viernes, 30 de julio de 2010

Emigrantes forzosos

Con más frecuencia de lo que sería deseable, se escuchan o leen mensajes, aproximadamente, como el siguiente:

Hola,

Sí, siempre ponen coma, en lugar de dos puntos, después del encabezado de un mensaje. Supongo que es para que nos demos cuenta de que saben escribir tan bien en inglés que el castellano se les ha olvidado.

Mi nombre es José Vicente Tortajada Peris. Soy un español (siempre es un hombre, sin excepción, como si hubiera un cartel imaginario de "Mujeres, abstenerse") de 24 años que, por razones personales, voy a vivir a Rusia próximamente. Quería saber qué tengo que hacer para encontrar trabajo allí, o si me podían enviar una lista de sitios a donde pudiera enviar mi currículum. Les adjunto mi currículum por si fuera de interés para ustedes.

Atentamente,

J. V. Tortajada


En el currículum suele poderse ver que ha terminado una carrera, supongamos que Derecho o, si tiene suerte, Administración y Dirección de Empresas, y que declara hablar inglés, posiblemente tras desenterrar los pocos conocimientos que pudiera haber adquirido en el instituto.

Los que hemos visto preguntitas de éstas en abundancia no necesitamos preguntar cuáles son esas razones personales que obligan al joven Tortajada a cambiar su lugar de residencia desde su España natal a la Rusia lejana y misteriosa. Sabemos que se trata de algo que tira más que dos carretas y que una maroma de barco, algo que empezó a aparecer por España desde que cayó el Telón de Acero y los rusos (y, por lo que nos ocupa, las rusas) comenzaron a curiosear por nuestro querido y soleado país, y algo, en suma, que le obliga a dejar su trabajo de becario en la Caja de Ahorros local y su sueldecillo de 800 euros al mes.

Vamos, que está encoñado con una rusa a la que ha conocido en vaya usted a saber qué circunstancias.

Si la rusa es de Semipalatinsk o de Chimkent y no nada allí en la abundancia, es bastante probable que prefiera quedarse a hacer compañía a Tortajada en España. Total, entre ser discriminada en Kazajstán y serlo en España, no hay color. Pero si tiene el riñón lo bastante bien cubierto en casa (y, si se ha podido permitir un viaje al extranjero, es muy probable que así sea) y no digamos si es de Moscú, la posibilidad de que no se plantee emigrar es muy alta. Así que, si Tortajada pretende continuar con el apasionado noviazgo, ya puede ir sacándose el visado.

¿Y tiene algo malo esta relación internacional? ¡Qué va! En principio, nada en absoluto. Ahora bien, el currículum de Tortajada es muy poca cosa. Podría ser peor, claro, pero, aún así, la cosa chirría. Y lo del amor está muy bien, pero claro, llegar a Rusia (pongamos que hablamos de Moscú) sin oficio ni beneficio es cosa dura.

Bueno, y para la próxima entrada, unos consejitos para todos los Tortajadas que, víctimas de la globalización sexual, han jurado amor eterno a su Dulcinuska Tobosovna.

7 comentarios:

Behemoth dijo...

Bueno Alfor, al menos es mejor ir a Moscú por una persona a la que amas, que puede ser una chica la mar de maja; que conocerla por Internete y enviarle dinero.

Pero sigue siendo triste la situación, lo que ha sido Rusia, y ahora parece una agencia matrimonial enorme.

Esther Hhhh dijo...

A los españoles les pirran las rubias, que le vamos a hacer... Y si son tontas, pues mejor, que eso de tener una mujer inteligente cerca, resulta, cuanto menos, peligroso... ¡¡¡Lo mismo hasta piensa!!! Pero vamos, dado el panorama del macho ibérico, por mí, que se vayan todos, pero todos ¿eh? a Rusia o al fin del mundo, a buscar su rubia perfecta, que esto se quede despoblado y venga mejor ganado, que el que hay da mucha pena...

Besitos

Ángel dijo...

Esta Esther (con h) debe ser la rehostia la tía. No veas que prepotencia se gasta.
Para mí que debe ser la típica fea, bajita y culigorda que ningún tío le hace caso (salvo algún desesperado con unas cuantas copas de más y sólo para un rato). Por eso va con el rollo ese de que ella es muy inteligente, claro, no como esas rusas rubias y altas que por definición son todas tontas las pobres...
Como decía mi abuela, si la envidia fuera tiña, cuántos tiñosos habría...

Alfor dijo...

Behemoth, cual cosa es mucho mejor que que te tomen el pelo. No digamos ir a Moscú por una mujer de verdad, no una sombra irreal.

Pero, aunque esté dando una impresión falsa, Rusia es bastante más que una agencia matrimonial enorme. De hecho, la parte de agencia matrimonial debería ser casi irrelevante, y el hecho de que evidentemente no sea así da que pensar.

Esther, a este español que escribe esto le gustan las rubias (de hecho está casado con una, que por cierto no es rusa), pero también las morenas, las castañas y las pelirrojas. Lo que no me gustan son las tontas. Pero, ojo, ni a mí ni a nadie con algo de caletre.

Entre las rusas las hay rubias y morenas, pero el nivel cultural de la media es bastante superior al que se puede encontrar por España. Y pensar, piensan, ya lo creo que piensan.

La verdad es que si ése es el concepto que tienes de los hombres españoles, entiendo que derivado de tu experiencia, quizá deberías revisar tu círculo de amistades, porque vaya comentario feministo-sanguinario que te ha quedado. Y, claro, luego te responden cabreados.

Ángel, pues fea no es y me consta que los hombres le hacen caso. Es cierto que parece tener, para mi gusto (y por lo visto el tuyo) algo trastocadas las relaciones hombre-mujer, pero posiblemente la sociedad tenga su parte de culpa.

Pero el tema nos llevaría muy lejos... haya paz.

Ángel dijo...

Alfor, yo creo que esta chica tiene el síndrome, tan común últimamente entre las españolas, del "por-que-yo-lo-valgo".

Y como se creen unas diosas pues van con el listón muy, muy alto.
Hasta que un día se dan cuenta de que se les está pasando el arroz, y como los pocos guapos, inteligentes y con un buen trabajo ya están todos cogidos, pues tienen que buscar a la desesperada algún pardillo que cargue con una hipoteca y unos hijos y que además se planche las camisas cuando vuelva reventado de trabajar.

Como pardillos de esos van quedando pocos, les entra una mala leche que cualquiera se arrima a ellas.

Españolas "por-que-yo-lo-valgo": ya no os necesitamos. No tenemos que aguantar vuestro divismo para que nos dejéis meterla en caliente cuando os dé el capricho o queráis quedaros preñadas. Hemos descubiertos que hay más vida más allá de vosotras. Hemos descubierto a las rusas y europeas del este en general, a las colombianas, ecuatorianas, peruanas y un largo etcétera, que os dan cincuenta vueltas y que además son MUJERES, orgullosas de serlo, sin que ello signifique que no sean inteligentes y capaces. De hecho lo son y en general mucho más que vosotras.

Seguid con vuestro endiosamiento, que ya os llegarán los treintaypico años y entonces caeréis en la cuenta que el arroz que no es que se os empiece a pasar, es que se os está quemando. Y lo peor de todo que si queréis hacer con ese arroz una paellita algo apañada, tendréis que cargar con el feo ese calvorota y gordo al que tantas veces habéis despreciado.

Pero, ojo, daos prisa. Que hasta el feo, calvorota y gordo está planeando este verano un viajecito por la Madre Rusia y países limítrofes...

Fernando dijo...

Uf, ¡cómo está el patio! Alfor, me ha intrigado tu respuesta a Behemoth, ¿a qué impresión falsa te refieres?
Fernando

Alfor dijo...

Ángel, creo que antes de que pase una generación vamos a tener en España un problemón social del quince. La sociedad española ha sido libre de cambiar y ponerse patas arriba, pero eso va a tener un precio, y lo vamos a ver más pronto que tarde.

Fernando, es que lo he redactado fatal. Lo que quiero decir es que se tiene la impresión de que Rusia es una especie de agencia matrimonial, y que esa impresión es falsa, pero que hay tantos casos de matrimonios mixtos español-rusa e, incidentalmente, de matrimonios españoles rotos después de que el marido haya pasado por Rusia una temporadilla, que la impresión persiste. Y casos como los de Mel Gibson o Lothar Matthäus, por citar dos muy recientes, no hacen sino echar más leña al fuego. Hasta yo estoy por pensar si no será verdad, y eso que vivo aquí y veo perfectamente que hay muchísimas rusas a quienes los guiris no interesamos ni un poquito.