miércoles, 15 de abril de 2009

Zona mixta

El Centro Español de Moscú es una institución singular, surgida alrededor de los "niños de la guerra" que fueron evacuados por el gobierno de la II República española durante la guerra de 1936-1939. La evacuación tenía una vocación provisional y tenía el fin de ahorrar a los niños evacuados los horrores de la guerra hasta que la situación se normalizase y la hidra fascista fuese derrotada. Pero las cosas no fueron como había pensado el gobierno republicano, que, al acabar la guerra, no se encontró reconstruyendo el país desde Madrid, sino huyendo por patas hacia Francia. Ello convirtió la evacuación de los niños españoles en un suceso de una provisionalidad mucho más prolongada, ya que la URSS no reconoció al régimen de Franco y no estaba por la tarea de transigir con la repatriación de los niños así por las buenas.

A partir de más o menos 1956, y con mucha pena y trabajo, las relaciones se suavizaron lo suficiente como para que fuera posible la repatriación de quienes lo desearan, y efectivamente una gran parte lo hizo, de los que una parte volvió, porque, cuando has vivido una parte importante de tu vida en un país, sin ningún contacto con el tuyo, debe resultar difícil adaptarte de vuelta.

Sin embargo, los españoles que quedaron por aquí tampoco eran soviéticos sin más, sino españoles y orgullosos de serlo, y así seguían en contacto entre ellos, en un sitio tan emblemático como el Centro Español. Ya de los originarios niños de la guerra no quedan muchos, porque los más jóvenes pasan con holgura de los setenta, pero están sus hijos, que ya hablan español con un acento ruso bastante evidente. Los nietos conservan de españoles el apellido y el pasaporte, pero lo de la lengua lo llevan bastante peor.

En estas circunstancias, ¿son más españoles o rusos? Pues hay de todo, y basta con ver el cartel de acceso al Centro Español para hacerse una idea. Es un cartel rojigualda que no desmerecería en una sede de Falange, y al lado la recia frase "¡Toquen el timbre!", exclusivamente en castellano. Ésa es su parte española.


Ahora bien, amigo. Será por timbres... ¿Para qué hacerlo simple, pudiendo hacerlo complicado? Hala, a adivinar dónde poner el dedo.


Ésa es su parte rusa.

2 comentarios:

Bruno dijo...

Muchos años por estas tierras ya y mucha sangre con olor a una bebida destilada del centeno o el trigo =)

Alfor dijo...

Bruno, pues sí, pero en honor a la verdad, las veces que he coincidido con alguno de ellos, me han parecido de lo más sobrio.