domingo, 4 de febrero de 2007

Peligros del fútbol

Había una vez un español, en Moscú, a quien llamaremos Fadrique, bellísima persona, pero con el defecto que era un gran aficionado al fútbol, y más que al fútbol, a un equipo: el Real Madrid. Y había otro, a quien llamaremos Alfor, natural de Valencia y a quien el fútbol no le interesaba más bien nada. Esto aconteció en la época en que el Real Madrid comenzó a caer realmente muy mal entre los seguidores del Valencia, y en la época en que la liga, y lo que fuera, se la disputaban entre el Real Madrid y el Barcelona, con la esporádica intervención del Valencia (que últimamente ha intervenido más a menudo), del Depor y del Atleti.

El tal Fadrique, en una actitud ostentósamente maniquea, no manejaba más posibilidad que una sola: el que no era merengue era por fuerza culé o criptoculé, o "el que no está con nosotros, está contra nosotros". No entendía de indiferencias. Y, como el Real Madrid estaba en buena racha, nos ponía a los demás españoles de Moscú a su alcance a caer de un burro y a baladronar de los triunfos de su equipo, por más que, a los más de nosotros, el fútbol, plin. Como, además, se acercaba un Real Madrid - Valencia, la cosa se ponía peligrosa entre las colonias merengue y chota de Moscú.

- Ya veréis este domingo, cómo os vamos a dar - decía Fadrique.

Yo decidí que no estaba dispuesto a ser objeto de los comentarios futboleros de Fadrique duante la semana anterior al partido y durante las tres posteriores. Si ganaba el Real Madrid, me lo restregaría a toda hora y, si lo hacía el Valencia, más valía no hablarle en un par de semanas, porque Fadrique era muy buena persona, excepto cuando el Real Madrid perdía los partidos, y Fadrique los estribos. Así pues, decidí salirme por la tangente con una improvisación.

- Fadrique, a nosotros no nos vais a dar de momento. Que yo no soy del Valencia.
- ¿Cómo que no? Pues ¿qué eres, culé?
- No, señor, soy granota, del Levante.

Para no ser aficionado al fútbol, también le podía haber dicho que era del Camporrobles o del Eldense, pero quizá eso hubiera sido exagerado. El Levante, equipo número dos de la ciudad de Valencia, estaba en segunda división B, luchando por subir a segunda A, y era poco probable que alguna vez llegase a disputar nada con el Madrid. Era, pues, el equipo ideal para alejarme de las invectivas de Fadrique. El equipo pupas y perdedor idóneo para inspirar conmiseración y no caer mal a nadie. Mi equipo, me dije.

Pasó el tiempo y las temporadas. El Levante, como quien no quiere la cosa, subió a segunda y, tras un par de años, a primera, volvió a bajar, ha vuelto a subir y ahí sigue de momento. Fadrique recordó mi supuesta filiación granota, pero, con el Levante más preocupado de no hundirse en la clasificación que de buscar las cosquillas a los líderes, no parecía muy preocupante.

Bueno, no parecía muy preocupante hasta hace un par de horas, en que el Levante acaba de ganar al Real Madrid en el Santiago Bernabeu. Quién lo iba a decir cuando elegí al Levante como mi equipo para que me dejaran en paz. Gracias al cielo, no me ha pillado en Moscú, pero, la próxima vez que me encuentre a Fadrique, sólo espero que se le haya pasado el cabreo que debe llevar ahora encima. Si no, malo.

Ah, por cierto: ¡Vixca el Llevant!

3 comentarios:

Esther Hhhh dijo...

Ains Alf si es que los merengues son así, que les vamos a hacer... No sabes cuanto me alegro de que el Levante haya ganado al R. Madrid, lo preocupante es que no sé si me hace más feliz porque no soporto a los merengues, o por ser valenciana... Yo soy del Valencia CF, pero el Llevant está en mi lista de equipos guays ;-P

Besitosssssss ah, y suerte

PD: oye, y tu creees que esto en derecho mercantil me puede ser útil?? Creo que no me gusta el derecho mercantil, aaaaainssss

Achab dijo...

Tenías que haber dicho que eras del Unión Deportiva Lillo, el equipo de mi pueblo, equipo que jamás se enfrentará al Real Madrid, sobre todo porque las cabaras pastan en su campo.

Alfor dijo...

Esther, ¿así que chota? Y es que tiene que haber de todo.

Achab, si ya sé, pero es que cuando elegí al Levante las probabilidades de que algún día se enfrentara al Madrid eran más o menos las mismas de que lo hiciera el U.D. Lillo.