viernes, 12 de diciembre de 2008

Put me back on my bike!

El título de esta entrada son las últimas palabras apócrifas de Tom Simpson, que no es un pariente de Bart o de Homer, sino un ciclista profesional inglés que la palmó en el Tour de Francia de 1967, subiendo el Mont Ventoux, a causa de pasarse con las anfetas y de mezclarlas con alcohol, con una diarrea y con los cuarenta y pico grados del verano de 1967, que, según mi madre, fue un verdadero infierno. Mi madre pasó todo el verano de 1967 en un avanzado estado de gestación que parecía no terminar nunca, así que lo recuerda muy bien.

Pero eso fue entonces. Entretanto, nos encontramos en el invierno de 2008, y algo hay en común con 1967: que hace una temperatura desusadamente alta y que, en consecuencia, "I'm back on my bike".

Efectivamente, nevó tímidamente a finales de noviembre y ya parecía que esto iba en serio, pero he aquí que las temperaturas se han vuelto farrucas, subieron ¡en diciembre!, llovió un par de días, la nieve se derritió y yo, que ya estaba a punto de mandar al bulto misterioso al desván, vi que la cosa podía prolongarse, y así ha sido hasta hoy. Si el invierno de 1941 hubiera sido como éste, igual la Wehrmacht hubiera celebrado el año nuevo en el Kremlin.

De todas formas, si ya en cualquier época del año un ciclista en Moscú es un tipo bastante raro, hace ya un mes largo que me miran con incredulidad extremada. Porque sí, el suelo permite circular sin grandes resbalones y las temperaturas son benignas, pero una cosa es el cambio climático y otra las horas de luz en invierno, que no han cambiado. Primero tuve que ponerme las lamparitas a la salida del trabajo, cuando ya era noche cerrada, pero es que ahora ya me las tengo que poner a toda hora. Hay días que parece que no haya amanecido.

La gente está mohína porque no hay nieve. Parece que Ded Moroz va a tener que ponerle ruedas al trineo. Yo, en cambio, estoy encantado: se puede pisar con garbo cuando se va andando, se puede rodar tranquilamente en bicicleta, la porquería no se acumula bajo la capa blanca (con lo que quizá marzo será menos mugriento que de costumbre) y, muy importante, mis niños no han sacado el trineo del desván.

Porque seguro que sospecháis a quién le tocará tirar del trineo cuando caiga la primera nevada seria, ¿verdad?

4 comentarios:

Kinoforov dijo...

Muy buenas Alfor.

Pues precisamente el otro día me acordé de tí porque en la capital de los urales también se siguen viendo algunos intrépidos ciclistas (aquí las temperaturas todavía son normales).

De todas formas hoy volvió a nevar ... y esta sí que puede ser la definitiva! Ya te contaré si algún intrépido sigue usando su bicicleta pese a la adversidad.

Esther Hhhh dijo...

Vaya Alfito, allí no nieva y aquí hace un frío nada normal para estas latitudes. En serio. Durante las dos semanas anteriores, el termómetro apenas llego a las dos cifras y sólo en algunos momentos durante el día, cuando el sol intentaba ganar al frío. Tras una tregua durante el fin de semana, las temperaturas volvieron a bajar, antesdeayer había un viento frío polar que quitaba el aliento y hoy lo mismo, hace un rato el coche me marcaba 12 grados, pero ya sabes eso de la sensación térmica y como hay un suave airecito más bien frío, pues los 12 grados se convierten en bastantes menos. Y la humedad, claro. No nos olvidemos de ella.

Total que no, todavía no nieva, aunque lo hizo hace un par de semanas en la Valldigna y también en La Safor y en La Vall de La Gallinera y sierras adyacentes, y por supuesto, Alcoy, Morella y otros lugares de "montaña" mediterránea. A este paso, Alfi, te digo yo que Moscú va a disfrutar de un benigno invierno mediterráneo mientras aquí nos congelamos a no sé cuantos grados bajo cero. Eso sí, al menos seguiremos disfrutando de más horas de sol y de luz.

Besitossssssss

Anónimo dijo...

¡Tú andas con garbo siempre!

Alfor dijo...

Kinoforov, hay gente muy tozuda. No excluyamos que, con nieve y todo, haya cabezotas que insistan en el X-bike.

Esterita, me dais una peeeena.

Alfina, y soy todo ritmo, no faltaría más.