En los nuevos tiempos, Izvestia ha conseguido adaptarse muy bien a las circunstancias actuales. Es un diario de mejor calidad que antes, que tuvo la fortuna de aliarse en el momento preciso con el "Financial Times", lo que le llevó a disponer de un buen maestro en temas de economía de mercado, y con ello ha conservado una información económica de una calidad nada desdeñable. Bien escrito, aunque últimamente parece estar haciendo progresivamente guiños cada vez más evidentes hacia el sensacionalismo, ha encontrado un nutrido grupo de lectores identificados con su línea editorial.
El lector de Izvestia es una persona cultivada, de edad tirando a avanzada y bastante conservadora, aunque debe quedar claro que la palabra "conservador" tiene un significado totalmente distinto al que tiene en España, probablemente porque lo conservable es igualmente distinto. Es algo así, diría yo, como el ABC en España. Suele traer comentarios históricos, sigue informando sobre aspectos más de la URSS que de Rusia y, con mucha más mesura que Rossiyskaya Gazeta, tiende a apoyar al Kremlin, aunque sin lamerle el culo tanto.
Veamos la traducción de las primeras líneas del artículo en que se informa sobre la reunión entre el presidente y la oposición parlamentaria. Lo tenemos con pelos y señales aquí.
El Presidente dará garantías legales a la oposiciónEl artículo continúa. Parecen reuniones distintas, pero es la misma, sólo que el artículo de Izvestia, también progubernamental, se lee con agrado por su mejor estilo y porque el peloteo al Kremlin es mucho más inteligente que el de Rossiyskaya Gazeta y, quizá por ello, es mucho más probable que lo que sucedió en la reunión se aproxime mucho más a la versión de Izvestia.
Los líderes de los grupos parlamentarios conversaron con el jefe del Estado.
Dmitri Medvedev aconsejó a la oposición parlamentaria volver al trabajo legislativo, y expresar sus pretensiones acerca de los resultados de las pasadas elecciones del 11 de octubre no en forma de protesta espontánea, sino a través de los tribunales. Los líderes de los tres grupos - KPRF, LDPR y "Rusia Justa" - fueron a propósito el sábado a la residencia del Presidente para quejarse de los injustos, desde su punto de vista, resultados de las elecciones. Medvedev escuchó a los parlamentarios durante más de una hora y finalmente declaró que el principal estabilizador de la actividad de la oposición podría ser la Ley sobre Actividad Opositoria, que el jefe del Estado probablemente vaya a presentar a la Duma tras consultar con todos los partidos políticos.
Mientras esperaban al Presidente, los líderes de los grupos parlamentarios se portaron de diverso modo, mostrando, si no odio, sí por lo menos descontento mutuo. Se veía claro que el secretario del Presidium del Consejo General de "Rusia Unida", Viacheslav Volodin, no quería sentarse junto al vicepresidente del Parlamento Zhirinovsky, del LDPR. Tampoco en esta ocasión Volodin perdió la ocasión de ser sarcástico, al recomendar a Zhirinovsky aglutinar a la oposición de derechas. El líder del LDPR resultó estar preparado para tal giro de los acontecimientos, declarando que podría aglutinar la oposición del lado que hiciera falta, con tal de que los de Rusia Unida no le echaran champú en su camino. No quedó claro por qué se refirió precisamente al champú, ya que Zhirinovsky se puso inmediatamente a aclarar al líder del KPRF, Gennady Ziuganov, que la última revolución de octubre no ocurrió en 1917, como pensaba él, sino sólo diez días antes, durante los sucesos en la Duma.
En la siguiente entrada de esta serie, lidiaremos con un diario belicoso y sostenedor de las causas más increíbles del mundo entero.
Le tocará el turno al Moskovsky Komsomolets.
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