lunes, 8 de diciembre de 2008

La celebración (y IV)

En la anterior entrada, después de pasar por grandes apuros para esquivar las invitaciones a trasegar vodka y retirarme al cuarto de baño a pedir refuerzos, salgo del mismo dispuesto a enfrentarme al mundo.

En cuanto salí del cuarto de baño y volví al salón, me encontré ya a todo el mundo de pie. Volodya estaba triscando de allí para allá; Artyom se reía con el Profesor y con el habitante de la solución habitacional socialista; el anfitrión charlaba con el cubano. La hija del cubano y la de Volodya hablaban entre ellas muy bajito. Yo intenté disimular y alcancé mi lugar como quien no quiere la cosa. Volodya me vio, no sé ni cómo, porque no parecía en condiciones de ver nada, y me saludó desde donde estaba. Yo le saludé, llené mi copa de agua y la levanté, pero él se dio cuenta y dijo que así no valía y que ya la estaba llenando de vodka. Como lo que había por allí era samogón ucraniano, tuve que hacer de tripas corazón y llenar la copa con eso.

Contra todo pronóstico, sobreviví.

- ¡Buen samogón! - dije en cuanto recuperé algo la voz, para halagar al que lo trajo.
- Sí, lo hemos traído directamente de Ucrania Occidental. Es casero.

La conversación derivó precisamente hacia Ucrania Occidental, lugar donde los rusos son relativamente mal vistos. Al parecer, y como en tantas ocasiones, eso ocurre sobre todo a nivel oficial, y el pueblo llano no tiene ningún problema con los rusos, o al menos eso era lo que decía la habitante de la solución habitacional socialista, que había estado por allí. Otros no lo veían tan claro.

Volodya se había levantado y paseaba su embriaguez por toda la sala entre las risas de los demás, que también, quien más quien menos, iba contentillo. Como la cena ya había terminado, y había un montón de platos vacíos o en desuso en la mesa, las mujeres se pusieron a retirarlos y a llevarlos a la cocina para darles un enjuague. Yo, en cuanto lo vi, me puse a retirar platos también y a llevarlos a la cocina.

Las mujeres me miraron con cara de incredulidad.

Los maridos seguían trasegando alcohol a risotada limpia, sin pensar siquiera en mirar a la mesa.

Las hijas del cubano y de Volodya, un poco apartadas, conversaban de cómo les iba en el colegio o en la universidad.

Yo no sabía muy bien dónde meterme y fui cambiando de un grupo a otro.

Poco a poco, y como saliera el postre, una tarta buenísima obra de nuestro anfitrión, que es un repostero muy manitas, fuimos volviendo a nuestros sitios, o más o menos a nuestros sitios, porque Volodya no se debió encontrar con ánimos para alcanzarlo y se quedó donde estaba. Pero en esto vislumbró su copa, que estaba llena, se levantó y dijo:

- ¡Un brindis! ¡Voy a pronunciar un brindis!

Entonces balbució algo, parece que efectivamente un brindis, que nadie entendió, vació su copa en la boca, y ocurrió lo que tenía que ocurrir: hizo una mueca extraña, escupió el vodka que fue a parar sobre la mesa y, gracias a Dios, no salpicó a nadie, y acto seguido se desplomó sobre el sofá y se quedó en estado catatónico.

- Jo, tío, lo he tumbado - dije al cubano, que estaba frente a mí -. Bueno, o tú, que eras quien le servías.
- No, no, tú bebiste con él, tú lo tumbaste. Él no supo ver sus límites.

Me acerqué al anfitrión.

- Bueno, ya lo hemos tumbado.
- Ja, ja, pobre Alfor -me dijo- ¿Te ha dado mucho la vara? Es un tío muy majo, pero, cuando bebe, puede ponerse pesado.
- Qué va, tío, me lo estoy pasando de miedo - y, ciertamente, me lo estaba pasando estupendamente. No, el samogón no tenía nada que ver.

Cuando llamó Alfina, que lo hizo, le dije que bueno, que el peligro había pasado y que me quedaba un ratito más. Estuve de charla con todo quisqui un buen rato, pero al final ya se me hizo la hora y me fui despidiendo de la gente. Eso sí, el Profesor y Artyom, que iban camino de seguir el mismo destino de Volodya, a la que se dieron cuenta de que me iba dijeron que no me podían dejar marchar así.

- ¡No, no! ¡De ninguna manera! ¡Tienes que tomar una copa para el camino!

Y me llenaron la copa, que tuve que vaciar. Dios mío, qué cruz.

Al final, me acerqué a Volodya, que seguía inconsciente. Le puse la mano en el hombro, pero nada.

"Uf, menos mal que hoy este hombre no iba a beber. El día que vaya a hacerlo, no quiero ni pensarlo", pensé.

* * *

Una semana después, nuestros anfitriones nos devolvieron la visita y recordamos la celebración.

- Lo que más les sorprendió a mis amigas -dijo la anfitriona- fue que Alfor se pusiera a ayudar a recoger la mesa. "Yo quiero uno así", decían. No me extraña que los españoles triunféis entre las rusas.

- Y lo que más me sorprendió a mí -dije- fue que las mujeres estabais encantadas y parecíais competir a ver qué marido bebía más. Una española hubiera pillado un cabreo del trece en la misma situación. No me extraña que las rusas triunféis entre los españoles.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Maestro, Usted domina el ruso, y vaya que le sale!

Sin entrar en detalles, ha pasado Usted mucho tiempo en tierras eslavas?

Respetuosamente,

Alfred Muñoz

Krasnodar

Alfor dijo...

Alfred, bienvenido y gracias. Sí, la verdad es que algún que otro lustro sí que llevo por aquí, aunque creo que lo podría haber aprovechado mejor.

Esther Hhhh dijo...

Ains Alfito, que buena esta aventura en tierras moscovitas. De verdad que me he reído agusto (contigo, que no de ti). Me había saltado el capítulo tres, pero lo leí ahora (antes del cuatro, como Dios manda).

Genial la aventura, por cierto ¿estuvo rico el postre, de queé era? jejejejee...

Y Volodya, ¿sobrevivió a su coma etílico? La verdad es que tienes mucha razón, menudo atajo de machistas, los rusos, y cierto, a las españolas no nos haría mucha gracia ver a nuestra pareja agarrando semejante turca, a menos, claro está, que fuera un "tête a tête", entonces, aún tira que te va.

Bueno corasonsito, muchos besos grandes para todos, por cierto ¿crees que nos veremos estas Navidades? A ver si es que sí y de paso a ver si conozco en persona y de una vez a Alfina, que ya va siendo hora, jejejeje...

Besitosssssss

Alfor dijo...

Esterita, el postre era una tarta con mucha leche condensada, como está mandado por aquí. Volodya, que es más fuerte de constitución que de cabeza, sobrevivió a la noche perfectamente. Y los rusos no son machistas en absoluto, y de eso no iba la entrada. Desde luego, no son más machistas que las rusas y, en todo caso, todos los rusos en la cena iban acompañados de sus esposas.

Curiosamente, el único que iba de juerga, dejando la mujer en casa con los niños, era yo, que no soy ruso.

Anónimo dijo...

Maestro Alfor,
es un placer leerle, aunque vamos(!), sus crónicas no hablan precisamente del placer, sino de esa inexplicable levedad del ser. Lo curioso es que leendo su tan exacta apreciación de la realidad circundante (los que compartan el mismo escenario, sin dudas lo reconocerían), subyacentemente aparece, por lo menos en mi caso, una fuerte sensación de una especie de fatalismo, como si Usted fuera prisionero de aquel territorio que no lo suelta y lo hace vivir ese cuasi bulgakiano dia a dia. Le he preguntado en mi anterior mensaje sobre la antigüidad de su estadía en Rusia, porque me ha impresionado la compenetración que Usted demuestra con su conocimiento idiosincrásico del entorno que describe, que en mi opinión refleja un alma sensible, aunque no muy felíz. Y quiero pedirle mis más sinceras disculpas por semejante y caserísima intromisión psicológica, con todo el riesgo de ser refutado, caso aquello acontezca, lo acepto desde ya, sin ninguna discusión.
Un fuerte abrazo,

Alfred Muñoz

Stavropol

Alfor dijo...

Alfred, hombre, mis crónicas puede que no hablen de placer, pero me gusta escribir, y eso ya significa un placer.

No me considero prisionero de Rusia, ni mi intención es transmitir fatalismo, pero concedo que pueda ser así. Después de todo, Rusia es el país del fatalismo, cosa curiosa en un país con una tradición cristiana como la de éste. Después de todo, cristianismo es libertad, y el fatalismo no tiene nada que ver con eso.

Aunque no lo necesita, tiene usted permiso para interpretar a su gusto las entradas que escribo. Yo tengo mi interpretación, por supuesto; pero el hecho de que yo sea el autor no le quita mérito ni precisión a otras interpretaciones divergentes.

Sobre la entrada en concreto, me halaga lo que escribe de "alma sensible, pero no muy feliz". Créame que no me va mal; en cualquier caso, aunque quizá mis entradas no lo reflejen, soy optimista (como, por cierto, debe serlo todo cristiano que se crea que lo es).

Un placer leerle, ya escriba usted desde Krasnodar o lo haga desde Stávropol. Y un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Maestro Alfor,
queda entonces ahí el asunto de las interpretaciones.
Usted, como un ser sensible que es, sin dudas no podría concordar con mi apreciación declaradamente unívoca, pero siempre hablé de sensaciones que en definitiva es la única opción que tiene un lector al recorrer una obra escrita. Sin dudas, este epistolar intercambio de pareceres y sensaciones modifica aquello que aun existe en la unidireccionalidad de las ediciones literarias, abreviando casi al instante esa suerte de respuesta, de reflexión provocado por aquel impulso inicial que es una obra escrita. Porque Usted escribe cuentos, una manera más comoda y sutil de perpetuar las ideas pasajeras del día a día. Un diario. En fin, quizás estos comentarios mios exceden la habitual tónica que suele predominar en este libro de visitas, imprimiéndole cierta densidad lógica, pero en el fondo y en la superficie Usted quedaría satisfecho, ya que mi intención es contribuir con cierta arritmia intelectual en esta amena rítmica de opiniones que puedan aparecer por este medio tan impersonal. No obstante, y pasando a un tono más coloquial, si en algun momento sentirá Usted alguna molestia de mi parte, bastará con solo ponerle un punto a este cuento, del cual le reconozco plenos derechos. Sí señor, Cuento, o una página más de este interactivo diario suyo. Convengamos que esta parte de la vida también es parte de aquella que Usted describe tan ricamente. No es difícil imaginarlo. Cambia sólo el escenario: del "Toro Negro" de Nizhniy Nóvgorod, a estas páginas "digitales", yo bien podría ser aquel ruso que quería venderle gato por liebre! Sólo que no lo soy, es otra mi función.
Sabe, estimado Alfor, mi única motivación para escribile, radica en alguna SENSACIÓN, en algun idea preconcebida, la cual quiero confirmar o refutar. Por lo que le pediría ayuda, ya que paciencia no le falta.
Querido español en tierras rusas, si está Usted de acuerdo en continuar este "improbable" dialogo sin aparente razón, con mucho gusto expondría mi fugaz teoría.

Gran saludo,

Alferd Muñoz

Anónimo dijo...

Vale, es catalan, pero no menos querido (y cascarrabias!)
Abrazo

Alfred M.

Alfor dijo...

Alfred, exponga su teoría si le place, no faltaría más, pero no soy catalán y, aunque lo fuera, no por ello dejaría de ser español, como lo son la práctica totalidad de los catalanes que en este mundo son y han sido.

Sus comentarios son bienvenidos. Cierto que no siguen la pauta del comentario al uso, que tiende más a la brevedad, pero su inusualidad los hace interesantes.

Anónimo dijo...

Maestro Alfor,

antes que nada, gracias por comprender las posibles razones de su humilde interlocutor.
En primer lugar debo confesarle que recien ahora leí este aclaratorio situado justo debajo del SOLDADO FANFARRÓN, "Todo lo que se cuenta aquí debería tomarse con sentido del humor. Si usted no se ve capaz de hacerlo, y aun así persiste en entrar y leer, sepa que no va por usted, que lo que se cuenta está fuera de contexto y que incluso es posible que no sea ni verdad".
Este descubrimiento hizo aún más fuerte mi presentimiento de que Usted sea un cuentista, en el sentido más noble de la palabra.
En segundo lugar, si supusieramos que no todo lo que se cuenta en su diario esté del todo fuera de lo contextual y de lo verdadero, sino por el contrario, muy, pero muy coherentemente entrelazado en capítulos salpicados en una aparente aleatoriedad, entonces estaríamos frente a un journalist semejante a los que ponen en riesgo su vida, cual Bayron, o Hemingway para estar más cerca de la realidad, para así no perder detalle alguno y ser fiel a la verdad, en su sentido más multipolar posible.

Toda esta introducción tiende a un único objetivo - reconocer en su intención aparentemente lúdica una obra de gran envergadura, casi quizá sin proponerselo Usted mismo.

Ahora, terminado el preámbulo, pasaré (en el próximo capítulo) a exponer mi, en el fondo, ingenua teoría.

Saludo cordial

Alfred Muñoz

Anónimo dijo...

Estimado Alfor,

con su permiso pasaré a describir mi teoría, que en realidad no es teoría ninguna, sino sólo mi punto de vista. Y qué es lo que veo yo? Veo a un hombre con innegables habilidades en cuanto a lo humanístico y lo profesional (que van de la mano) y con un criterio que revela la aceptación de una doctrina tan influyente ý comprometida (políticamente), como lo es la doctrina católica. Veo a este hombre que es Usted, que viene de un país que aun mantiene todas las condiciones para seguir por los senderos de un Imperio, con todas las condiciones (que ejerce) y condicionantes(segun la ley de la causa y el efecto) que lo habilitan para serlo, sin tener que atribuirse tal título públicamente por no influir sobre lo esencial, como no lo hace ninguno de los paises que hoy puedan aspirar a esa categoría.
Veo por lo tanto a un hombre, comprometido con su credo, principios y valores que tiene cómo argumentar y defender. Veo a un hombre. Un hombre con todas esas características, desde ya generalizadas, ya que no lo conozco ni por foto, que pasó por "varias guerras", y por países que quizá ni todos conozcan de nombre, y que entre otras muchas paradas en su viaje (supongamos que por lo laboral) llegó a parar en Rusia. Rusia? Sí, Rusia. Otro Imperio más.
El resto está todo volcado en sus digitales páginas que es un deleite para cualquier lector, y un asumido placer para Usted. En aquellas muy ocurrentes páginas se describe con mucho oficio principalmente la mirada de un ser humano sobre lo que lo rodea o lo ha rodeado alguna vez y de algun modo lo preocupa, o lo estimula para la reflexión. Nada de esto por su obviedad sería motivo de mi exposición, si no fuera por lo de aquel choque de Imperios que estan constantemente siendo tema de sus "entradas". Es decir, en ellas yo veo no sólo a "un hombre", sino a un representante del Imperio Español (bien constituido, histórico) quemándose la mirada sobre el orden de las cosas de aquel otro Imperio que es Rusia (un imperio más ambiguo y pagano hasta en su cristianismo, entre tantas otras similitudes y diferencias).
Me llamó la atención esa constante pugna, esa mirada crítica (siempre con altura, hay que reconocerlo) sobre este claramente "incorrecto" Imperio con su incomprensible para muchos fatalidad.
Todo esto me ha llamado la atención y me impresionó inicialmente, ya que contrastaba con mi visión de un viajero que soy yo que todo lo que ve, lo acepta como acepta a la lluvia o el viento. Pero después de meditar un rato, lo acepté también, ya que se trataba de una visión deferente de la mía, y con eso ya me ha bastado.
También me ha divertido leer los comentarios de aquellos que de algun modo se solidarizan con su civilizada visión sobre los barbaros que quieren invadir Europa (como si fuera la primera vez...). Obviamente, si en algun momento se sentiría alguna parcialidad en mi sincera opinión, me atengo a su tan oportuna salvación de: "Todo lo que se cuenta aquí..."
En fin, una vez más me quito el sombrero ante su capacidad adaptativa (para hablar correctamente un idioma alcanza con estudiarlo bien, pero para ENTENDERLO tanto o más de lo que lo entienden los nativos, además del tiempo, es necesario saber ACEPTAR su idiosincrasia, y tampoco es garantía..). Justamente esa capacidad de apertura cultural la he notado en Usted.
Esto es todo, gracias por su atención, estimado maestro Alfor.
Lo saludo cordialmente, deseándole feliz Navidad y un próspero Año Nuevo para Usted y para su familia.

Alfred Muñoz de Tambóv

Alfor dijo...

Alfred, con interés he leído su mensaje. Algo de lo cuenta hay, desde luego. Incluso mucho. Podría decir que estoy casi totalmente de acuerdo con usted, aunque yo lo hubiera dicho de otra manera.

Yo también le deseo feliz Navidad y que la pase en la mejor compañía posible, ya sea en Krasnodar, Stavropol o Tambov o dondequiera que le pille la Nochebuena.

Anthonio dijo...

Dios mío, estoy anodadado, yo estuve en ese restaurante de Nizhny Novgorod, "El Toro Negro", el mundo es un pañuelo :))