viernes, 28 de noviembre de 2008

Nizhny Nóvgorod

Nizhny Nóvgorod es una ciudad de nombre impronunciable para los extranjeros, y en particular españoles, que vienen aquí, incluso a trabajar, sin tener ni pajolera idea de ruso. He oído lindezas como "Nipsi Gólforov" y la última (a mi antiguo jefe Óskarl) fue algo así como "Ninni Gorongoron", que recuerda más a la sabana africana que a la estepa rusa.

En cualquier caso, Nizhny Nóvgorod ("Villanueva de Abajo", literalmente) es una ciudad destacable, relativamente antigua (se la cita por vez primera en 1219) con un kremlin en funciones impresionante, dominando la confluencia entre los ríos Oká y Volga, un centro histórico notable y bastante bien conservado y un hermoso centro de exposiciones proyectado por un español.

La ciudad, que pasa con holgura del millón de habitantes, estuvo cerrada a los extranjeros hasta hace poco tiempo. Entonces se llamaba "Gorki" (en ella nació Maxim Gorki) y cobijaba una impresionante industria militar y aeronáutica, además de ser sede de la fábrica de los nunca bien ponderados automóviles de combate "Volga".

El caso es que, muy a mi pesar, me encuentro en Nizhny Nóvgorod, ya por cuarta vez, y debo reconocer que no muy ilusionado, porque he venido, poco menos que con mi jefe encañonándome por la espalda (la verdad es que he hecho viajes mejores), a hacer algo bastante inútil y me voy a dar una paliza de ida y vuelta en un día. Pero bueno, alguna cosilla se podrá contar de la ciudad.

- Vamos a comer - me dijo mi anfitriona, una muchachita encantadora. Parte de su encanto se debía a que se notaba que no había salido mucho de Nizhny Nóvgorod.
- ¿A dónde?
- Aquí al lado tenemos un restaurante español.
- ¿Si?
- Sí, sí, y es muy bueno.
- Qué barbaridad. En Moscú hay poquísimos restaurantes españoles, y resulta que en Nizhny Nóvgorod hay uno.
- Así es.
- Bueno, pues vamos a verlo.

Con lo cual, en una de las próximas entradas, vamos a inaugurar una nueva sección de la bitácora "Miles Gloriosus": la de crítica gastronómica.

Pero será la próxima semana. De momento, vamos a dejar camino del restaurante a un servidor, a la encantadora muchachita provinciana y a un señor ruso que se fue a España y estaba de paso por allí, y dediquémonos a otra cosa.

5 comentarios:

Esther Hhhh dijo...

¿Y qué pinta el señor ruso? Ahí me he perdido, Alfito... Promete lo de la crítica gastronómica, no veo el momento de que nos cuentes la versión rusa de nuestros platos más típicos. Teniendo en cuenta la opinión de algunos extranjeros (inmigrantes o no) de las respectivas versiones españolas de sus gastronomías, me muero de curiosidad....

Besitos

Pello San Millan dijo...

me has dejado a medias , que tal comistes, "tortilla española" digo porque la patata es muy rusa.¿no?

Alfor dijo...

Esterita, el señor ruso, residente habitual en España, es quien nos recomendó el restaurante. De momento sigo con la celebración y luego pasaré a la crítica gastronómica.

Naparman, bienvenido. Efectivamente, la patata es rusísima, pero la tortilla es otra cosa. ;)

Anthonio dijo...

¿Puede ser por casualidad el restaurante "El Toro Negro"? Yo estuve allí y fue toda una experiencia: comida "española" a la rusa :))) En pleno mes de febrero, con 10 grados bajo cero en la calle, flamenco de fondo y típico camarero ruso, serio y "esaborío" :)) Alucinante :)

Alfor dijo...

Anthonio, y tanto que es "El Toro Negro".