lunes, 2 de febrero de 2009

Cocina para exiliados (XII): el grajo vuela bajo

Al final, tenía que ocurrir. Las temperaturas han caído estrepitosamente, casi tanto como el rublo, y ahora estamos a algo así como veinte bajo cero, ateridos, tiritando y mirando por la ventana un sol de invierno que no calienta absolutamente nada. En España era famoso el anticiclón de las Azores, causante de la pertinaz sequía y de los rigurosos calores que nos afectan; en Rusia, el causante de esta ola de frío es el anticiclón del Ártico, que, evidentemente, no se anda con chiquitas.

Mientras escampa, hay que hacer algo para calentarse. El recurso estrella es la sopa. Los rusos son maestros en sopas, hasta el punto de que la sopa caliente es el plato más genuino de esta cocina y, en mi opinión, el único en que pueden presumir de sacarles cierta ventaja a las cocinas españolas. Pero, ¿de verdad la cocina española no tiene nada que demostrar en cuanto a sopas? No, no, algo hay, recordemos una de las canciones más famosas de "Siniestro Total", esa versión del Highway to Hell llena de ripios que llamaron algo así como "Somos Siniestro Total".
Que cuando el grajo
vuela tan bajo,
y hace un frío del carajo,
hay que tomar sopas de ajo
Hay literalmente centenares de recetas de sopa de ajo, pero todas tenían algo en común: el ajo y el pan. Quitar el ajo a la sopa de ajo parece muy atrevido, pero a continuación presento la primera receta, que yo epa, de sopa de ajo sin pan.

Ingredientes:
Una cabeza de ajo, como la de la foto (a saco y sin contemplaciones).
Un litro y medio de agua.
Un rabo de cuchara de pimentón (y nada de mariconear: pimentón picante).
80 gramos de carne de soja (ésta es la innovación que sustituye al pan).
Cuatro huevos.
Aceite de oliva al gusto.
Hierbabuena (lo suyo sería una ramita, pero por estas latitudes va a ser que no, y que habrá que ir al bote).
Sal al gusto.
Sí, ya sé que muchos le ponen jamón en trozos pequeños. Pero es que somos pobres.

Se sofríe el ajo en el aceite de oliva, ya sea cortado el ajo en láminas o en trozos más gordos, según sean los dientes. Se añade la carne de soja seca troceada finamente y el agua, y se deja hervir, momento en que se añade el pimentón y la sal. Se remueve periódicamente con una cuchara de palo y, como a los quince minutos, se retira del fuego. Aún caliente, se añade la hierbabuena y los huevos y se remueve con fuerza. Resulta bastante más rico en proteínas que la sopa con pan.

Y se sirve, y a comer.

- ¿Sabes qué? -dijo Alfina.
- ¿Qué?
- Que le voy a añadir smetana.
- ¿Quéeee...? - "pero si es una sopa tradicional española, de toda la vida... ¿que pinta ahí la smetana, como si fuera un borsch cualquiera?", pensé poco menos que indignado, como si yo no hubiera alterado la receta en lo más mínimo.
- Sí, sí -y Alfina se levantó, abrió la nevera, cogió el bote de smetana y virtió una cuchara bien colmada en la sopa.

Hacedlo. No será tradicional, pero está buenísimo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, verás, es una forma rápida de enfriar la sopa...

Unknown dijo...

Ahora conoczco por qué Alfina desdeña la "sopa de ajos" sin Smetana. Como los nacionalistas checos que prefirieron el poema sinfónico,obra sólo orquestal, que narra una obra, una historia, una leyenda, sugiere un paisaje y describe un ambiente, así le ocurriría a tu elemental guiso semejante a una vulgar y alemana sinfonía.Voy a hacérmela inmediatamente (Bedrich Smetana dónde estás?)

Alfor dijo...

Alfina, no, si estaba de muerte...

Miguel, yo es que me quedo con Wagner, pero, si te vas a hacer una sopa de ajo con Smetana, con mayúscula, te detendrán por necrófilo. :)