lunes, 22 de diciembre de 2008

Catolicismo en Rusia (I)

Pedía Miguel el otro día que escribiera algo sobre la situación de la Iglesia Católica en Rusia, sobre su supuesta renuncia al proselitismo y sobre las perspectivas que le esperan. Yo soy católico, pero no profeta, así que sobre las perspectivas que le esperan es bien posible que me equivoque de medio a medio. Pero bueno, es un tema sobre el que se puede escribir mucho. Yo lo he hecho en un par de ocasiones, así que me voy a permitir la licencia de copiarme. Que no se entere la SGAE, que ya me veo con un detective privado dando la vara para ver si me pago los derechos de autor a mí mismo, por supuesto con una comisión para la SGAE por la gestión, no faltaría más.

Bien, pues, comencemos con un poco de historia, que ya sabéis que me gusta. Después del cisma de Oriente, Rusia quedó enclavada entro del territorio ortodoxo y, tras la caída de Constantinopla en poder de los turcos otomanos, pasó a ser indudablemente el reino ortodoxo más importante. Los zares le echaron un ojillo a la dignidad imperial, pero de momento no se atrevieron a asumirla, cosa que finalmente ocurriría en 1721, cuando Pedro I se vio con suficiente empuje para ello. Hasta entonces, en Rusia podías ser ortodoxo o poco más, y desde luego lo del catolicismo como que lo llevaban muy mal. Eso era cosa de polacos, y los polacos eran el enemigo.

Pero el enemigo polaco se fue debilitando durante el siglo XVIII, al acabar el cual Polonia fue repartida de mala manera entre Prusia, Austria y Rusia, que se encontró con un montonazo de súbditos polacos, y por tanto católicos, en su Imperio, algunos de los cuales eran gente dedicada al servicio público y residían en Moscú y en San Petersburgo.

Era emperatriz en aquel tiempo Catalina II, que nació luterana y se había convertido a la ortodoxia cuando se casó con Pedro III, pero que digamos que era bastante tolerante con la religión y la moral, comenzando la tolerancia moral por sí misma. Así que decidió que con tanto católico en su país lo mejor sería tenerlos organizados y decidió crear un obispado. Así que la primera jerarquía católica en Rusia, que data de 1769, no fue idea del Papa sino de la mismísima cabeza de la Iglesia Ortodoxa rusa, porque el patriarcado había sido abolido por Pedro I y el propio emperador se había convertido en cabeza de la iglesia.

Las cosas siguieron más o menos así hasta 1905. El reino de Polonia formaba una unión personal con Rusia, es decir, formaba de hecho parte del imperio, y con los católicos había una actitud variable. Pablo I, (1796-1801) el hijo de Catalina II, incluso fue Gran Maestre de la Orden católica de Malta, y Alejandro I (1801-1825) pasaba bastante de los asuntos religiosos. Otros emperadores, y el caso más claro es Nicolás I (1825-1855), eran más estrictos y tendían a favorecer más a la Iglesia Ortodoxa y a atar corto a las demás.

Pero en 1905, reinando Nicolás II, se promulgó el decreto de libertad religiosa y, lo que es más, se cumplió. Las confesiones alternativas a la ortodoxa, la más importante de las cuales eran las distintas ramas de veterocreyentes, ganaron rápidamente en importancia. Tampoco les fue mal a los católicos. La movilidad de la población en el Imperio Ruso era muy reducida, pero no tanto como para que los polacos y bielorrusos católicos no constituyeran comunidades, algunas bastante numerosas, en distintos puntos del imperio.

La revolución soviética de 1917 fue un duro golpe para la religión en general, y por tanto también para el catolicismo. Los bolcheviques, a la que se vieron con la guerra en condiciones, hicieron gala de ese odium fidei que han heredado demasiados gobernantes contemporáneos y se dedicaron a sacudir a base de bien a todo lo que estuviera presidido por un crucifijo. Sobre los mamporros que se llevaron los ortodoxos ya he escrito aquí, o también aquí, aquí e incluso aquí.

Justo es que escriba ahora sobre los que nos llevamos los católicos, pero eso será a la próxima, que aquí se hace tarde.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Alfor, ¿no sé si estás informado sobre el icono con la imagen de Stalin que pintó un sacerdote ortodoxo en una iglesia de San Petersburgo? Bueno, pues este post sobre el catolicismo me ha recordado algo que me llamó la atención sobre aquella noticia. El icono está (o estaba, ya no sé) en la Iglesia de la Santa Princesa Olga de Strelná y si no me falla la memoria de mis lecturas sobre Historia de Rusia, esa princesa Olga, que fue la primera monarca cristiana de Rusia, era precisamente católica romana, no ortodoxa, y durante su regencia ante la minoría de edad de su hijo intentó que Rusia quedara en el lado de Roma en la pugna religiosa entre Roma y Constantinopla. Esta Olga es abuela de Vladimiro, el primer rey cristiano de Rusia, que ese sí fue cristiano ortodoxo. Si esta historia es cierta, y creo que lo es, la presencia del catolicismo en Rusia es mucho más antigua.
Saludos.

Alfor dijo...

Fernando, de lo del icono escandaloso ése sí que leí la noticia en su día.

Sobre Olga, vamos a matizar. Sí fue la primera gobernante cristiana de Rusia, pues fue regente por cuenta de su hijo Sviatoslav, pero no tiene mucho sentido llamarla católica u ortodoxa, porque vivió en el siglo X, y el cisma de Oriente, provocado por Miguel Cerulario, no se consumó hasta 1054, bastante después de su muerte. Hasta entonces, cualquier presencia cristiana en Rusia era católica, porque ambas iglesias eran una. Es cierto que había habido algunas tiranteces, como la de Focio del siglo IX, pero no se había roto la comunión.

De todas formas, aunque antes de 1054, fecha "oficial" del cisma, cualquier presencia cristiana, oriental u occidental, en Rusia, era católica, no he querido comenzar por ahí, sino que he preferido comenzar por tiempos más modernos, aunque quizá esté equivocado.