viernes, 22 de junio de 2012

Soldadescas

En España, el servicio militar fue abolido en 2001 por Chema Aznar. Nunca fue una cosa que tuviera una buena acogida en España; en el mejor de los casos, un engorro, sobre todo para quienes por su nacimiento o posibles se veían llamados a más altos destinos y no estaban por la tarea de perder una porción de tiempo de sus vidas en vegetar en un cuartel a merced de los mandos.

El servicio militar, consecuencia de la concepción de la Patria en armas para vencer al pérfido extranjero, es una invención liberal, establecida por la Revolución Francesa y copiada por los revolucionarios españoles cuando llegaron definitivamente al poder a la muerte de Fernando VII. Desde entonces hasta 2001 ha ido permaneciendo con mayor o menor fortuna, pero lo que no cambió fue la existencia de enchufados y de gentes que eran más iguales que otros. Yo hice una mili muy "intensiva", pero en el poco tiempo que estuve en el cuartel me dio tiempo a ver cómo trataban a unos y a otros, dependiendo de quiénes fueran tus familiares.

Como las finanzas públicas de España, durante todo el siglo XIX, estuvieron en una situación incluso peor que la actual (sí, sí, de verdad, ha habido tiempos peores), el Estado decidió establecer un bonito sistema de recaudar fondos: la redención en metálico. Venía a consistir el sistema en, a cambio de no hacer la mili, pagar una cantidad, por cierto bastante grande: 1.500 pesetas de 1912, en el momento de su supresión, que era un pastón que, a ojo, calculo que hoy no bajaría de ocho mil euros. El resultado era que todo el que podía permitírselo pasaba del ejército y pagaba, y que quienes acababan con sentar plaza de soldado eran los más pobres. Y el siglo XIX español, entre 1834 y ese 1912, entre las guerras carlistas, la cantonal, las de Cuba y Filipinas y las de África, tuvo poco de pacífico y la estancia en el ejército era cosa arriesgada.

El sistema, efectivamente, era odioso en general, y para las clases bajas en particular. En 1912 se limitó mucho el sistema de redención, que pasó a ser de soldados de cuota (que sí hacían un servicio militar más llevadero), y creo que en 1940 se abolió totalmente. A partir de ahí, las desigualdades en el ejército español seguirían existiendo, claro, pero ya eran enchufes, contra los que no podría luchar ni el mismo Catón así resucitara sólo para ello.

En Rusia, heredera de la Unión Soviética, las cosas están siguiendo, curiosamente, una evolución totalmente al revés de la española: van del enchufe a la redención en metálico, y quién sabe si a este paso acabarán invadiendo Flandes con tercios de voluntarios. Por una parte, el servicio militar es obligatorio; por otra, todo el mundo trata de escaquearse, y eso se consigue pagando. Conozco a más de uno y más de dos que se han escabullido de la mili mediante una generosa contribución, que no voy a calificar, a las necesidades del Voenkomat (que es lo que en España llamamos -llamábamos- centro de reclutamiento o caja de reclutas).

Del enchufe, pues, se había pasado a una redención en metálico informal, pero el resultado es el mismo: en el ejército ruso militan las clases bajas. Y militar en el ejército ruso es peligroso. Aparte del detallejo del Caúcaso Septentrional y que por allí hay muertos poco menos que a diario, a uno le puede tocar en sitios no muy agradables, como una base polar, además de que el propio ejército debe ser un sitio que da cobijo a gente con poca sal en la mollera, que compensa con un exceso de desequilibrio mental. Pero me temo que eso es parecido en demasiados ejércitos de reemplazo.

El gobierno ruso ha decidido una cosa bastante lógica: ya que, de hecho, tenemos redención en metálico, y quien se la lleva es la gente sin escrúpulos que tiene poder de decisión, vamos a ponerla de derecho. Y así parece que va ser, al menos a juzgar por las declaraciones de los diputados que están en ello. Veamos:

El diputado de la Duma Dmitri Sablin, del grupo parlamentario de Rusia Unida, ha declarado que el proyecto de ley que están debatiendo los parlamentarios, sobre la introducción de un impuesto mensual a los ciudadanos que no militen en el ejército, no debe ser confundido con la legalización de la redención en metálico. El servicio tras el llamamiento a filas seguirá siendo un deber constitucional de los ciudadanos, y no tendrán la elección de ir al ejército o pagar, subrayó el diputado.

Cuando lo van desmintiendo y se les llena la boca de "deber constitucional", es que falta poco para la redención en metálico y, tal y como estamos en Rusia, casi que es mejor así. En lugar de pagar a un oficial corrupto para que libre a su hijo de la mili, los rusos pagarán al Estado. No es que en el Estado no haya corrupción a saco, pero al menos queda alguna esperanza de que parte del dinero vaya destinado a hacer algo útil, como asfaltar la Tverskaya todos los años, aunque el asfalto esté perfecto.

4 comentarios:

Andriey dijo...

Ese proyecto me huele muy mal. Dentro de 7 años mi hijo entra en edad militar, al residir en el extranjero permanentemente me aseguraron que no sería llamado a filas, pero teniendo en cuenta esa ley, son capaces de cobrarnos el impuesto!! Me deja usted preocupado!

beloemigrant dijo...

"Ay, qué buen soldado que se perdió contigo Aznarín...", dice mi padre.

beloemigrant dijo...

(o "don Aznarín", dependiendo del día)

Alfor dijo...

Andriey, esta ley será el primer paso al desmantelamiento del servicio militar obligatorio en Rusia. Eso sí, tardará más de siete años, así que algo tendrá que urdir, si no quiere que su hijo vaya a alguna base militar en Dudinka.

Beloemigrant, no creo: medir menos de 1,50 m. siempre ha sido motivo de exclusión. :p