
Y eso ocurrió el otro día, en el puerto de Valencia. Con tanta Copa del América y tanta historia, la misma carrera, el "Pas Ras al Port" llevaba dos años con un recorrido entre grúas de construcción, sacos de cemento, carretillas y arena; pero este año las obras están tocando a su fin, y el Pas Ras ha vuelto a su recorrido tradicional de diez kilómetros.
- ¿A qué ritmo vamos? -me preguntó uno de mis compinches de innumerables carreras.
- Bueno, yo me daría por satisfecho con ir a cinco -no hay que pasarse, teniendo en cuenta el mini jet lag y el duro viaje de la víspera desde Moscú.
- Vale. Yo hace tiempo que no salgo y estoy un poco pesado. Salimos a cinco y luego vemos a ver si podemos bajar.
Mi otro compinche, al que llamaremos Peixos, que iba con su mujer (que no iba precisamente a cinco, ni a seis, ni siquiera a siete), y que es perfectamente capaz de bajar de cuatro, dijo que iba a dar un paseíto sin forzar y que se venía con nosotros. Mi hermano, que también venía, quedó claro que iba a su bola.
Salimos, y fuimos todo el rato entre 4'45" y 4'55". Yo iba bastante bien, conversando a ratos con mis compañeros; pero Peixos se encontró un conocido y se puso a hablar con él. Primero se quedo unos quince metros y luego se pusieron detrás de nosotros.
- Sí, -decía Peixos- ahora hago triatlon, pero sólo he hecho de la categoría sprint, nada serio. La próxima temporada quiero hacer alguno olímpico.
Su interlocutor no iba tan suelto como Peixos, y sólo alcanzó a decir.
- ¿Sí?
- Sí -siguió Peixos-, vendría bien como preparación para la maratón. A ver si el año que viene corro alguna.
El interlocutor, a quien el ritmo de 4'45" le venía definitivamente un poco justo para, además, ir conversando, sólo llegó a musitar lo que me pareció un gemido.
- ¿El iron man? -parece que Peixos creyó entender una pregunta- No, de momento no. Eso lo dejo para más adelante ¿Que qué es? Sí, son diez kilómetros de natación, cien de bicicleta y una maratón corriendo.
Se hizo el silencio. Peixos se puso de nuevo a nuestro lado.
- Oye, que éste se ha quedado.
- Jo, macho, es que le has dejado la moral por los suelos. No me extraña.
Llegamos al kilómetro ocho, y yo comenzaba a ir justo.
- ¿Apretamos?
- Tirad p'alante, que yo ya llegaré como pueda.
Mis dos compinches apretaron un poco, y se fueron como cinco metros. Luego un poco más. Cada vez se les veía más lejos. Mientras se alejaban, sentí que la temporada de carreras estaba acabando precisamente en ese momento, y que iba a tocar dedicar más tiempo a ser mayor.
3 comentarios:
Así es mi querido Alfor...y la vida sigue, ese es un maratón más difícil, el de la vida...
Saludos
Alf, yo creo que sólo es que no estabas entrenado, o que sufrías el mini jet lag de marras... pero si tas hecho un chaval, hombre. Por cierto, en la foto no sales o tas muy camuflado, por más que te he buscado, no te he encontrado... Dime una cosa ¿conozco a alguno de tus compinches? ya sabes, como siempre pura curiosidad. (A tu hermano no lo cuentes que a ese sé que le conozco al menos de vista)
Besitosssss
BAR, habrá más temporadas. Ahora toca hibernar y ganar fondo.
Esther, no sé si conoces a alguno de mis compinches. Todo podría ser.
Publicar un comentario