lunes, 2 de agosto de 2010

Aconsejando

Si ir a Rusia a trabajar fuera fácil, y teniendo en cuenta que los sueldos que se pueden llegar a ganar son bastante mayores que en España, hay mucha gente que ya se habría venido. Como no es así, cualquiera puede pensar que la cosa es más complicada que lo que parece. Y así es.

Rusia no pertenece a la Unión Europea. Aunque a los españoles de ahora "en edad de merecer" les parezca mentira, hubo un tiempo en que no podíamos salir de España, a ningún país, sin pasaporte ni visado, y que sólo podíamos ir a trabajar si teníamos un contrato prácticamente desde casa, como pueden atestiguar montones de vendimiadores que a buenas horas se hubieran podido ir a Francia a hacer su agosto sin tener los papeles arreglados, o más de un estudiante (yo mismo) que se tuvo que sacar un visado para irse a Alemania, algo impensable actualmente. En aquellos tiempos, ir a Rusia (Unión Soviética, para ser exactos), y no digamos trabajar, no era ni planteable. Ahora, con la Unión Europea y su libre circulación de trabajadores, vamos por Europa como Perico por su casa. Bueno, en realidad, vamos por la parte de Europa que forma la Unión Europa.

Rusia no está ahí. Así que, ni libre circulación, ni gaitas. Para entrar, visado y, para trabajar, permiso de trabajo, que no es sencillo de obtener. Así que, el que quiera venir, que se calce.

En segundo lugar, los vendimiadores de mi pueblo no necesitaban en Francia hablar el idioma del país. Con que supieran palabras como vignoble, vin, allez les gars, plus vite, cochons! y algunas de ese jaez, iban servidos. Mi tío insistía en que se entendía en valenciano perfectamente, y lo cierto es que siempre logró volver y hasta le pagaban, así que el objetivo de la maniobra estaba conseguido.

Los emigrantes modernos no son vendimiadores precisamente. Los pieds noirs y, en general, los noirs han copado el mercado no sólo en Francia, sino en la propia España, donde la gente ha descubierto que eso de cosechar es muy malo para la espalda y se ha dedicado a estudiar, o ha puesto a estudiar a sus hijos, así que los que ahora salen son gente preparada, pero, claro, los trabajos a los que optan ya requieren bastante más que las cuatro palabras de francés, inglés o alemán que todos sabemos desde chicos. Aunque en España vamos fatal de idiomas, no falta quien añade a una buena preparación un conocimiento suficiente de algún idioma y, si durante la carrera se ha animado a hacer de Erasmus, ya tiene mucho avanzado.

En Rusia, el Erasmus no está ni se le espera, al menos en masa, así que la forma de entrar es tratar de aprender ruso en España, donde la oferta es reducidísima y de calidad bastante mediocre, o estar muy convencido de que te vas a Rusia y pasarte los veranos buscando cursos para ir olisqueando el país. Probablemente es lo que debería hacer Tortajada antes de que fuera demasiado tarde. Como estará viviendo con sus padres, debería intentar ahorrar su sueldecito y buscarse un buen curso de verano en Rusia, que los hay y desde luego mucho mejores de lo que iba a encontrar en España.

Porque lo de hablar ruso es importante. La alternativa es ser un alto directivo de una empresa superfetén al que envían a Rusia como retiro dorado con un ejército de traductores, pero eso es poco probable que le ocurra a un recién licenciado, salvo que sea el hijo del jefe. Y, si es el hijo del jefe, no necesita consejos y no hace falta que lea esto.

Eso sí, si hablas ruso con soltura, te manejas en el país y estás razonablemente bien preparado, es bastante posible que encuentres un trabajo bien pagado y en el que no haga falta quedarse hasta las nueve de la noche, como en España; quizá no enseguida, pero llegará. Ahora el trabajo del emigrante que se plantea llegar a Moscú es conseguir llegar a esa situación, que ya digo que no es fácil. Porque hay quien dice, entre mis conocidos, "Jo, qué suerte que tienes, tronko, que te has pillao un piso y ganas una pasta allí en Rusia y vienes bastante por aquí." Sí, sí, eso está muy bien y será cierto, pero cuando yo salía de la facultad y me iba a clase de ruso por las tardes a quemarme las pestañas, sin saber muy bien si me iba a servir para algo algún día, los demás estaban de tranqui viendo la tele.

O el caso de Alfina, que ya estaba viviendo por aquí con un nivel de ruso de supervivencia justiiiita, y se pasó sus tres meses, embarazada y todo, haciendo sus intensivos de ruso y conduciendo todo el santo día de aquí para allá. Cuando encontró trabajo, las españolas "señoras de" con las que se veía a veces decían "Jo, has encontrado trabajo, menudo enchufe que debes tener", pero, mientras ellas estaban quedando todos los días en casa de alguna de ellas a poner verdes a las demás y pasar la tarde, Alfina estaba con los codos encima de la mesa y la barriga cada día más grande, para que, al hacer entrevistas de trabajo, tuvieran más motivos para contratarla.

Y luego, sí, hace falta suerte y la ayuda de Dios, y hay que estar en el momento y lugar adecuados, pero siempre le sacarás más partido a la suerte si, además de en el momento y lugar adecuados, la suerte te encuentra en posesión de un título, o más de uno, y con varios idiomas en posición de listos. Porque sí es verdad que tout est pour le mieux, pero, así y todo, il faut cultiver notre jardin.

En fin, para no acabar la entrada con una cita de un tipo tan racionalista como el franchute que escribió lo de antes, termino diciendo que sí, que trabajar en Rusia mola, que es algo que hay que preparar con tiempo y que hoy en día no es ni mucho menos tan duro como lo fue en los primeros noventa. Que la mejora de las comunicaciones ha hecho esto mucho más llevadero y que, si te sientes preparado y con ganas, acabarás por encontrar la forma de venir a currar, ya sea a la primera, a la segunda, o a la tercera. Y, para el caso concreto de Tortajada, sólo queda decir que las prisas son pésimas consejeras y que mejor será que se plantee un noviazgo como Dios manda, hoy que las comunicaciones son una pasada, antes que liarse la manta a la cabeza y echarse al monte a darse de chichones. Que luego duelen lo suyo.

3 comentarios:

Fernando dijo...

Alfor, me estás sorprendiendo con estas entradas sobre la emigración a Rusia. Te imaginaba intentando convencer a alguien que quisiera ir a trabajar a Rusia que desistiera de su propósito.
La idea que saco de tu blog es que los estás pasando fatal en Rusia. Entiéndeme, a lo mejor te interpreto mal, pero es la impresión que recibo al leerte, no sé si otros lectores coincidirán.
Saludos

Alfor dijo...

Fernando, es que laboralmente Rusia tiene sus ventajas respecto a España. Las jornadas son menos largas y los salarios, en Moscú, son buenos, y el trabajo suele ser muy interesante. Lo que pasa es que en esta bitácora no hablo de mi trabajo salvo muy de refilón, cuando pasa algo muy chocante.

Fuera del trabajo (que, después de todo, son ocho horas al día, que es bastante), sí que España mola más, y mis entradas se centran en ese período del día. De todas maneras, yo lo que intento plasmar en la bitácora es que incluso un país tan kafkiano como éste puede sobrellevarse con buen humor.

Anónimo dijo...

¿Sabes por qué no hay propuesta buena de profesores de ruso en España? Porque no hay demanda. Porque dar tres clases al mes no te da ni para pipas, así que pasas de esforzarte.

Inmi