lunes, 31 de julio de 2023

Al Belgicus

 

Ya que estamos, no está de más traer un poco de humor gráfico belga, comenzando por la viñeta de aquí al lado, que, si estuviera escrita en flamenco, sería probablemente procedente de medios cercanos a Vlaams Belang, lo cual no es ni bueno, ni malo, sino simplemente un hecho.

El entorno de la viñeta que encabeza esta entrada es fácilmente reconocible para cualquier belga, porque es la placeta donde se encuentra el Manneken Pis, aquí disfrazado de mahometano. Al fondo, se ve la torre del ayuntamiento en la Grand Place, lo cual no es totalmente exacto, a menos que derribemos unos cuantos edificios para hacerla visible desde ahí. La torre está coronada por una media luna.

Un poco más allá, vemos una especie de minarete, situado más o menos donde hoy está la catedral, desde el que lo que parece un almuecín canta "On est bien chez Laurette", que es una canción francesa, ni siquiera belga, nada menos que de 1965. Eso me hace sospechar que, en realidad, la viñeta está dibujada por un francés, pero no tengo la certeza de ello.

Para traducir lo que hay, se trata de dos mahometanos que miran con desagrado a un matrimonio belga típico a más no poder que pasea por allí rodeado de musulmanes. "¿Has visto a ésos dos?", dice uno. Y el otro contesta: "¡Y tanto, hermano! Aún hay belgas que se niegan a integrarse."

Claro, la acusación en Bélgica es precisamente la contraria, y ahí está el pretendido humor del chiste. La acusación es de que los musulmanes han llegado a Bélgica, pero sin cambiar un ápice su modo de vida y sin integrarse lo más mínimo, sino continuando en comunidades cerradas en barrios específicos. En Uccle apenas hay musulmanes (alguno habrá), pero, como bien sabemos, hay lugares donde los musulmanes son una mayoría hegemónica, y no siempre pacífica.

El ejemplo típico es Molenbeek, que ya hemos visto varias veces (aquí, o aquí,  o más recientemente aquí) en esta bitácora y que nos lleva a la segunda viñeta de la entrada, titulada "Nuevo equipamiento en la policía de Molenbeek".

Uno de los policías, que lleva un cerdo con una correa, le dice sonriendo a su acompañante: "¿Te das cuenta? Ya no se nos acerca nadie en el barrio." Y el otro responde: "¡Creo que damos miedo!"

En este caso, el autor de la viñeta es conocido, siquiera sea porque la firma. Se trata de Brusselman, que es el seudónimo de Stéphane Goblet. Goblet no es completamente un dibujante profesional, porque en realidad es funcionario de un municipio bruselense (Woluwé-Saint Lambert, para ser exactos), pero colabora con diversos medios con sus viñetas. Está visto que los funcionarios belgas tienen cierta flexibilidad para ejercer sin cortapisas su libertad de expresión, porque la viñeta (y no es la única) es políticamente incorrecta, pero nos da una idea de la concepción que se tiene de Molenbeek en la propia Bruselas.

Esto nos lleva a otro asunto, porque hace pocos días fue noticia aquí que el juicio por los atentados de 2016 ha avanzado lo suficiente para dar un veredicto de culpabilidad de seis de los diez acusados. Siete años y medio... que no han terminado todavía, porque ahora van a hacer una pausa (vacaciones, digo yo) y en septiembre se volverán a reunir para tratar sobre las penas que pueden imponer a esos pollos.

Pero ya trataremos de eso en otra entrada, porque esta iba sobre dos chistes gráficos, mientras que el asunto de los atentados no hace la menor gracia.

sábado, 29 de julio de 2023

Trenes belgas y su personal

Como hemos visto en la entrada anterior, no es de extrañar que los trenes belgas, en un país como éste, generen buena parte del famoso humor belga, que no sé si es famoso en España, vale, pero desde luego sí que lo es en Francia.

Vamos a pasar a una serie de supuestos mensajes que se escuchan en los trenes belgas. En algunos casos, puede ser una exageración, pero de verdad que he escuchado cosas similares, así que podrían ser verdad y, tal y como son los belgas y el personal de los tren, yo creo que sí lo son. En general, los mensajes se emiten en francés y en flamenco, con lo cual suelen ser bastante asépticos y tener poca gracia, pero hay veces que se les olvida un poco. Vamos a por ellos, siempre con la traducción:

     "Mesdames, Messieurs, en raison d'une confusion des feux entre Hansbeke et Bellem, nous sommes à l'arrêt pour une durée indéterminée. Mais si vous regardez à gauche, vous pourrez admirer un magnifique arc-en-ciel". (Señoras y señores, debido a un error de señalización entre Hansbeke y Bellem, este tren se detendrá por un período indeterminado, pero si miran a la izquierda podrán admirar un arco iris magnífico)

    "Chers voyageurs, ce train a 10 minutes de retard. Je vous garantis que cela ne va pas durer plus d'une demi-heure". (Queridos pasajeros, este tren lleva un retraso de diez minutos. Les garantizo que no va a durar más de media hora.)

    "Messages à tous les voyageurs. Des pickpockets se trouvent à bord de ce train, faites attention à vos affaires. Message à tous les pickpockets. Vous êtes priés de descendre à la prochaine gare" .(Mensaje a todos los pasajeros. Hay carteristas a bordo de este tren, así que presten atención a sus objetos personales. Mensaje a todos los carteristas. Se ruega que desciendan en la próxima estación.)

    "Mesdames et messieurs, le train omnibus à destination de Namur aura un retard probable de 15 minutes, nous avons momentanément perdu le chauffeur"
    (5 minutes plus tard...)
    "Mesdames et messieurs, ça y est, nous avons retrouvé notre chauffeur, il va aux toilettes puis il arrive. Bon voyage". (Señoras y señores, el tren ómnibus con destino a Namur tendrá un retraso probable de quince minutos. Hemos perdido momentáneamente al maquinista.
(Cinco minutos más tarde)
Señoras y señores, ya está, hemos encontrado a nuestro maquinista. Va al servicio y
viene enseguida. Buen viaje.)

    "Mesdames, Messieurs, veuillez nous excuser pour le retard de ce train. Après l'arrêt en gare de Gembloux, le train a redémarré sans moi. J'ai donc dû prendre un taxi afin de rattraper le train qui ne pouvait continuer sa route sans son accompagnateur..." (Señoras y señores, les ruego nos excusen por el retraso de este tren. Tras la parada en la estación de Gembloux, el tren ha salido sin mí. Así que he tenido que tomar un taxi para alcanzar el tren que no podía continuar su trayecto sin su revisor...)

    "Mesdames et Messieurs, nous allons nous faire dépasser par un train... Ah non, il ralentit ! Nous sommes toujours vainqueurs !" (Señoras y señores, vamos a ser adelantados por un tren ¡Ah, no, se está parando! ¡Seguimos siendo los primeros!)

    "Mesdames, messieurs, le train P en direction de Namur partira avec un retard indéterminé étant donné que nous attendons le conducteur qui est dans un train qui est en retard". (Señoras, señores, el tren P en dirección a Namur saldrá con un retraso indeterminado, ya que estamos esperando al maquinista, que está en un tren que lleva retraso.)

    "Mesdames et Messieurs vous vous trouvez dans le train en direction de Louvain-la-Neuve, nous vous souhaitons un agréable voyage, pensez à baisser votre musique et ne pas parler trop fort, des étudiants font leurs révisions de dernière minute. A tous les étudiants en examens : merde les gars !" (Señoras y señores, se encuentran ustedes en el tren con destino a Lovaina la Nueva [nota: la ciudad universitaria]. Les deseamos un viaje agradable. Consideren bajar el volumen de su música y no hablar en voz muy alta, ya que los estudiantes están haciendo un repaso de última hora. A todos los estudiantes que se examinan: ¡Que tengáis potra, chicos!)

    "Chers voyageurs, je suis en possession de tartines qu'une maman m'a laissées sur le quai avant le départ du train, merci à la personne concernée de me les réclamer lors de mon passage". (Queridos pasajeros, tengo un bocadillo que una mamá me ha dejado en el andén antes de la salida del tren. Agradecería a la persona destinataria que me lo pida cuando pase.)

    "Mesdames et Messieurs, vous vous trouvez dans le train IC à destination de Bruxelles poil aux aisselles. Ce train fera arrêt en gare de Marbehan poil aux dents, Libramont poil au menton et Jemelle poil au ... ah ben non aisselles j'ai déjà fait. Je réfléchis et je vous dis le reste après" (Traducción libre, única posible aquí: Señoras y señores, están ustedes en el tren Intercity con destino Bruselas me la pela. El tren tiene parada en Marbehan qué truhán, Libremont vaya mentón y Jemelas... Ah, no, "me la pela" ya lo he dicho... no sé, déjenme pensar y ya les digo el resto más tarde.)

    "Mesdames et Messieurs, ce train aura quelques minutes de retard suite à un problème d'accouplement" (Señoras y señores, este tren tendrá algunos minutos de retraso como consecuencia de un problema de acople.)

    "Chers voyageurs, nous arrivons en gare de Liège-Guillemins, je ne pourrai malheureusement pas aller à la City Parade parce que je suis en service, mais allez tous faire la fête en pensant à moi !" (Queridos viajeros, llegamos a la estación de Lieja-Guillemins. Por desgracia, no podré ir a la City Parade, porque estoy de servicio, pero vayan todos de fiesta pensando en mí.)

    "Mesdames, Messieurs, nous sommes malheureusement dans l'incapacité de continuer notre route, car quelqu'un a oublié sa brouette sur les voies". (Señoras, señores, por desgracia no podemos continuar nuestra ruta, porque alguien ha olvidado su carretilla sobre las vías.)

    "Chers voyageurs, votre train à destination d'Anvers accuse un retard indéterminé en raison d'une collision avec un poney."
    (Pause)
    "C'est un petit cheval"
(Queridos viajeros, su tren con destino a Amberes lleva un retraso indeterminado debido a una colisión con un poni.
(Pausa)
Es un caballo pequeñito.)

    "Chers voyageurs, le trajet Malines-Gand-St-Pierre est momentanément interrompu, car une vache se trouve sur les voies et qu'on ne va quand même pas en faire des côtelettes". (Queridos viajeros, el trayecto Malinas-Gante-San Pedro está momentáneamente interrumpido, porque una vaca se encuentra sobre las vías y no vamos a hacer chuletas con ella.)

jueves, 27 de julio de 2023

Vetustez

Pues sí, una de las cosas que más poderosamente llama la atención del español que se encuentra en Bélgica es la enorme cantidad de cosas que siguen funcionando a pesar de que están bastante pasadas de edad. Bélgica es uno de los países líderes en materia de eutanasia, pero sólo referida a las personas; cuando hablamos de objetos, la cosa cambia radicalmente.

No ya es la afición a lo "vintage" expresada en forma de mercadillos o brocantes, que también. Es que los trenes, por ejemplo, que en Bélgica son un medio de transporte utilizadísimo, mucho más que en España, dejan muchísimo que desear. Uno va a España, y es verdad que yo no la he recorrido toda; no sé qué puede estar pasando en la famosa Extremadura, que tanto se queja de la falta de vías férreas en condiciones. Pero el material rodante, ruede más o menos rápido, es un material en excelentes condiciones y prácticamente nuevo o muy bien mantenido, y no sólo en el AVE, sino en el cercanías más recóndito, insistiendo en que no he pasado en tren por Extremadura.

En Bélgica, lo miremos como lo miremos, los trenes son viejos, quizá porque, al ser de competencia federal, las regiones se resisten a financiar la compra de nuevos. El caso es que uno se sube, es un suponer, al tren que enlaza Bruselas con Luxemburgo, y la verdad es que no es precisamente un AVE. No es que esté directamente mal, vale, pero cutrillo es un rato, y me temo que parte de la cutrez tiene que ver con el paisanaje que lo ocupa. Normalmente hago ese trayecto en primera, porque son tres horas bastante duras y suelen ser viajes de trabajo durante cuyo transcurso no estoy ocioso, así que qué menos que disponer de condiciones adecuadas para desempeñar las tareas que tocan. El hecho de que sean vagones de primera clase no cambia demasiado el tipo de pasajero que lo ocupa, y me voy a explicar.

El tren de Bruselas a Luxemburgo para en un montonazo de estaciones, lo cual tiene como consecuencia que lo utilice todo aquél que, aunque no vaya al Gran Ducado, se quede en sitios tan populosos como Namur, o vaya a hacer transbordo para ir a la nueva ciudad universitaria, Lovaina la Nueva, así que el pasaje es abundante, y se compone mayoritariamente de personas que tienen abonos de segunda y de algún vivalavirgen que, con abono o sin él, directamente pasa de meterse en segunda y se monta en el vagón de primera. Yo, si tengo billete de segunda, que es casi siempre que lo pago yo, ni se me ocurre montarme en un vagón de clase superior, pero está visto que hay pasajeros que no comparten mi opinión, y esos pasajeros, por decirlo fino, no son lo mejorcito del pasaje.

De esta guisa, el vagón de primera sale de Bruselas de bote en bote con dos tipos de pasajeros. Unos somos los que tenemos billete de primera y estamos, más o menos resignados, en un vagón de primera; los otros tienen (en el mejor de los casos) billete de segunda, pero se han subido al vagón de primera porque ellos y ellas lo valen. Éstos, y éstas, son de edad como máximo de cuarenta años, con la característica de que, cuanta más edad tienen, su aspecto es más patibulario. Un jovencito de veintipocos se meterá en el vagón con sus auriculares a tope, hasta el punto de que oyes perfectamente qué música está oyendo (suele ser la más detestable, claro), se extenderá sobre su asiento y el contiguo y allí se quedará contra viento y marea. En cambio, uno de cuarenta y tantos, y éstos suelen ser todos hombres, tendrá un aspecto desaliñado y sucio, olor en consonancia con su aspecto, tatuajes diversos, más cuanto más edad tenga el personaje, una mochila algo desgarrada y pelos por doquier, excepto a veces en la cabeza. A veces da la impresión de que en primera clase las compañías son peores que en segunda.

Esta situación sorprende a algunos pasajeros poco frecuentes. Una señora de mediana edad, sorprendida por la situación, entró en el vagón y preguntó abriendo, pero poquito, la boca:

- Est-ce qu'ils ont déclassé ce wagon? 

Difícil de traducir. A mí no me ha pasado nunca, pero parece que en ciertas circunstancias (cuando hay mucha gente, supongo) los vagones de primera son reclasificados como de segunda.

No, no lo habían reclasificado, o declasificado. Era así.

Los revisores pasan, pero no antes de Ottignies, que es cuando se bajan los estudiantes. Luego ya se arman de valor, porque saben que una de sus funciones va a consistir en hacer limpieza de polizones en el vagón de primera.

Uno pensaría que, si te pillan y te invitan a cambiarte de vagón o a bajarte del tren (porque sí, hay gente que se sube sin billete, y tan ricamente), te lo tomarías con deportividad y aceptarías que te han pillado, pero hay gente que anda escasa de deportividad. En mis viajes me ha tocado ver enfrentamientos bastante desagradables entre revisores y pasajeros, con cierta frecuencia de raza negra y de aspecto intranquilizador. También hay blancos de aspecto intranquilizador, incluso más que los anteriores, pero suelen ser más alfeñiques y no presentan grandes problemas a los revisores. Los revisores son gente entrenada para estos menesteres y saben que la voz es un arma importante, así que suelen los berridos que emiten los que hacen entrar en razón a los polizones más recalcitrantes, siempre de mala gana.

A partir de Namur, que es como decir a las dos quintas partes del viaje, ya sólo quedan en el vagón los verdaderos pasajeros de primera y ya se puede uno estirar algo. Tampoco tanto, porque ya digo que el material rodante no está precisamente a la última y le queda lejos al Orient Express de Poirot, que, por cierto, era belga y no sé si estaría contento de las comodidades que (no) se pueden encontrar en los trenes belgas del siglo XXI.

Pero, bueno, el siglo XXI llegó tarde para él. Tarde como se está haciendo ahora.

domingo, 23 de julio de 2023

Siete parlamentos, por lo menos

Yo ya he perdido la cuenta de cuántos parlamentos se reúnen en la ciudad de Bruselas. Muchos, en todo caso. Cuando llegué aquí, alguien me dijo que eran siete, y se me ha ocurrido escribir algo sobre esos siete, lo que ocurre es que me he puesto a contar... y me salen más.

El primero es el Municipal de Bruselas, porque Bruselas es un municipio como cualquier otro y como los otros que hay en su propia región. Igual que en Madrid no gobierna Ayuso, como bastante gente cree, con su parlamento autonómico, sino un tal Almeida, que sale en la prensa bastante menos y que está al frente de una corporación municipal que tiene concejales y gente así. Pues igual sucede con Bruselas, con un término municipal bastante disgregado y que no sólo comprende el centro de la ciudad-región, sino que se extiende hacia el Bois de la Cambre e incluye además los terrenos de Laeken y Heysel, donde, por ejemplo, reside el rey de los belgas.

El siguiente es el parlamento de la Región de Bruselas, porque Bruselas, fuera de ser un municipio, como hemos visto, también da su nombre a una región, que, por supuesto, dispone de un parlamento regional, el cual se reúne en Bruselas, claro, y en la que se agrupan los diecinueve municipios que componen la región, uno de los cuales es el mío. Por piedad y porque todo tiene un límite, no vamos a incluir las asambleas municipales de cada uno de los otros dieciocho municipios en esta lista, aunque técnicamente estén en Bruselas, región.

Luego está el Parlamento federal belga, porque Bruselas es la capital de Bélgica, y claro, ¿dónde va a estar, sino aquí, el parlamento que representa al pueblo belga? ¿Dónde van a discutir los tropecientos partidos minoritarios, porque mayoritario no es ninguno, sobre el futuro y el presente del país, sino en el rompeolas de todas las bélgicas, que es Bruselas? En ningún sitio, así que aquí los tenemos también. El Parlamento belga tiene dos cámaras, llamadas respectivamente "cámara de representantes" y "senado" y, si fuéramos puntillosos, podríamos considerarlas como dos asambleas diferentes, porque lo son, pero no añadamos leña al fuego y considerémoslos como una sola entidad a los efectos de contar cuántos hay.

No acaba la cosa aquí, porque los flamencos consideran Bruselas como cosa propia, a pesar de que el flamenco sea una lengua muy minoritaria en esta ciudad o región, así que la Asamblea Flamenca también se reúne en Bruselas. Al menos, han tenido el buen sentido de agrupar en una sola asamblea la representación de la región de Flandes y de la comunidad lingüística flamenca, que técnicamente son cosas distintas. Así que, mientras nada cambie, porque todo podría ser, hay una sola asamblea parlamentaria para las dos entidades.

No hay hecho lo propio los valones. La capital de Valonia no es Bruselas, sino Namur, así que, lógicamente, el parlamento valón se encuentra allí. Pero la comunidad francófona, que, igual que en el caso flamenco, técnicamente no es lo mismo que la región de Valonia, sí que tiene su capital en Bruselas, y ni que decir tiene que la comunidad francófona tiene su correspondiente asamblea parlamentaria, que también se reúne en Bruselas. Vamos por cinco parlamentos.

Como las cosas siempre pueden empeorar, Bruselas, antes de que en Bélgica se montara el caos administrativo que padece, terminó siendo la sede de varias instituciones europeas, alguna de las cuales es un parlamento y otra se le parece mucho. La que es un parlamento es, obviamente, el Parlamento Europeo, que en realidad tiene tres sedes y la principal no es Bruselas, sino Estrasburgo, pero no nos engañemos: Estrasburgo se usa cuatro días al mes, y el resto del tiempo los señores diputados están en Bruselas, ya sea reunidos con sus comisiones, con sus grupos parlamentarios, o asistiendo a alguna sesión plenaria que también se organiza por aquí. Vamos por seis parlamentos.

Por si fuera poco, Bruselas es la sede de la OTAN. Y la OTAN, al lado de su función militar, resulta que tiene una Asamblea parlamentaria, vaya usted a saber por qué, que también tiene su sede en Bruselas, por supuesto, aunque se reúne en cualquier lugar que decidan sus miembros. Sería el séptimo parlamento.

Yo creo que los que me informaron de que en Bruselas había siete parlamentos sólo tenían en cuenta éstos siete, pero he dejado dicho hace un par de párrafos que, entre las instituciones europeas con sede en esta bendita ciudad, una era un parlamento y otra se le parecía mucho. La que se le parece mucho es el Comité de las Regiones, que no se llama parlamento, pero realmente funciona de manera muy parecida, porque se compone de representantes de las regiones de los países miembros, que se agrupan según sus preferencias políticas y que discuten de vez en cuándo de no sé muy bien qué. Llamémoslo parlamento, y ya tendríamos ocho.

Yo creo que no me he dejado nada, pero vaya usted a saber, así que, si algún lector tiene alguna idea sobre dónde reunirse con su comunidad de vecinos y el zaguán de su finca se les queda pequeño, Bruselas debe ser una opción excelente. Tantos parlamentos no pueden equivocarse.

viernes, 21 de julio de 2023

Mejillones

Un día u otro, esta entrada tenía que llegar ¡Y qué mejor día que el de la fiesta nacional, que es hoy!

Porque, efectivamente, los mejillones, nos lo creamos o no, son el plato nacional belga, eso sí, hervidos en una cazuela con una salsa bastante currada, o sin salsa, al natural, y acompañados de patatas fritas, que es el sucedáneo de plato nacional que hay por aquí. Conjuntamente, nos hallamos antes las nunca suficientemente bien ponderadas moules-frites, del que se enorgullecen los naturales de estas tierras, y que constituyen una parte decisiva en la dieta del que va de restaurantes indígenas.

El ingrediente fundamental son los mejillones de Zelanda, esa región que, en realidad, en la división que hubo en 1830, cayó del lado de los Países Bajos. Eso no es importante. Lo que importa es que son mejillones criados o pescados en el Mar del Norte, nada del Mediterráneo. A quien esté acostumbrado al mejillón del Mediterráneo, como un servidor, la impresión que le queda es de un mejillón de gran tamaño y de sabor difícil de encontrar, es decir, tirando a sosainas. No es de extrañar, pues, que haya tanta afición a acompañarlos de salsas al ajo, al vino, a lo que sea… el caso es que finalmente sepan a algo, porque el mejillón de Zelanda, la verdad, es bastante tristón.

Pero no se lo digas a ellos. Como se te ocurra insinuar que tú haces una cazuela de mejillones al vapor los domingos en tu casa, en Valencia, pasas de poner patatas fritas cerca, y te quedan para chuparte los dedos, te puedes ganar la enemiga de la población local, cosa que los extranjeros, que estamos llamados a adaptarnos a todos los terrenos, tenemos la obligación de evitar. No es que Bélgica sea un país hostil a lo extranjero, excepto algunos barrios de Flandes dominados por el Vlaams Belang, pero más vale que siga así, de manera que es mejor no tocarles las narices.

La receta no es complicada. Vamos a pillar dos kilos de mejillones, dos cucharadas de mantequilla (no, aquí lo del aceite de oliva, como que no), una cebolla que picaremos cuidadosamente, un par de dientes de ajo que picaremos también (si eres español, pon toda la cabeza, leches), una hojita de laurel, un vaso de vino blanco, sal y pimienta al gusto, y perejil a raudales. Las patatas fritas las haces como prefieras; lo suyo es cortarlas en forma de bastones y freírlas en grasa animal, pero haced lo que queráis. En el fondo, siempre me he preguntado si no sería mejor acompañar los mejillones con otra cosa, como pan de ajo, pero no se me ocurre decir esto por aquí, porque debe ser lo equivalente a meter chorizo en una paella en Valencia.

En cuanto a los mejillones, hay que lavarlos con agua fría y tirar los sospechosos, que son los que no se cierran cuando se les golpea un poco contra la encimera, o eso es lo que me han dicho.

En un olla, se hace el sofrito con la mantequilla, la cebolla y el ajo, sin tenerlo por nada del mundo más de dos minutos. Entonces se echa el vino y se deja que hierva. Cuando hierva, añadimos los mejillones, el resto de los ingredientes y tapamos la olla, que dejamos hervir entre seis y ocho minutos. Vamos, hasta que los mejillones se abran. Si pasan esos ocho minutos y hay mejillones que no se han abierto, haremos bien en tirarlos.

El resultado lo servimos en la propia olla, o en un plato, como en la foto, pero lo de la olla queda más auténtico, y ponemos un plato al lado con las patatas fritas. Y a comer.

¿Y cuándo se comen? Bueno, pues la temporada de los mejillones de esta parte del mundo coincide con los meses del año que tienen la letra erre en su nombre: septiembre, octubre, noviembre, diciembre, enero, febrero y marzo. Es una forma fácil de recordar cómo va esto. Hay quien dice que agosto también se incluye en la ecuación, e incluso la segunda mitad de julio, pero yo no termino de creérmelo, porque sospecho que se trata de una argucia de los hosteleros para incluir en la temporada los meses de mayor afluencia turística a este bendito país.

En todo caso, lo que sí es cierto es que, con las importaciones de otras partes del mundo, la temporada se alarga, pero no nos vengamos arriba: es importante consumir producto de temporada y dejarse de importaciones de la quinta porra, las cuales, sobre todo en el caso de los productos que proceden del mar, las carga el diablo. Nos comemos cualquier cosa recolectada en la Cochinchina, y luego, para quejarse, ya es tarde. Como ahora.

martes, 11 de julio de 2023

Vacaciones

En Bruselas, las vacaciones son escalonadas, pero no es descabellado decir que han comenzado el sábado pasado, habida cuenta de que el viernes fue el último día de clase en los colegios dependientes de la comunidad Valonia-Bruselas, es decir, de los francófonos. Los colegios de lengua flamenca, que los hay también, llevan ya una semana de asueto, pero son los menos y no se notan tanto.

En una ciudad con las calles tan estrechas como es Bruselas, el hecho de que desaparezca una flota inmensa de autobuses escolares aligera bastante las cosas. Y se nota mucho. De repente, es como si hubiera espacio. Si a esto añadimos el hecho de que el sector de la construcción se detiene radicalmente, excepto ciertas obras públicas que continúan a bajo ritmo (bueno, en realidad, siempre están a bajo ritmo y el hecho de que sea julio no viene a mejorar las cosas), la ciudad decae visiblemente en su actividad. La gente se da el piro en julio prácticamente tanto como en España nos dábamos el piro en masa en agosto, en aquellos tiempos en que las vacaciones eran de verdad y duraban todo el mes.

Este año, he decidido por unanimidad no moverme de Bruselas en julio y no ir a España ni para votar. Los que me conocen íntimamente saben que mis posiciones políticas han dado recientemente un giro radical y me han hecho abrazar el animalismo, por lo que mi voto natural sería para el PACMA, que tiene tantas posibilidades de sacar algo en las elecciones españolas como en las rusas, así que no se perderá mucho con la ausencia de mi voto.

Me quedo en Bruselas no porque haya menos trabajo. De hecho, es al contrario: en julio, la gente quiere irse, todo lo más, al llegar la fiesta nacional belga, que es el 21 de julio. Eso nos lleva a una actividad frenética hasta que pase ese día, porque la tendencia es a irse de vacaciones con los deberes hechos y sin dejarse sorpresas a la vuelta, y los curritos tenemos que multiplicar nuestros esfuerzos hasta que la cosa pase.

Porque al final pasa, y más este año, en que el día de la fiesta nacional cae en viernes, con lo cual se prevé una estampida de grandes proporciones, y una ciudad casi totalmente vacía a partir de ese momento, con un ejército de turistas apelotonados en el centro y los barrios residenciales, entre ellos el mío, en los que se van a poder oír las moscas.

En realidad, me quedo en Bruselas porque en España hace mucho calor y estoy harto de sudar la gota gorda, mientras que aquí se está de lujo. Que sí, que puede hacer treinta grados algún día, y treinta grados en Bruselas son muchos grados, pero no duran mucho: para mañana dan veintitrés de máxima, una temperatura que yo firmaría para todo el año, por no hablar de las refrescantes lluvias recurrentes, una especia de chaparrones cortos e intensos que despejan el ambiente del bochorno y, la verdad, mejoran mucho el tiempo que hace en España. Me iré hacia el final del verano lo mínimo necesario, cuando en España empiece a escampar, y por pura obligación, pero las vacaciones de verdad las voy a tomar… en noviembre.

Mientras tanto, habrá que hacer algún plan por aquí, en tanto llega el momento de partir para ese mínimo necesario, lo cual me da una idea para la siguiente entrada, que espero que me salga de cine.

Pero eso será en otro momento, porque hoy se hace tarde, y mañana toca madrugar para asistir a un curso intensivo en el que me he enrolado, y para el que debo ser puntual.