miércoles, 16 de junio de 2010

Si las bicis hablaran

Hola, soy el Bulto Misterioso, y soy una bicicleta plegable un pelín rara. Digamos que, en realidad, muy rara. Hace ya unos cuantos meses que mi dueño, que se hace llamar Alfor von Buchweizen y que es una persona que también es muy rara, se dio cuenta de que yo no funcionaba bien, y me llevó a reparar. Cuando me construyeron, mi fabricante no tenía representante en Moscú, pero de eso ya hacía tres años, y entretanto mi fabricante ya tenía gente por aquí.

De todas formas, mi dueño no quedó satisfecho de la cuestión. Se ve que, para mi modelo, no sabían qué hacer. Entonces se puso a escribir a España, donde me habían comprado, y consiguió que le diesen el nombre de un taller en Valencia donde me repararían. Qué bien. Claro, a mí me habían fabricado en Taiwán, pensando en que circularía por sitios como Londres. Parece que Londres es una ciudad bastante limpia. En cambio, a mi dueño no se le ocurrió otra cosa que llevarme a Moscú, donde hay un alcalde, Luzhkov se llama, al que le gusta echar porquerías al asfalto para conseguir que no se hiele. Efectivamente, no se hiela (bueno, al final sí), pero me dejó los piñones hechos una porquería y la transmisión saltaba.

Durante el mes siguiente, mi dueño siguió circulando conmigo, pero yo no lo veía muy contento. Cada vez que los piñones se escurrían, torcía los labios y eso es mala señal. Pero, al final, llegó el día de ir a Valencia, mi dueño me metió en mi bolsa y me llevó al aeropuerto.

- ¿Qué es eso? - preguntó la señora que se estaba ocupando de la facturación.
- Una bicicleta - dijo mi dueño.
- No facturamos bicicletas gratis. Tiene que pagar setenta y cinco euros.
- ¿Cómooooo?
- Lo que oye.
- Pero, ¿cómo puede ser? Usted ha visto esto, es un bulto normalillo.
- Es material deportivo.
- ¡Qué va a ser material deportivo!
- Las bicicletas son material deportivo.
- Ésta no. De hecho, técnicamente no es una bicicleta. No cumple con la definición de bicicleta. No podría participar con ella en una competición de bicicletas. La federación internacional lo prohibiría.
- Ah, ¿no? Entonces, ¿qué es?
- Es parecido a un carrito de bebé. Incluso ve que tiene el mismo tamaño.
- Pero es una bicicleta.
- No.
- Ábralo.
- Ahi va. Mire.
- Mmmm... es un caso raro. No parece una bicicleta. Sergey, ¿que te parece?
- ¿Es una bicicleta? - respondió el tal Sergey - Entonces tiene que pagar ciento cincuenta euros.
- ¿Quéeeeee? - creo que mi dueño se estaba alterando.
- ¿Sabe? - dijo la señora - Voy a llamar al representante de la compañía y ya le dirá lo que tiene que hacer.

La señora marcó un número de telefono.

- ¿Sí? ¿Es la representante de Iberia?
- ...
- Tenemos aquí un señor que quiere facturar una bicicleta que no parece una bicicleta ¿Qué hago?
- ...
- Sí, tiene ruedas, pero son bastante pequeñas.
- ...
- Es lo que le he dicho yo, pero no quiere pagar.
- ...
- No, pesar pesa poco. Unos diez kilos.
- ...
- No sé. Es como una bicicleta infantil, pero rara.
- ...
- Vale. Se lo digo.

Y la señora se dirigió a mi dueño.

- Que tiene que pagar.
- Que venga aquí esa representante y me lo diga.
- Bueno, vale, espérese aquí.

...

- Mire, ahí viene la representante.
- ¿Qué pasa?
- ¡Que me están intentando hacer pagar por facturar este bulto, que pesa diez kilos!
- ¿Y qué es? ¿Una bicicleta?
- Algo así, pero no.
- Pues tendrá que pagar.
- ¿Cómo que pagar? ¿Y dónde pone eso?
- En nuestra página web lo pone.
- Pues en el billete no.
- Lea la página web.
- Pero, ¿cómo se les ocurre?
- Es así y ya está.

Mi dueño puso el grito en el cielo, diciendo que era un cliente frecuente y que qué era eso de hacerle pagar por transportar una bicicleta ligera y pequeña. La representante no le hacía caso.

Pero mi dueño tuvo suerte, porque entonces llegó un grupo de turistas andaluces hablando todos a la vez. La representante no estaba acostumbrada a oír hablar a tanta gente al mismo tiempo.

- Venga, venga, factúraselo - dijo a la empleada de facturación.
- ¿Sin pagar?
- Sí, esperemos que nadie diga nada.

Los turistas andaluces hablaban cada vez más. Mi dueño se había librado de la multa por los pelos, pero se había librado.

***

Pocos días después, de vuelta hacia Moscú, mi dueño llegó conmigo y con la bolsa cerrada al mostrador de facturacuón del aeropuerto de Valencia.

- ¿Qué es eso? - preguntó el señor.
- ¿Eso? - dijo mi dueño, como si se asombrase de que hubiera algo - ¡Ah, eso!
- Sí, eso.
- Es una ayuda técnica al desplazamiento. Lo pueden usar los enfermos.
- Ah, bueno, claro, una ayuda al desplazamiento. Perdone, yo es que lo tengo que comprobar.
- No faltaría más.

Y el señor me facturó enseguida sin rechistar. Así que ya sabéis. Yo pensaba que era una bicicleta, y me he convertido en ayuda técnica al desplazamiento. Porca miseria.

9 comentarios:

Carlos OC dijo...

Hay una especie de odio o racismo a la bicicleta.
Ya lo decia Cortazar en uno de sus relatos, "Vietato Introdurre Biciclette".
http://www.atinachile.cl/content/view/22647/Vietato-introdurre-biciclette.html

No lo entiendo, la gente las odia. Es entrar con una bici bajo techo y las buenas gentes de seguridad se alteran.

¿Como se te ocurre llevarte el engendro a Valencia para una reparacion? ¿Es algun tipo de masoquismo?

salu2!

Unknown dijo...

Ves, querida bicicleta, como es bueno tener diversasComunidades Autónomas en España. Comp0rendes además que tu dueño tuvo suerte de topar con una andaluza y no con unos de Cataluña? !Qué suerte!
En un viaje a Londres, con un hijo en silla de ruedas, no tuve tal suerte. Pagué y encima me machacaron la silla!!

Esther Hhhh dijo...

Bueno, una ayuda técnica está bien también, ¿no? Por cierto, ¿Y qué tal la reparación?¿Cómo van tus piñones? Bueno, dile a tu dueño, Alfito, que le mando besos y que me alegró verle, pero que ya le vale, yo quería que me presentara a ti, pero ya ves, el muy malandrín ni se dignó a decirme que habías venido... Y luego te hace trabajar en esos sitios donde te estropeas, si es queeeeeee....

Besitos, querida bici rarita...

Anónimo dijo...

Sr. Alfor, le ruego que suprima el comentario de miguel. Saludos,
Ditifet.

Carbuncho dijo...

¡Qué grande eres! "ayuda técnica al desplazamiento..." estrictamente eso es... mételes ese rollo y pasará siempre grátis.

Alfor dijo...

Orayo, sí, yo tampoco lo entiendo. Debe ser envidia.

Y la bici... estooo, la ayuda técnica al desplazamiento me la tuve que llevar a Valencia porque en Moscú ese modelo no me lo podían reparar. No, si por gusto no era.

Miguel, lo siento por la silla. Y sí que es verdad que en los aeropuertos son unos brutos del quince con las cosas.

Parece que tu comentario ha molestado, pero la verdad es que no entiendo por qué.

Esterita, la verdad es que lo de la bici es la historia de una traición, pero ésa es otra historia.

Ditifet, ¿por qué hay que borrarlo? La verdad es que si no es por los turistas andaluces que llegaban en tropel hablando y riéndose a la vez, difícilmente salgo de aquélla con el bolsillo lleno. Vamos, seguro que los catalanes hacéis cola más ordenadamente y habláis más bajo. Yo creo que se refería a eso.

Carbucho, ya sabes, es como un examen que no te sabes muy bien: Apretatus intellectus ingeniat et rapiat. Y no digamos si encima puedes ahorrarte los eurillos sin mentir.

Andriey dijo...

"ayuda técnica al desplazamiento..."
Bravo! otra vez me admiro de su paciencia en algún caso similar yo sin embargo me dejo arrastrar por las emociones y termino a gritos (cierto que sin ningún resultado positívo)

GAMBRINUS dijo...

Madre mia, si al final va a ser verdad eso de que las cosas segun se digan suenan de otra manera, vamos un eufemismo en toda regla, ese arte que dominan politicuchos y demas petimetres de alta alcurnia.
Jejejeej. me alegro que te salvaran unos paisanos mios, si es que le vamos a hacer si vamos dando la nota por todas partes sino no seriamos quienes somos. Saludos desde el sur y la calorcita.

Alfor dijo...

Andriey, es que yo debo ser mayor que usted... :)

Pero también he gritado mucho en mi vida, que conste. La verdad en que en Rusia a veces es lo único que funciona.

Gambrinus, bienvenido. Y lo de tus paisanos tampoco es que fuera escandaloso, ni mucho menos, pero sí que es cierto que los rusos suelen hablar mucho menos.

En todo caso, a mí me vino bien. ;)