Ya hemos visto en algunas ocasiones que manifestarse en Moscú no es sencillo y que las autoridades municipales buscan reducir el impacto de las manifestaciones opositoras, poniéndoles un aforo máximo ("Podéis manifestaros, pero no podéis ser más de doscientos."), limitando su movilidad ("Os quedáis quietecitos en la plaza y nada de marchar, que hay atascos.") o mandándoles dos mil policías por si acaso ("Es para protegeros, por si el pueblo se indigna contra vosotros."). Las manifestaciones a favor del Gobierno gozan de mayor indulgencia, pero eso es circunstancial y no debe entenderse como un sesgo de las autoridades municipales en sus opiniones políticas.
En estos casos, el ingenio de los manifestantes se pone a prueba. Y eso se vio ayer, domingo y único día de la semana en que no hay tantos atascos en el interior de Moscú. Volvía yo con la tropa a casa con el coche, que es el único día de la semana en que lo uso y soy capaz incluso de meter tercera a veces, y he aquí que, para mi horror, me encuentro en el cruce del anillo con la Tverskaya un atascazo del quince. Un domingo a las dos y media de la tarde, Dios mío. Quousque tandem?
Cuando, después de esquivar un par de callejones comprometidos, llegué al túnel de Mayakovskaya, vi que en la calle había unas cuantas personas, no más de veinte, agitando pasquines y saludando a los coches que pasaban con alegría y desparpajo. "¿Y eso?", me pregunté. Resulta que el coche que había a mi lado llevaba un cartelito, no muy visible, que ponía "За чистые выборы!" ("¡Por unas elecciones limpias!"). Por el otro lado había coches con pompones blancos, como si fueran a una boda, estaba rodeado de automóviles sediciosos y se había montado un atasco como los de todos los días, maldición.
Vamos, que, sin comerlo ni beberlo, me había metido en una cochifestación contra el Gobierno, y supongo que estamos metidos en las cifras de cochifestantes insurrectos. No se lo comenté a Ro, que es partidaria de Putin y de Rusia Unida y cualquier cosa menos una chica subversiva, por no ponerla nerviosa ¡Ella, manifestándose contra el Gobierno!
No deja de ser una maniobra interesante de la oposición. Manifestarse a la intemperie a veintitrés bajo cero es, por lo menos, jodidillo, mientras que poner un par de cartelitos en el coche y darte un paseíto por el anillo es otra cosa. Y lo hacen en domingo porque los días de entre semana el anillo está directamente intransitable y tres mil coches más no se iban a notar mucho.
Esto se está poniendo original. A ver si en verano la oposición monta una bicifestación, para que me sienta como en casa. Si lo hacen, es posible que incluso me dé por asistir. En Valencia no lo he hecho nunca, pero en Moscú me lo plantearía.
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