miércoles, 5 de julio de 2006

El parque móvil (III)


Ayer me enteré de la trágica noticia: ZMA ha dejado de producir el "Oká".

El Oká es un ejemplo de coche que sale bien de chiripa. El gobierno soviético, en 1985, a saber por qué, creó ZMA (que, traducido, quiere decir algo así como "Fábrica de Coches de Pequeño Cubicaje"), como una subsidiaria del grupo Kamaz (fabricante de camiones y otros monstruos, pero de ése hay que hablar otro día). El caso es que quien fuera se puso a trabajar y en 1987 salió al mercado el "Oká", un bichito ridículo en comparación con el Volga y con los mamotretos de la serie Lada. El vehículo de marras, con un motorcito que debe ser poco más que el de una moto, estaba adaptado para ser conducido por minusválidos.

Sí, sí, minusválidos... llegó la crisis, se esfumó la URSS, llegó la hiperinflación, se esfumaron los ahorros de la población, y la gente comenzó a ver que el Oká, el bichito ése, no sería potente, ni imponente, pero costaba cuatro chavos (aun hoy, nuevo, nunca ha superado los 2.600 euros, al cambio). Los no minusválidos comenzaron a pasarse al Oká, que además era bastante sencillo de conducir por las atascadísimas calles de Moscú.

Incluso yo (y es que lo pequeño, aunque birrioso y oxidado, es hermoso) estuve planteándome la posibilidad de pillar uno. Luego me conformé con una bicicleta, que es lo mío, y más adelante la circunstancia de aumentar más y más de familia acabó con la opción. Pero bueno...

En esto, los pérfidos burócratas rusos sacaron en abril una normativa de emisiones algo más exigente, y hasta aquí llegó el Oká, que fue concebido en tiempos en que la ecología sonaba a capitalismo plutócrata y burgués. Y ahora se nos han vuelto ecológicos, los tíos. Uno se pregunta cuál es el motivo de que los camiones rusos, las hormigoneras, los camiones-volquetes de todo pelaje, que van soltando un humo negrísimo a la que avanzan, sigan circulando tan ricamente, y al Oká le hayan dado la puntilla. Huele a maniobra de los competidores. O a pela pura y dura, porque ZMA ha comenzado a montar coches coreanos, a la vez que están llegando a un acuerdo con los italianos de FIAT. Y esos coches cuestan como que un poquito más. Qué bien han venido las nuevas normas de emisiones...

Ya veremos. Ahora salen los clubes de fans del Oká y comienzan a protestar ¿De verdad no existe la posibilidad de ponerle un motor decentillo? Pues parece que sí, o eso dicen en "Pravda" (no es el "Pravda" de toda la vida, pero bueno, hace lo que puede).

El parque móvil ruso sigue su evolución. Esto todavía tiene bastante que contar...

3 comentarios:

Esther Hhhh dijo...

¿y a mi que me recuerda el oká este al seat Panda? Al más antiguo, se entiende...
¿sabías que los sudamericanos, cuando están deacuerdo en algo dicen "oká"? es una derivación del Ok inglés, realmente lo pronuncian en castellano O K (oká). Es que me lo recordó el nombre del cochecito....
Y sí, yo estoy convencida que es una maniobra politico-económica, porque si es factible ponerle un motor más ecológico, incluso, desde mi humilde opinión, y dado su reducido tamaño, incluso yo creo que se le podría poner un motor eléctrico...
Besos

Alfor dijo...

Oká es un río ruso, afluente del Volga. Y yo creo que el SEAT Panda era un gigante, comparado con éste.

Hay una fábrica que va a seguir produciéndolo con un motor japonés más ecológico (¿eléctrico? No, por Dios, que somos los segundos productores mundiales de petróleo), pero se calcula que acabará costando unos 600 dólares más caro que ahora. Aún así, estará bien...

Esther Hhhh dijo...

Pues si que es pequeño, un smart a la antigua por lo que cuentas, jejeje...
Bueno, pues suerte para el Oká..
Besos