La puerta se abrió y mi anfitrión me dio un efusivo abrazo.
- Esto, oye, perdona por llegar un poco tarde. Estaba en un atasco y tuve que salirme del coche para llegar en metro.
- No te preocupes, casi todos han llegado tarde.
- Toma, esto es un regalito.
- Eh, muchas gracias.
Pasé al interior del piso, un apartamento de cuatro habitaciones muy grande para los estándares habituales rusos. En el comedor había un grupo de gente de pie. Un rápido vistazo me convenció de que no conocía a nadie, como, por otra parte, esperaba. La mesa estaba servida, y hay que decir que lo estaba a base de bien. Caviar, todo tipo de ensaladas rusas, entrantes caseros muy elaborados y, de beber, vino y vodka. También había mors y zumos, pero como que desempeñaban un papel secundario en el aderezo de la mesa.
- Siéntate donde quieras - me dijo mi anfitrión.
La gente se empezó a ir colocando. Probablemente no habían llegado aún todos los invitados, o quizá había algunos que no iban a venir, porque había algunos puestos vacíos. El anfitrión se colocó a la cabecera de la larguísima mesa y su esposa al otro lado, justo enfrente de él. A mí me tocó junto a un hombre joven todavía, que estaba allí con su mujer y con su hija, que luego supe que tenía once años. Enfrente de mí había un señor de algo más edad, que resultó que era cubano y que había llegado allí con su esposa y con su hija, una jovencita de aspecto totalmente español, pero a la que, aunque hablaba algo la lengua de su padre, le faltaba bastante soltura con ella. A mi otro lado se sentó una pareja joven, que eran los vecinos del piso de al lado (piso que, por lo que pude deducir, era una solución habitacional socialista de treinta metros cuadrados que les tenía algo angustiados).
- Hola, soy Alfor - le dije a mi vecino, el de la hija pequeña.
- Volodya - me dijo.
Me presenté a su mujer igualmente.
- ¿Vas a beber? - me dijo el anfitrión.
- Bueno, ya sabes que no suelo beber, pero hoy, teniendo en cuenta lo que celebramos, voy a hacer una excepción y beberé una copita.
- ¿Vino? ¿Vodka?
- Venga, va. Vodka -dije, y luego tuve ocasión de arrepentirme.
Mi vecino Volodya, a la que oyó eso, me llenó la copa. La suya estaba vacía.
- ¿Usted no bebe? - le pregunté.
- Bueno, normalmente sí que bebo, pero hoy tengo que conducir.
- ¿Esta misma noche?
- Sí. Vamos a ir a la dacha en cuanto salgamos de la celebración.
- ¿Y está muy lejos?
- Cien kilómetros.
- Ah, muy bien. No es mucho.
- En dos horas llegamos.
De momento nos dedicamos a comer un poquito, mientras conversábamos de lo bien que le había quedado la casa al anfitrión, lo cual era muy cierto, por otra parte. La mujer de Volodya, en esto, pidió vino, y yo, que tenía la botella a mano, intenté servirle, pero estaba demasiado lejos y sólo pude acercarle la botella. Ella se quedó muy confusa y no la tomó, sino que se dirigió a su marido:
- Volodya, ¿puedes servirme vino?
Volodya tomó la botella y sirvió media copa a su esposa. Efectivamente, servirse a sí mismo alcohol está muy mal visto en Rusia, salvo casos patológicos. Pero, al girar la cabeza, me di cuenta de que la copa de vodka de Volodya estaba llena. Su mujer no había sido, yo tampoco, él parecía que no quería beber, la niña de once años no parecía culpable... miré al cubano de enfrente, que me devolvió la mirada. Hice un gesto con los ojos apuntando a la copa de vodka del vecino y él me devolvió una sonrisita pícara.
Volodya se dio cuenta de que su copa estaba llena, la tomó, se levantó y dijo:
- ¡Chicos! Quiero pronunciar un brindis.
Todos nos levantamos, pero veo que se está haciendo tarde, así que dejo la continuación de esta historia para la siguiente entrada.
(continuará)
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4 comentarios:
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Besitos
Es que, si no, se iba a hacer muy largo.
He vueltooooo!!!! Y vaya que me has antojado la ensalada Rusa!!!mmmm, en Mpexico se le dice así a una mezcla de zanahorias, papas, chíscharos y algunas veces elote con un poco de Mayones y pollo deshebrado, en rusia es igual???
Ya te extrañaba, como bien dice Esther, siempre sabes como hacernos cautivos a tus relatos.
Un gran beso de vuelta
Bar, ¡qué sorpresa! Bienvenida de vuelta. La verdad es que estoy en condiciones de decirte que la ensalada rusa no es así. Puedes ver algo sobre ella aquí.
Vamos, digo que no es así porque la mitad de los ingredientes que apuntas no los he oído en mi vida ¿Chíscaros¿ ¿Elote? ¿Mayones? Pero, ¿qué coméis por allí? :)
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