domingo, 23 de julio de 2006

Chanclas de moda

Que la mezcla de "pijo" y de "ruso" puede ser especialmente explosiva es algo que a los que estamos en este valle de lágrimas (concretamente en la parte del mismo que incluye y rodea Moscú) nos debería quedar más que claro.

Por una de aquéllas, el finde pasado me colé totalmente de estranjis en un club de campo (mejor dicho, en "el" club de campo, salvo que haya alguno tan oculto al común de los mortales -y lo habrá- que no sepa yo del mismo). En un país tan, seré sincero, cutre como éste, aquello era un puñetazo en el ojo: todo estaba impecable: playa privada sobre el río, todo tipo de pistas deportivas, minigolf, campo de golf (el único de Rusia)... Estaba de narices aquello. Supongo que otros clubes de campo serán mejores y hasta mucho mejores, pero servidor no ha frecuentado esos sitios, así que aquél me pareció de perlas.

La gente parecía normal. Como aquello es caro de narices, supuse que habría "nuevos rusos" a tope, pero éstos han mejorado bastante su apariencia, y además, coincidió con que un banco había alquilado el sitio para hacer la fiesta anual para sus empleados, con lo que había bastante clase media. Eso no dejaba ver el mundo de residentes habituales en todo su esplendor, pero posiblemente fue el factor que me permitió pasar los controles de acceso. Y entonces apareció... ella.

Sí, señor, ella, la de las dos fotos. Obsérvense las botas, poco frecuentes en las playas españolas. Y obsérvense también, en la foto medio de espaldas, a dónde dirigen su mirada las dos señoras que se le cruzan (el niño, en cambio, parece menos atraído por las botas y más prefiero no saber por qué).


Está visto que va llegando el día, escrupulosamente eludido hasta ahora, de escribir sobre ellas.

(Esto no es nada. Luego se quitó el jersey semitransparente y se quedó en bikini, negro y yo diría que de cuero, y las mismas botas. La gente la miraba con una mezcla de temor -por si llevara látigo, supongo- y admiración -por el atrevimiento de ir así-. No tuve corazón para sacar fotos, y es que sigo siendo un cortado)

5 comentarios:

Esther Hhhh dijo...

En fin, ella iba feliz, y de eso se trata.. Es cierto que le quedaban con el modelito como a un santo unas pistolas, pero últimamente se ve cada cosa por estas latitudes del mundo, que, francamente, ya ni los rusos me sorprenden...
Pero, ?de que va llegando el día escrupulosamente evitado de hablar de "ellas" las rusas o "ellas" las botas?
Besitos alfi

Alfor dijo...

Ella iba feliz, sí.

Y va llegando el día de hablar de ellas, las rusas, día escrupulosamente evitado hasta hoy... porque es de las que habla todo quisqui.

De momento, ya va bien con las botas-chanclas.

Juan dijo...

jo, cualquiera diria que en cualquier instante van a aparecer, Jimi, Carlos y Janis... ¡¡¡Woodstock!!!

Si no fuera por el acompañante... ¡¡Este si que es digno de Benidorm!!

Alfor dijo...

Hombre, Janis podría cambiar la moto por el carrito de golf. Por otra parte, yo creo que el único negro que entraría sin problemas sería Tiger Woods. De Jimi tengo mis dudas.

Pero qué voy a decir yo, que me colé descaradamente burlando la vigilancia de la garita de seguratas. Claro que yo soy blanco...

Esther Hhhh dijo...

Y bien blanco, mi querido Alf, y bien blanco, jejejeje. Pues sí, ahora que lo dices, Juan, tiene un cierto aire a Janis en sus mejores tiempos, eso sí, más rubia...
Besitos