto de vista arquitectónico tiene algunos ejemplos notables, sobre todo si usamos la vista de satélite. Vamos allá con el primer ejemplo:


Parece un edificio normal y corriente, pero se conoce como "Casa barco" (Dom-korabl'), porque efectivamente fue construido para que pareciera un barco. desde arriba se ve como sigue:


Y, con el Goggle Earth, conseguimos una vista un poco aplastada, pero queda claro.



El edificio es de 1930, y uno no puede dejar de pensar que quizá los Monty Python se inspiraron en esta historia de los edificios navíos para uno de sus episodios más famosos, que es el que sigue a continuación:



Da que pensar, ¿no? En todo caso, lo que se puede ver a vista de pájaro en Ivánovo no termina con la Casa Barco. Lo veremos en una próxima entrada.

lunes, 21 de junio de 2010

Arquitectura roja

Sí, ya sé que tocaba la segunda parte del cumpleaños de Ame, pero, aunque ya veo que tiene su público, el que manda en la bitácora sigo siendo yo, y he aquí que veo que Kinofórov se ha mudado de domicilio a uno algo más prestigioso, que incidentalmente era un nido de agentes de los servicios secretos y que, aunque él no lo vea claro, desde arriba tiene forma de hoz y martillo. Y, como esa entrada me ha traído otros recuerdos, Ame se quedará para mejor ocasión y los recuerdos para ahora.

Porque, sí, es posible que haya muchas leyendas urbanas sobre las manías del comunismo. Resulta que en uno de los comentarios de la entrada de Kinofórov, Andriey, que también se pasa en ocasiones por aquí, se queja de que hay un montón de leyendas urbanas que el Google Earth no ha logrado erradicar. Así que se me ha ocurrido trabajar un poco, precisamente, con el Google Earth, y fruto de ello es la imagen de ahí arriba, que corresponde al depósito ferroviario de la estación Moskvá-Sortiróvochnaya, sito en la ulitsa Burakova, número 8.

El lugar es un sitio radicalmente bolchevique, que además fue el escenario del primer sábado de trabajo voluntario, el 12 de abril de 1919, cuando quince obreros, trece de ellos miembros del partido comunista y dos independientes, se quedaron a trabajar gratis total para reparar tres locomotoras que debían partir inmediatamente para el frente Este, donde el almirante Kolchak, tras tomar Ufá, había llegado al cenit de su ofensiva blanca desde Siberia. Los obreros estaban dirigidos por el mecánico Burakov, cuyo nombre acabó por darse a la calle adyacente. El lugar hoy alberga uno de los museos ferroviarios de Moscú.

Por si no quedaba claro en la foto de arriba, en la de aquí ya se va viendo que la forma de las edificaciones en esta zona no es totalmente casual. Y es que, en efecto, el lugar es un símbolo comunista bastante importante, aunque hoy en día los sábados de trabajo voluntario hayan caído en desuso. Probablemente porque, a falta de Kolchak (que no creo que estuviera muy contento de levantar la cabeza, si viera en lo que se ha convertido la Rusia que él, al menos en parte, dirigió), el que domina en Rusia es el capitalismo rampante, y eso casa mal con el trabajo voluntario, incluso en un sector económico tan rabiosamente público como es el ferroviario, que además, en Rusia, es un estado dentro del estado.

Si, en Google Earth, quitamos la imagen satélite y nos conformamos con el mapa, obtenemos la imagen de ahí al lado. A partir de ahí, podéis ver si lo de los edificios con forma de hoz y martillo son una leyenda urbana o no y pensar lo que os dé la gana, pero, si eso no es una hoz y un martillo, que venga Dios y que lo vea.

¿Se limitan las ideas de la arquitectura roja a hacer edificios que desde el cielo parezcan hoces y martillos? No, no, hay bastante más, y para ello volveremos a una ciudad en la que ya estuvimos y que tiene bastantes cosas por descubrir, sobre todo cuando la miramos desde el cielo con la ayuda de Google Earth.

Pero eso será en una próxima entrada, porque hoy se hace tarde.

lunes, 18 de mayo de 2009

Eurovisión

Os aseguro que yo no quería estar el fin de semana en Moscú, y que sólo un conjunto de casualidades lo han conseguido. Pero, en fin, sí, estuvimos en pleno en Eurovisión. Estuvimos en el ensayo final, y mejor así, porque poco después la policía rusa comenzó a emplear la mejor medida de seguridad que conoce, es decir, cortar todas las calles en varios kilómetros a la redonda. Provocan así un atasco del quince, pero, desde luego, a la sede del festival no se acercan ni los cuervos.

Total, el ensayo fue exactamente igual que la actuación final. Igualito.

De momento, llegamos al Olimpisky, que es donde tenía lugar el sarao. Hace una semana estábamos a veintipico grados, y la gente creía que ya era verano. Ah, almas de cántaro, qué poca idea. La temperatura se las apañó para bajar a nueve grados de golpe. Daba cosa ver a todas las minifalderas tiritando de frío. Pero, claro, ¿cómo vas a ir a un espectáculo así sin minifalda? Nada, quien algo quiere, y ese algo es lucir pierna, algo le cuesta. Eso sí, yo creo que, cuando a una chica con unas piernas impresionantes le castañetean los dientes, resulta bastante poco atractiva.

Por mucho que fuera el ensayo, y no lo de verdad, los controles de seguridad eran los de siempre. Detectores de metales, arcos, policías de mala uva, OMONES... y una cola de cien metros ¿Ya sabéis cómo es una cola rusa? Pues ahora estábamos en una cola rusa a nueve grados y con un vientecillo bastante desagradable, pero bueno, menos mal que teníamos medios de protegernos. Ya decía yo que algún día le encontraríamos utilidad a la rojigualda.

Cuando por fin logramos entrar, nuestros sitios estaban ocupados por un grupito de chicas. Les dijimos que no molaba, ellas señalaron unos sitios una fila más adelante que estaban libres y nosotros les dijimos que los ocuparan ellas y a nosotros nos dejaran los nuestros. Refunfuñaron un poco, pero se fueron. Alfina se puso a un lado, yo al otro, y en medio pusimos a Ame y a Abi, mientras Ro estaba más lejos.

La gente era bastante normal, como en cualquier concierto. Se ve que la mayoría de los frikis estaban reservándose para la noche. Los vestidos eran bastante corrientitos. Una señora con su niño, unas parejitas, y finalmente pasó lo que tenía que pasar y llegaron dos señores jóvenes que eran quienes tenían los sitios que habían ocupado las chicas. Uno de los señores iba vestidos con una camisa lila de cuello enorme, y otro con una cazadora de cuero monísima.

- Papá.
- ¿Qué quieres, Abi?
- Que dice mamá que tengas cuidado, que no te salpique el aceite -dijo toda seria, incluso preocupada por si le salpicaba a ella, mientras Alfina estaba muerta de la risa.
- Vaaale, dile que tendré cuidado.

Al final los señores ocuparon su sitio y las chicas supongo que se fueron con la fiesta o otro lugar.

La actuación fue bastante interesante. Parece que este año había menos frikis que otras veces, de todas formas, a mitad de actuación, más o menos, tuvieron que parar para limpiar la pista, que debía estar algo sucia. Después de limpiar la pista a mitad de actuación, salieron los daneses y los alemanes, con unos vestiditos monísimos. Con los alemanes salió una señora que yo no conocía, pero que parece que es famosa por desnudarse. Sólo por desnudarse, sin pasar a mayores. No sabía yo que eso pudiera llevar a la fama a alguien, pero bueno, será que sí.

Cuando acabaron, lo lógico hubiera sido limpiar la pista de nuevo, por si se ponía muy resbaladiza, pero se ve que estaba hecho a propósito, porque enseguida salieron los turcos, que eran unas chicas que no estoy muy seguro de qué pensaría Mahoma si levantara la cabeza y las viera allí en medio, en pelota picada y a la vista de todos. Yo hacía a las turcas más recatadas.

Junto a las turcas, salió un señor también medio desnudo, pero que iba corriendo de un lado al otro del escenario como si tuviera mucha prisa. El escenario resbalaba que flipas, así que el turco se iba deslizando con las carreras y le quedaba muy bien. Hicieron bien en sacarlos justo después de los daneses y los alemanes.



Lo malo es que después salió Albania. Albania llevaba una chica, pero tuvo una idea muy original, cual fue la de sacar para ayudarla al Hombre-Araña, vestido de verde para la ocasión. Probablemente los de seguridad no le dejaron pasar los dispositivos arácnidos, así que el hombre tuvo que conformarse con dar saltitos y cabriolas de aquí para allá, pero, como el escenario estaba que daba pena de resbaladizo, el pobre se pasó más tiempo en el suelo que de pie. Ame es un gran fan del Hombre-Araña, tiene muchos tebeos y cromos suyos y no dejó de animarlo. Espero que para la noche hubieran arreglado lo del suelo, porque así no vale.

A la salida vimos al chavalín noruego, que había acabado su ensayo y que supongo que se iba con su grupo a dar una vuelta, ya vestido de calle, antes de la hora de verdad. Alfina le dijo en inglés que le había gustado mucho su canción y él le dio las gracias. Un tío majo. Si hubiéramos sabido que iba a ganar de calle, seguramente nos hubiéramos hecho una foto con él, pero tampoco era cosa de presumir.

Como ya sabéis, porque lo hemos dicho varias veces, todos los cantantes que actúan en Moscú están acabados, (lo vimos aquí, aquí y aquí) y no digamos si lo hacen en Eurovisión. Se exceptúan los propios cantantes rusos, que naturalmente en caso contrario estarían todos acabados por definición, y no es así. Así que podemos confiar en que la representante española (y casi todos los demás) haya empezado su cuesta abajo, cosa que, por lo que he podido ver en bastantes sitios, no mucha gente va a lamentar. Con el chavalín noruego tengo mis dudas, porque, como es bielorruso de nacimiento, lo más probable es que comparta la inmunidad rusa al acabamiento que amenaza a todo el que actúa por aquí. Me alegro, porque ya digo que parece un buen tipo.

A la vuelta estábamos muy contentos de haberlo visto todo sin demasiados agobios. Sólo yo estaba un poco preocupado, porque ahí estaba Ame, la mar de contento, y yo estaba inquieto, claro.

Y es que ¿cómo le dices a un niño que su héroe favorito está acabado?

miércoles, 4 de marzo de 2009

Horadando

Sobre Rusia se cuentan muchas cosas. Los rusos piensan que son el ombligo del mundo, que todo gira a su alrededor, y que, si no lo hace, es por una conspiración judeomasónica absolutamente intolerable. Los extranjeros que pasamos por aquí, y sobre todo los que nos ha tocado patear las regiones rusas con frecuencia, más bien creemos que buena parte de los lugares de Rusia son un agujero insondable de espanto.

Pues bien, ambas posturas, aparentemente imposibles de acercar, pueden ser perfectamente compatibles. Y, si no, ahí va eso.



Mirny es la sede de una de las principales empresas de diamantes del mundo, Alrosa. La mina al aire libre ya no funciona desde 2001, pero se siguen excavando vetas subterráneas.

Por cierto, yo hubo un tiempo que pensé que esto era una leyenda urbana más, pero probad a buscar "Mirny" en Google Maps. A mí me impresionó.