España se enfada. El Gobierno ha aprobado una reforma laboral que ha dejado los puestos de trabajo de los que aún están activos más inseguros que una inversión en acciones de bancos griegos. Ahora, las indemnizaciones por despido improcedente, en lugar de los 45 días por año trabajado, con un tope de 42 mensualidades, que había hasta ahora, pasan a ser, en la práctica, de 20 días por año trabajado, con el tope de 12 birriosas mensualidades, porque va a ser bastante sencillo encontrar las formas de eludir la indemnización de 33 días.
Los sindicatos han salido a la calle inmediatamente, y así el domingo pasado hubo manifestaciones en toda España, y mucho más numerosas de las que tenemos por aquí con motivo de las pasadas y futuras elecciones. No recuerdo que los sindicatos españoles se manifestaran cuando tuvo lugar el anterior recorte gordo, que fue en 1980, precisamente con la derogación de la Ley de Contrato de Trabajo de 1944 y la entrada en vigor del Estatuto de los Trabajadores, pero supongo que no lo recuerdo porque entonces era muuuy pequeñín ¿Cómo no se iban a manifestar entonces los sindicalistas españoles y los partidos obreristas? La Ley de Contrato de Trabajo sería franquista y todo eso, vale, pero la indemnización por despido era de 90 días por año trabajado. Noventa días. Como tengo algunos amigos revoltosos y levantiscos y se creen que soy de su cuerda, me están llegando al buzón mensajes llamándome a la rebelión "para que los trabajadores no perdamos lo conseguido en treinta años de democracia". En 1980 nadie llamó a las armas para defender lo conseguido en cuarenta años de... democracia orgánica, y más se perdió entonces. Creo que en Méjico también tienen todavía hoy indemnizaciones de noventa días por año trabajado, y no sé si en algún sitio más.
En fin. Dice el Gobierno que es para combatir el paro a medio plazo, porque a corto hasta el Gobierno reconoce que va a haber más paro todavía. También dice que con esta regulación nos acercamos a Europa. A ver si ponen los salarios españoles como los alemanes, para acercarnos aún más a Europa, porque acercarse a medias como que no.
¿Y en Rusia? Seguro que pensaríamos que este bendito país, vanguardia del proletariado mundial durante tantos años, ha conservado una legislación laboral ejemplar que protege a los trabajadores de los explotadores burgueses, evitando que sean carne de cañón del podrido capitalismo occidental.
Bueno, pues la indemnización por despido en Rusia es de, ¡tachán!, dos meses de sueldo, así lleves en la empresa medio año o toda tu vida laboral. Los salarios son, de hecho, lo que dicte el mercado puro y duro, porque el salario mínimo es una miseria completa. Aquí quería ver yo a la UGT, CCOO, CNT o LAB montando huelgas.
Uno pensaría que, si en España, con un régimen de relaciones laborales tan, ejem, generoso, los sindicatos se han echado a la calle indignados y ya se oyen rumores de huelga general, como ya la hubo el año pasado por mucho menos, en Rusia los sindicatos deberían estar echándose al monte, como los guerrilleros del Caúcaso.
Pero no. Los sindicatos en España son un ente bien visible, todos conocemos a alguien que está afiliado, vemos a sus líderes por televisión y convocan movilizaciones y huelgas. En Rusia, los sindicatos son un ente de ficción, como los elfos y los vuelos puntuales de Iberia. Están en la legislación laboral como en una nebulosa con la que hay que contar, pero en Moscú yo no recuerdo haber visto a ningún sindicalista (la verdad es que tampoco a un elfo, ni mucho menos un vuelo puntual de Iberia), ni una manifestación por los derechos de los trabajadores, ni muchísimo menos una huelga, ni parcial ni general.
Dentro de poco hay elecciones presidenciales, y se supone que, puesto que Rusia va razonablemente bien, sería el momento de soltar alguna promesa de impacto que permita a los trabajadores pensar que puede existir un mundo laboral más estable. Pero los trabajadores yo diría que ni sueñan con que sus condiciones puedan ser mejores, así que nadie pide nada ni se les promete nada, con lo que los cinco candidatos les ignoran más que las azafatas de Iberia a sus pasajeros. Putin, que es el futuro presidente, passa del asunto, porque ya sabe que le van a votar; Zhirinovsky es liberaldemocrático, así que, al menos por la parte de liberal, no creo que vaya a tocar nada de los derechos laborales; Prójorov es un empresario multimillonario, así que poco progreso se va a ver por ahí. Y los que se supone que son de izquierdas, Mirónov y Ziugánov, hablan mucho más de los pensionistas y veteranos que de aumentar las indemnizaciones por despido.
Así las cosas, uno ve las manifestaciones sindicales del pasado domingo en España y se sonríe por lo bajinis. Y mientras tanto, las manifestaciones siguen en Rusia, pero sin relación alguna por los derechos laborales, sino por política pura y dura y por el cambio o la permanencia del sistema, algo que en España, con algunas excepciones (¿el 15-M es una excepción?) no ocurre desde hace bastante tiempo.
Conflicto Rusia-Ucrania. Actualización mes de octubre
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"Cuánta gente apoya la guerra, y cuántos están en contra? Si bien existen
investigaciones de opinión pública no son confiables porque mucha gente
teme re...
Hace 2 semanas
2 comentarios:
¿¿¿¿ Que conoces a un afiliado a un sindicato???
Jo, tio, que suerte!
yo no soy consciente....
Danferesp, a uno. Conozco a uno. Y me han dicho que hay otro.
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