viernes, 27 de octubre de 2006

Final de temporada

En algún otro sitio he escrito cómo son las carreras en Moscú. Originales, al menos en relación con la misma experiencia en Valencia. Quizá por eso estaba llegando el momento de participar en una carrera por aquí.

Y eso ocurrió el otro día, en el puerto de Valencia. Con tanta Copa del América y tanta historia, la misma carrera, el "Pas Ras al Port" llevaba dos años con un recorrido entre grúas de construcción, sacos de cemento, carretillas y arena; pero este año las obras están tocando a su fin, y el Pas Ras ha vuelto a su recorrido tradicional de diez kilómetros.

- ¿A qué ritmo vamos? -me preguntó uno de mis compinches de innumerables carreras.
- Bueno, yo me daría por satisfecho con ir a cinco -no hay que pasarse, teniendo en cuenta el mini jet lag y el duro viaje de la víspera desde Moscú.
- Vale. Yo hace tiempo que no salgo y estoy un poco pesado. Salimos a cinco y luego vemos a ver si podemos bajar.

Mi otro compinche, al que llamaremos Peixos, que iba con su mujer (que no iba precisamente a cinco, ni a seis, ni siquiera a siete), y que es perfectamente capaz de bajar de cuatro, dijo que iba a dar un paseíto sin forzar y que se venía con nosotros. Mi hermano, que también venía, quedó claro que iba a su bola.

Salimos, y fuimos todo el rato entre 4'45" y 4'55". Yo iba bastante bien, conversando a ratos con mis compañeros; pero Peixos se encontró un conocido y se puso a hablar con él. Primero se quedo unos quince metros y luego se pusieron detrás de nosotros.

- Sí, -decía Peixos- ahora hago triatlon, pero sólo he hecho de la categoría sprint, nada serio. La próxima temporada quiero hacer alguno olímpico.

Su interlocutor no iba tan suelto como Peixos, y sólo alcanzó a decir.

- ¿Sí?
- Sí -siguió Peixos-, vendría bien como preparación para la maratón. A ver si el año que viene corro alguna.

El interlocutor, a quien el ritmo de 4'45" le venía definitivamente un poco justo para, además, ir conversando, sólo llegó a musitar lo que me pareció un gemido.

- ¿El iron man? -parece que Peixos creyó entender una pregunta- No, de momento no. Eso lo dejo para más adelante ¿Que qué es? Sí, son diez kilómetros de natación, cien de bicicleta y una maratón corriendo.

Se hizo el silencio. Peixos se puso de nuevo a nuestro lado.

- Oye, que éste se ha quedado.
- Jo, macho, es que le has dejado la moral por los suelos. No me extraña.

Llegamos al kilómetro ocho, y yo comenzaba a ir justo.

- ¿Apretamos?
- Tirad p'alante, que yo ya llegaré como pueda.

Mis dos compinches apretaron un poco, y se fueron como cinco metros. Luego un poco más. Cada vez se les veía más lejos. Mientras se alejaban, sentí que la temporada de carreras estaba acabando precisamente en ese momento, y que iba a tocar dedicar más tiempo a ser mayor.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Así es mi querido Alfor...y la vida sigue, ese es un maratón más difícil, el de la vida...

Saludos

Esther Hhhh dijo...

Alf, yo creo que sólo es que no estabas entrenado, o que sufrías el mini jet lag de marras... pero si tas hecho un chaval, hombre. Por cierto, en la foto no sales o tas muy camuflado, por más que te he buscado, no te he encontrado... Dime una cosa ¿conozco a alguno de tus compinches? ya sabes, como siempre pura curiosidad. (A tu hermano no lo cuentes que a ese sé que le conozco al menos de vista)
Besitosssss

Alfor dijo...

BAR, habrá más temporadas. Ahora toca hibernar y ganar fondo.

Esther, no sé si conoces a alguno de mis compinches. Todo podría ser.