Veo que la entrada sobre "Violencia doméstica" que me atreví a pergeñar hace unos días ha resultado en un número apreciable de comentarios, que, por lo menos, son civilizados y en los que nadie se lanza con malos modos a la yugular de nadie. Aprovechando esta circunstancia, que no es fácil de encontrar en asuntos como el que nos ocupa, y que dice mucho del nivel de comentaristas del que disfrutamos, voy a entrar al trapo y a continuar con el asunto, antes de que comience el deshielo y nos ahoguemos todos. Y, a partir de ahora, advierto: en lo sucesivo voy a generalizar, a generalizar mucho, y soy perfectamente consciente de que las generalizaciones siempre son injustas con alguien. Y, si además hablamos de violencia doméstica y de las relaciones entre hombres y mujeres, escribir tiene más peligro que pedirle a Jack el Destripador que te afeite a navaja.
En primer lugar, reflexionemos sobre si en Rusia hay más o menos violencia doméstica que en España. Es una pregunta difícil de contestar. Parece que los dos rusos, Inmi y Andriey, que han comentado son algo menos optimistas que yo y piensan que en Rusia sí hay violencia doméstica a saco y, bien mirado y releída la entrada, sí que es cierto que parece que pinto las cosas en Rusia demasiado de color de rosa. Supongo que lo hago por comparación con España, donde las cosas últimamente van peor que mal, y no estoy tan desconectado como para no darme cuenta. En Rusia, por mal que vayan ahora, o incluso peor que en España, yo no aprecio que estén en la pronunciada pendiente por la que nos deslizamos los españoles.
Mucha gente, yo diría que sin tratar mucho a los otros, dice que los rusos y españoles somos muy semejantes. Creo que ya he escrito repetidamente que no estoy de acuerdo con esto. Somos diferentes. Somos bastante diferentes. Y eso no es bueno ni malo, simplemente es así y, para los que hemos convertido nuestra vida en un terreno con elementos de ambos sitios, constituye un acicate de comprensión que podemos aprovechar o no, pero que es sencillamente necesario.
Estas diferencias, más o menos sutiles, pero existentes, tienen consecuencias en la forma como afrontamos las relaciones de pareja. Por ejemplo, dice Inmi, y dice verdad, que muchísimas mujeres rusas creen firmemente que los hombres somos unos inútiles y que hay que hacérnoslo todo. Y es verdad. Ahora bien, yo me puedo poner un poquito zumbón y preguntar quién tiene la culpa de que, efectivamente, muchos hombres, en este caso rusos, acaben por convertirse en unos inútiles: pues la tienen ellas.
Tengo un par de compañeras de trabajo que son madres, divorciadas y con un hijo, que es un arquetipo de lo más común en Rusia. Se casaron con diecinueve años, el hijo lo tuvieron con veinte años y ahora, a sus cuarenta y pico, el hijo tiene veintipico, y poco menos que lo siguen mimando como si tuviera tres. Les compran la ropa, se la preparan, les hacen comiditas y de llevar la casa no hablemos. No es por nada, pero yo, con veinte años, movía la escoba, fregaba los platos y era capaz de cocinar algunas cosas básicas, repertorio que poco después, cuando me fui a vivir a Alemania, tuve que ampliar. Porque, si tenía que esperar que mi madre me sacara las castañas del fuego, apañado iba.
Ese hijo de veintipico años no tardará mucho en casarse y no ha conocido otra vida que las faldas de su mamá. Ojo, que, si hubiera sido hija en lugar de hijo, la hija probablemente lo hubiera mimado tanto como su mamá. Ese hijo se ha escapado de la mili a fuerza de que su madre untara a diestro y siniestro para que lo declarasen excluido.
Y ese hijo se casa y su mujer, que ha vivido en una casa donde su hermano, si lo tiene, ha vivido en las mismas condiciones que su ahora marido, no tiene más remedio que seguir supliendo las carencias de su marido. Porque, si no, a ver cómo se lo presenta a sus amigas. Claro, con el tiempo, esto cansa y la mujer acabará hasta el moño de estar esclavizada mientras el marido se sienta en el sofá y se aprieta un par de cervezas. Es más, en el imaginario femenino ruso, tengo la sospecha de que las mujeres piensan que los hombres sólo servimos en realidad para una cosa. Sí, precisamente para ésa. Cumplido ese cometido y asegurada la perpetuación de la especie, al menos por una generación más, ya la convivencia con ese inútil productor de semen debe ser difícilmente soportable. Y eso, quizá, explique la enorme proporción de divorciadas con un solo hijo.
Así que no me extraña que las mujeres piensen que los hombres somos unos inútiles. Pero son ellas las que nos han fabricado así.
(Soy consciente de que piso terreno muy resbaladizo. Pero llevo dos meses caminando sobre placas de hielo y ya no le tengo miedo a nada. Hala, lapidad, lapidad...:) )
(Ah, y más adelante ya seguiré, que me quedan algunas cosillas que comentar)
Conflicto Rusia-Ucrania. Actualización mes de octubre
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Hace 1 mes
11 comentarios:
Espero que lleves casco.
Sí, la cantidad de niños mimados va en aumento. ¿Cuántas veces he escuchado yo eso de: "Quiero que tengáis lo que yo no tuve"?
A mí me mimaron bastante, la verdad. Claro que en tu historia hay un problema que no te has dado cuenta porque claro, tú eres español y lo ves medio-normal que un tío se tire hasta que se case en casita con mami y papi.
Cuando yo o cualquiera se va de casa de sus padres y vive sólo o con compañeros de piso, a la fuerza aprendes a hacer de todo. Te preguntas el porqué las mujeres utilizan varios pares de "bragas o tangas" en un mismo día, lo cual crea problemas en la lavadora...
¿Se podrá hacer una paella en el microondas?
¿En el horno tengo que poner leña debajo de la bandeja esa de hierro?
Claro, aprendes muchas cosas, a llevar una casa la primera, o eso o acabas con más suciedad que el oído de un presidente. Así que cuando te casas te toca hacer varias cosas, cocinar es lo más socorrido por los hombres, también barrer y limpiar cristales... bueno, también aspirar a veces.
Si te fijas, menos cocinar, hacemos todo lo que sabemos hacer para llevar una casa, que se aprende a los 18, todo aquello de limpiar cristales y tal, cuando tienes tu primer coche; ¿Casualidad?
Que te sea breve lo del temporal.
Me has recordado la canción de Jeanette: "Yo, soy rebelde porque el mundo me ha hecho así"...
Qué fácil, ¿no? Veo que es una injusticia y mi pareja lleva el peso de la casa y los niños, pero como me han hecho así, y ella me continúa tratando de esa manera, pues no hago por cambiar. Mejor me sigo apretando mis cervecitas...
Oye, que los tíos también tienen cerebro, otra cosa es que quieran poner excusas y elegir no darle a la neurona para cambiar...
Creo que la conclusion es equivocada. El texto es muy divertido, pero el final tremendamente injusto. Es como decir: sí, he matado y he violado, pero la sociedad me ha echo asi!
Las excusas no hay que buscarlas en los demás.
Te voy a contar un viejo chiste de Odesa. Se ven dos viejas amigas:
- Ay, mi Sara ya se ha casado, y le tocó un marido que es la gloria. Se levanta antes que ella, le prepara el desayuno y se lo trae a la cama, ¿te imaginas?
- Ay, que sueeerte. Mi Israel también se ha casado, pero tiene muy mala suerte. Imagínate, esta desvergonzada duerme hasta las tantas, el pobre niño le hace los desayunos y se los trae a la cama.
- Ay, que desgracia....
Inmi
Ropa:
http://eva.ru/topic/63/2182198.htm
Tareas caseras:
http://eva.ru/topic/63/2185658.htm
http://eva.ru/topic/63/2184256.htm
Hijos de los matrimonios anteriores:
http://eva.ru/topic/63/2141418.htm
"ausencia" de malos tratos:
http://eva.ru/topic/63/2180232.htm
Te tiene bien domesticado la mujer))
Pues yo no creo que estés equivocado Alfor, porque lo que cuentas lo veo a mi alrededor. Una vecina nos comentaba un vez que si no le hace ella el desayuno a su "niño", que anda por los veintitantos años, su "niño" no se hace el desayuno. Resultado, la mamá le tiene que hacer el desayuno al hijo a pesar de la edad que este tiene. Y así todo; no te puedes imaginar (o quizá sí) lo protegidos que están los adolescentes españoles por sus padres, y no solo los hijos sino también las hijas. Muchos de ellos nunca se sabrán defender fuera del cascarón.
Saludos
PS: perdón por la insistencia pero sigo sin saber qué es la cultura asiática, me gustaría que alguien me lo explicara.
Ahí va mi pedrada.
http://www.editorialalmuzara.com/editorial.php?idioma=1&libro=554
http://eva.ru/topic/63/2170887.htm
Otro más. Las rusas sobre las rusas :)
Inmi
No doy abasto, uf...
Behemote, yo es que mi primer coche lo tuve pasados los treinta, y para entonces ya había vivido solo bastante tiempo y había quemado más de una tortilla y encogido más de un pijama.
Ojo, que es cierto que en España la peña se queda con sus papis hasta entrada la treintena, pero en Rusia se da un fenómeno que en España nos sobrecoge, que es que los rusos se casan pronto... y se van a vivir con los padres de uno de los dos en unos pisitos esmirriados que parece mentira que existan, con el sitio que hay aquí. Y caben todos, tú. A ese lo miman mami, papi, esposi y, a la larga, hiji.
Alfina, es que yo creo que hay peña que no ve que eso sea una injusticia. Lo ve como el orden natural de las cosas ¿Para qué cambiarlo?
Orayo, es que la valoración de los asesinatos y de las violaciones es bastante unánimemente mala, pero quedarse a la patalallana en casa porque las cosas son así estoy seguro que hay gente a la que le parece normal. Yo no, pero hay quien sí.
Inmi, el chiste es buenísimo. Nota mental: Tengo que hacer una entrada sobre chistes de judíos de Odessa. Es todo un género.
Tus enlaces me han encantado. Pero el último es flipante, habría que traducirlo (y los comentarios son de lo más elocuente).
Anónimo, bah, cada uno al otro, no vayas a creer.
Fernando, y tan mimados. Alguno hasta la náusea.
Lo de la cultura asiática no fui yo el que lo puso. En todo caso, debe ser algo difícil de expresar en categorías occidentales.
Viajero, desde tu último comentario me he informado y ya había llegado al libro. Aunque el autor no es sueco, sino andaluz, es probable que tenga éxito. Pero la lucha va a haber que librarla en sitios como el CGPJ y hará gente que tenga el valor suficiente para aguantar pedradas. Aquí hay uno. :)
Es muy cierto. Somos en gran medida el resultado de la educación que invierten en nosotros. En este caso ellos son el resultado de algunos de los resentimientos, los miedos y los prejuícios de sus madres. Y, además, viven con el lastre de tener que aparentar constantemene, diariamente aquello que no son. Es duro llevar siempre una máscara. Eso conduce al escapismo, pero eso es ya harina de otro costal...
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