lunes, 11 de mayo de 2009

El alta

A medida que avanzaba la mañana, iba llegando más y más gente a la sala de entrada del hospital. Me fui enterando de que a eso de la una empezarían a bajar los doctores de planta para informar a cada familiar del estado de los niños ingresados.

De momento, había unas cuantas puertas sin indicación alguna a la parte izquierda de la sala. Abrí una y me encontré a una señora saliendo del wáter y mirándome con cara de disgusto. Tragué saliva, me disculpe y supuse que la puerta vecina sería la de los servicios de hombres y, ya puestos, tenía algo que hacer por allí... La abrí y me encontré una especie de vestuario y a mi amigo, el guardia de seguridad, que había acabado su turno y se estaba cambiando allí. Como la señora de antes, tampoco pareció contento de verme.

La siguiente puerta daba a una capillita ortodoxa, cosa que tampoco era lo que andaba buscando. Al final resultó que la puerta buena era la primera y que los servicios eran para hombres y para mujeres. Contuve la respiración durante un par de minutos, hice lo que tenía que hacer y salí de allí.

Los médicos iban bajando. Al verlos, un enjambre de parientes los rodeaba y ellos, con ciertas dificultades, iban informando. Aquí podemos observar una de las diferencias más chocantes entre rusos y españoles. Al final, llegó la doctora que estaba tratando a Ame, pero primero comentó el caso de otro paciente:

- Bueno, pues está mejorando bastante. Yo creo que ya deberíamos pensar en que se vaya reponiendo y...
- Pero una semana más sí que lo tendrán ingresado, ¿verdad? - dijo la madre.
- Bueno, hoy es viernes... yo entraré de servicio el lunes y me parece que si no hay complicaciones...
- ¿Tan pronto? Yo pensaba que para una semana más sí que está. No vaya a recaer, o a no estar repuesto del todo.
- Bueno, bueno, ya veremos... - e hizo una pausa antes de continuar-. A ver, el siguiente es... Von Wuxwiesen.
- Yo, yo, aquí estoy - dije, apartando a la gente.
- Bueno, pues su hijo todavía tiene un poco de fiebre y...
- ¿NOS PODEMOS IR YAAAAA?
- Ya sé, ya sé, su esposa acaba de hacerme la misma pregunta. Es que, claro, los análisis no son claros aún, tiene un poquito de fiebre, aunque le duele menos el vientre.
- Pero ¿nos podremos ir hoy?

La doctora me miró un poco confusa. Debía estar pensando que los guiris somos muy raros.

- Bueno, le vamos a hacer una ecografía. Yo creo que es una inflamación de los ganglios linfáticos producidos por una infección vírica. Si la ecografía lo confirma, pues les dejaremos irse, aunque quizá, teniendo en cuenta que tiene aún fiebre, les convendría quedarse.
- ¿Cuándo dice que nos vamos? ¿Esta tarde?

La doctora dio un suspiro.

- No antes de dos horas. Espere aquí y voy a redactar el informe.

Uno está acostumbrado a los hospitales españoles, de los que te echan en cuanto puedes andar para que otro paciente ocupe la cama cuanto antes. Aquí, no. Los hospitales rusos muchas veces son lugares de reposo donde pasas no sólo la enfermedad, sino buena parte de la convalecencia, y la gente no acaba de concebir que le den de alta pronto. Supongo que entre ambos excesos habrá algún término medio que evite las exageraciones, pero yo no lo conozco.

* * *

Y, ahora, la parte práctica, por si algún día caéis enfermos en Moscú. No todos los hospitales de Moscú tratan a extranjeros no afiliados a la Seguridad Social rusa. En España, tú, guiri, te plantas en la entrada de urgencias de un hospital y te tratan en el mismo hospital.

Aquí, no.

Aquí, por ejemplo, el único hospital infantil de Moscú que trata a extranjeros en urgencias es... el hospital número 7 de Tushino, que está digamos que un poco retirado, por no hablar de otras lindezas. Los demás, al parecer, no te admitirán. Así que las ambulancias de urgencias te envían allí, aunque, como era nuestro caso, tengas un hospital infantil delante de tus narices. Pero no es para ti. Tú, a Tushino. Y no es que esté mal del todo: cumple su función básica, los equipos son adecuados y el personal es avinagrado, pero profesional; y además, por ser de urgencias, no nos cobraron; lo que ocurre es que Tushino está muy lejos y que, joroba, tiene un régimen de estancia que más parece el hospital penitenciario.

* * *

Ame salió a las dos horas sonriendo y por su propio pie. Nos pusimos todos muy contentos y dejamos el sofá para mejor ocasión.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí que soy valenciano, ¿lo dices por lo de "nano"?
Por cierto, me encanta el Blog y tu peculiar sentido del humor.

Dornil Tackerton dijo...

Un alegria que todo haya salido bien !!!

Alfor dijo...

Anónimo, es que lo de "nano" es molt de la terreta.

Obocelibel, y tanto.

Unknown dijo...

Me alegro por vuestra alta. Me he visto reflejado en mucho de lo que has contado, a mi también me sorprendió la resistencia a darnos el alta, y cuando le pedimos el alta voluntaria, la doctora incluso se ofendió, tuve que buscarla para disculparme para evitar malentendidos, no parecía entender que nosotros lo que queremos es salir pitando del hospital como alma que lleva el diablo.

En fin, suerte que para ambos la experiencia ha sido "pa contarlo", pero todo haya acabado bien.