lunes, 6 de junio de 2011

Ganando el cielo

Los fines de semana de verano tienen algo particular. Los atascos, igual que la energía, parece que no se crean ni se destruyen: sólo se trasladan. Entre semana están dentro de la ciudad. El sábado y el domingo se desplazan a las entradas y salidas a la ciudad.

Ayer fuimos a dejar a la tropa en casa de unos vecinos, en las afueras de la ciudad. Salimos de allí a las once y media de la noche ¿En que lugar del universo hay atascos a las once y media de la noche del domingo al lunes? Síiiii, en los accesos a Moscú. Mientras en la mayoría de las carreteras españolas hay telarañas a esa hora, en Moscú hay una pléyade de automovilistas resignados, haciendo cola delante de embudos inverosímiles o de pasos a nivel con barrera que permanecen caprichosamente cerrados mientras los coches se van amontonando en una hilera cada vez más lejana.

Veinte kilómetros en una hora, y aún nos podemos considerar afortunados. De hecho, dentro de unos días tendremos que recoger a los niños de la dacha en la que están, y ya tiemblo pensando en el acopio de víveres que habrá que hacer para sobrevivir en el embudo.

2 comentarios:

Fernando dijo...

"¿En que lugar del universo hay atascos a las once y media de la noche del domingo al lunes?"

Hola Alfor, te respondo por mi experiencia: en Sevilla. Cuando yo trabajaba por aquellos lares, en los meses de verano el atasco en la autopista de Cádiz a Sevilla podía llegar a ser apoteósico.
Saludos

Alfor dijo...

Fernando, uf, habría que hacer mediciones, pero vale, también lo tomamos como posibilidad.