lunes, 9 de mayo de 2011

Día de Victoria (y van...)

Hoy es el día de la Victoria, una vez más. Esta vez es el 66 aniversario de la rendición alemana y, por fin, no está la ciudad llena de carteles alusivos. El ayuntamiento de Moscú, probablemente, ha pensado que le venía bien la pasta procedente de sus anunciantes habituales (L'Oréal, Puig, y todo tipo de cosméticos y de vendedores de pisos), y este año sólo ha cubierto la Tverskaya de carteles que homenajeen a los veteranos, a no ser que lo haya hecho esta noche y, cuando salga a la calle, ¡sorpresa!

En el trabajo, como siempre, hubo el viernes pasado la copita que te crio en honor a la victoria, con discurso de la jefatura en honor y agradecimiento a los veteranos. Yo no bebí. La victoria me parece bien, pero cuando vuelves a casa en bicicleta el vodka sienta de pena. Bueno, la verdad es que el vodka me sienta de pena siempre, pero, en bicicleta, además, te la puedes pegar.

Llevan toda la semana de ensayos cortando las calles. Como medio Moscú se ha tomado la semana pasada de vacaciones (o están brindando en el trabajo y, por tanto, apenas están en condiciones de trabajar), se suponía que habría menos atascos que de costumbre, pero, para compensar, el ejército ha tomado las calles principales y las ha cortado todas, restableciendo así el nivel de congestión del tráfico habitual. El jueves por la noche pudimos disfrutar del espectáculo de los tanques ensayando el desfile por la Tverskaya. A las seis de la tarde, cuando salía del trabajo, estaban comenzando a cortar la calle; a las once y pico de la noche, cuando salimos de un concierto en la Sala Chaykovsky, todavía no habían comenzado a pasar los tanques. Jo.

En estos casos, el ejército ruso, que gente tiene más que de sobra, acordona las aceras con cinta de plástico (que se rasga cada dos por tres), como la de los edificios en construcción, y pone cada diez metros un recluta de los que están haciendo la mili. Normalmente son unos tipos bajitos con cara de mala leche, que deshacen el tópico ruso de mastuerzo fortachón y buenazo; de vez en cuando, te ves a unos tipos con gorra de plato y más altos, que deben tener ya alguna graduación.

- Pero, ¿van a venir los tanques? - le pregunté a uno a la salida del concierto.
- Ahora vendrán.

El pobre estaba tan aburrido después de cinco horas que, en lugar de sus gruñidos habituales, parecía incluso dispuesto a hablar con civiles.

- ¿Y cuánto tiempo lleva usted ahí?
- Diez horas.
- Jooooo... ánimo.

En fin, que ya tengo ganas de que llegue mañana, aunque hoy sea fiesta en Moscú y, en principio, suele ser mejor estar de fiesta que trabajar. Y un día de éstos escribiré sobre una veterana rusa que conocí el día de Pascua y con la que estuve charlando un par de horas. Y, además, no es una veterana como las demás, no, aunque estuvo en Berlín el 9 de mayo de 1945. Igualito que el firmante de la imagen de arriba.

2 comentarios:

Arkadi dijo...

Total, como las Fallas aquí en Valencia ^^ Por lo menos, ahí sólo dan la brasa durante dos días, aquí nos tiramos casi dos semanas con la ciudad medio colapsada. Menos mal que está Valenbisi.

Alfor dijo...

Arkadi, hombre, si unimos las manifas del 1 de mayo, salen algo más de dos días, pero sí, a las Fallas no le llegan ni a la suela del zapato.