- ¿Y no habrá algún restaurante español en Minsk?
- Hay uno, el Rincón Español, en el centro.
- Esta mañana he estado buscándolo por donde decía la guía telefónica del hotel, pero allí no había nada.
- Creo que lo quitaron hace poco -dijo otra camarera de la pizzería.
No es fácil encontrar restaurantes españoles por el mundo. Así como italianos los hay a docenas, o turcos, o franceses, o hasta estadounidenses, que ya tiene guasa que los gringos hayan logrado exportar su cocina, españoles apenas los hay. Y mira que la cocina española (o, casi mejor dicho, las cocinas españolas) es notable y no tiene nada que envidiar a ninguna. Pero no hay manera. Salvo en Alemania, donde sí hay restaurantes españoles a patadas, en otros países cuesta Dios y ayuda hallarlos.
Ya que estaba en Minsk, y siguiendo con aquella entrada sobre restaurantes españoles, me empeñé en escudriñar un poco más, y al final me hablaron de otro sitio. Poco antes de que saliera el vuelo que me devolvería a Moscú, decidimos pasar por allí a hacer la crítica.
Como se ve en la foto, por fuera el lugar es una mezcla de cuartel de la Guardia Civil y de licorería jerezana. Como siempre, profusión de rojo y negro, y ausencia casi absoluta de los demás colores. Esta vez sí, sabíamos que el dueño del establecimiento era español, de Barcelona, y algo nos habían contado sobre las circunstancias que rodearon la apertura del negocio. Incluso un español que casualmente andaba por Minsk por esas fechas, aunque ya se había ido, nos había dicho que había comido allí por la noche, que el local estaba bien para ir de farra y que la carne estaba mejor que en la cervecería irlandesa donde había cenado la noche anterior. No le quise preguntar a qué tipo de carne se refería, aunque, en cualquier sentido de la palabra "carne", superar al irlandés parecía posible sin esforzarse demasiado.
Como no era de noche, lo de la farra no lo podríamos comprobar, pero lo de la comida sí.
- Me gustaría ver cómo hacen el gazpacho.
- Pues yo, si tienen arroz al horno, creo que lo probaré.
- Un filetito a la plancha no estaría mal.
- Mmmm... si el dueño es de Barcelona, seguro que la crema catalana estará para chuparse los dedos.
- Cómo nos vamos a poner...
Entramos, dejamos los abrigos, mientras un cartel nos animaba a alistarnos en la gloriosa Legión y otro señalaba a Camarón de la Isla como el más grande de todos los tiempos, y avanzamos hacia el interior esperando a que nos sentaran. Muchos carteles de corridas, mucho rojo, mucho negro, bastantes comensales, todos locales, y algunas mesas libres.
Una camarera, vestida de rojo y negro, nos vio la cara de despiste.
- ¿Qué desean?
- ¿Dónde podemos sentarnos para comer?
- A mediodía tenemos autoservicio. Al fondo tienen las bandejas y allí están las vitrinas con la comida.
- Esto... bueno...
Pillamos una bandeja y vimos lo que había en las vitrinas. De beber, compota aguada de fruta y vasos de zumo de manzana (nada de vino de la casa, ni de jarritas de sangría); de primero, ensaladas olivier y stolichnaya con abundante mahonesa (nada de la ensalada mediterránea de toda la vida, ni mucho menos de gazpacho), borsch, schi y solyanka (ni sopa de verduras, ni menos de ajo, ni cocido, ni lentejas, ni garbanzos); de segundo, pollo con patatas y golubtsý (ni paella, ni fideuà, ni filete a la plancha); de postre, trozos de tarta con nata y un pedazo de fruta (ni crema catalana, ni torta de Santiago, ni sorbete de limón, ni natillas).
Mientras comíamos, no sonaba flamenco, ni pasodobles, ni Falla, ni Albéniz, ni Granados. Sonaba reggaeton, salsa y cualquier ritmo sudamericano. El servicio era completamente local, salvo el encargado, que tenía aspecto de hispano, quizá caribeño, pero no de español, al menos de lo que en el siglo XXI entendemos como español.
O el dueño es un imperialista español partidario de la Hispanidad y que pone en práctica su pensamiento, o se ha dado cuenta de que lo genuinamente español peninsular no le iba a dar para mantener el negocio, y ha decidido dejar de lado el purismo y ampliar mercado.
Eso sí, por el equivalente a ocho euros comimos bien dos personas, y los golubtsý, todo hay decirlo, estaban buenísimos.
Conflicto Rusia-Ucrania. Actualización mes de octubre
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"Cuánta gente apoya la guerra, y cuántos están en contra? Si bien existen
investigaciones de opinión pública no son confiables porque mucha gente
teme re...
Hace 1 mes
7 comentarios:
Vamos, que de todo menos comida española... Aaaaaish... ¿y el dueño barcelonés, "ande andaba", no preguntastéis por él? ¿Y qué son los golubsy esos? Ala, ya te he dejado unas cuantas preguntas, jejeje...
Besitos, Alfitooooo
Golubcy son casi lo mismo que dolma griega (de ahí es su procedencia). Pero en vez de las hojas de parra se utilizan hojas de col (lógico, ¿no?).
A mí lo que me llama la atención que no hubo ni una triste paella, que sí le gusta a los bielorrusos, rusos y demás. La lechuga sí que no le hará gracia, el vino se bebe, pero no durante una comida cualquiera, y cuando se bebe... ehem :) Pero paella, crema catalana y otras cositas.... Ya me gustaría preguntarlo al propietario (si voy a Minsk este año, lo hago seguro :)).
Ah, soy Inmi :)
Esterita, ¡los españoles ya no son lo que eran! Vergonzoso...
Sobre los golubtsy, ya te responden a continuación.
Inmi, gracias por aclarar lo de los golubtsy, que en este caso eran de carne picada y arroz de relleno y la verdad es que estaban muy bien.
Y sí, lo de la paella es imperdonable... :)
Pues yo he estado alli y es un sitio donde se come de maravilla, pero hay que enfocar la comida española al gusto local.
Yo llevo viviendo alli 5 años, y a un ruso le das un esparrago y te lo vomita, la paella diecn que el "plof" bielorruso, y el arroz con leche lo toman ellos pa desayunar..no van a un restaurante a tomarlo...
Y el jamon alli esta prohibido...
Haber si viajais mas...
Agustín es amigo mioi, he estado en esa cocina, con el cocinero español y su ayudante ruso españolizado (entiendase, con conocimientos basicos sobre el idioma y un interes intenso por la cocina española)
Agusti no es de Barcelona, aunque alli reside, es castellano de pura cepa, y, la verdad, residiento en Minsk no hay muchos españoles dipuestos a trabajar en un restaurante como camareros, más si tenemos en cuenta el sueldo (digamos escasito, de un camarero bielorruso) . Croe, por que hace mas de un año que no paso por alli) que el negocio les va muy bien, lo malo que , si trabajas para rusos (bielorrusos=rusos y me bato el cobre con quien quiera defender lo contrario) es JODIDO (creo que este término lo invento dios para este supuesto, y luego lo aplicamos a otros) , ya que
1-tienen que poder bailar de manera intermitente durante la comida
2-quieren musica que entiendan, que puedan bailar, lo que generalmente suele ser algo asi como Las Grecas pero en ruso
3-la comida se la trae al pairo, el servicio tambien, igalemente si tardan una hora ymedia en servirte, lo importante es que no falde de beber
4-los gustos españoles NO PUEDEN SER COMPARTIDOS por ellos, no les gusta, y jamas les gustará , los boquerones, jamos serrano,morcilla, almejas, navajas, chirizo de cantimpalo...en fin, compplicada situacion
Mas le valiera a Agustin, pagar todas las deudas que tienen en españa, en vez de poner sus bienes a nombre de su hermano, para que no puedan pillarle
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