En 1940, Estonia, Letonia y Lituania ingresaron en la URSS, y Keres se vio convertido en ciudadano soviético. Como ser humano, queda para sus adentros si le gustó o no la cosa, pero, como ajedrecista, de inmediato participó en el campeonato de la URSS de 1940, junto con otros soviéticos recientes, como Petrov, letón, y el campeón lituano, Mikenas. Entonces no se sabía muy bien, porque los ajedrecistas soviéticos (menos Botvinnik) no salían al extranjero, pero aquél era un torneo durísimo. De hecho, Keres, que podría pensarse que era uno de los mejores ajedrecistas del momento, si no el mejor, sólo pudo quedar cuarto. A lo largo de su vida sería tres veces campeón soviético, pero el primer torneo le debió pillar de sorpresa.
Poco después, Estonia salió de la URSS para pasar a formar parte de los territorios ocupados por el Tercer Reich. Keres, que tenía un aspecto bastante ario, no tuvo problemas con el nuevo régimen y participó en los torneos que se organizaban en la Alemania nazi y países accesibles desde ella (como España), junto con el cada vez más achacoso campeón mundial Alekhine, que tenía un hígado bastante castigado por años de afición a las bebidas que dejan mal cuerpo.
A los pocos años, Estonia volvió a entrar en la URSS. Las autoridades soviéticas torcieron el gesto ante un jugador que había jugado en torneos en Alemania, y estuvo un par de años jugando torneíllos de segunda fila y bajo sospecha. No volvió a jugar el campeonato soviético hasta 1947, pero entonces lo ganó con autoridad.
Lo que no pudo ser es campeón del mundo. Alekhine, que en sus años en el Tercer Reich había escrito algunos artículos antisemitas que aún hoy se leen con cierto espanto, nunca llegó a jugar con él y murió, cuando su hígado y algunos otros órganos de su cuerpo dijeron basta, en 1946, sin perder el título. En el torneo que se hizo para designar a su sucesor, Keres quedó tercero, y en los diferentes ciclos de candidatos al título quedó segundo en cuatro ocasiones distintas. Cuatro. Nadie ha conseguido eso hasta ahora, aunque es cierto que los tiempos han cambiado mucho.
Keres murió de una enfermedad coronaria en 1975. Hay quienes dicen que no llegó a campeón mundial porque era muy buena persona, y eso es algo que un ajedrecista con verdadera ambición no debe permitirse. Su torneo de candidatos de 1959 fue impecable, pero a su lado había un tipo, Misha Tal, que, además de ser un jugador muy bueno, era un poquito cabroncete con pintas, y se llevó el torneo, en buena parte, aplastando psicológicamente a los tres participantes más jovencitos, a los que aseguró que les machacaría por 4:0 (efectivamente, les sacó 11,5 puntos de 12 posibles), y perdían los nervios cuando jugaban contra él. Uno de esos jugadores "psicológicamente violados", un tal Bobby Fischer, se haría muy famoso después.
El caso es que el ajedrez en Estonia se quedó huérfano, y así sigue hasta hoy. Sus sucesores debían ser dos tipos bastante rarillos, como casi todos los ajedrecistas, Jaan Ehlvest, un tipo bastante polémico constantemente peleado con la federación, y Lembit Oll, que se suicidó hace unos años tirándose de una ventana. Hoy lo único que vi, ya que los billetes de cinco coronas están fuera de circulación, fueron la estatua de Keres en un parque medio vacío y bastante descuidado, y el relieve de Keres, supongo que en su casa, en la calle Vene (o sea, rusa), muy cerquita de la catedral católica.
Anda, si tienen una catedral católica...
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