A los extranjeros que vivimos aquí se nos insiste con frecuencia en que no nos descuidemos con nuestras vitaminas, porque la dieta a la que nos podemos ver sometidos es muy pobre en ellas y, sin embargo, muy rica en hidratos de carbono y grasas. Por eso, no es raro ver a extranjeros que, en pocos meses de estancia y de desórdenes alimenticios, se las apañan para inflarse cual globo deforme y no poder ponerse la ropa que trajeron, para regocijo de los vendedores locales de pantalones. Luego algunos (y, sobre todo, algunas, porque en los hombres la cosa suele ser irreversible) recorren el camino inverso y pueden llegar a extremos peligrosos, en que, de no ser por el color de la piel, pasarían desapercibidas en Biafra. Pero eso lo dejaremos para otra entrada.
Y es que no es totalmente cierto que las vitaminas no estén presentes en la dieta rusa. Más bien es que el guiri que viene por aquí no sabe muy bien de dónde sacarlas, porque, sobre todo en el caso de los españoles y, dentro de ellos, de los valencianos, las fuentes locales de vitaminas difieren bastante de las que conocemos por allí. Vamos a ver cuál es la principal de ellas.
Ayer fui a recoger a Ame a un pueblecito no muy lejano a Moscú donde había pasado un par de días con su niñera. El pueblecito tiene de todo, con su tiendecilla, su lago, su bosque y su iglesilla reconstruida en los últimos años; le falta aún una carretera decente, porque el camino más corto pasa por una pista tan sumamente descuidada que el asfalto es sólo un recuerdo y el firme está constituido por bloques de hormigón armado deteriorado con buena parte de las barras de hierro al descubierto (y, más de una vez, en punta) y la anchura justa para que pasen dos coches temblando por no caer a la fosa que son los laterales, además de baches sin cuento. A la vuelta me enviaron por otro camino, mejor, pero diecinueve kilómetros más largo. Habrá que ir pensando en ahorrar para un GPS.
Pues bien, salí del pueblecito con un enorme bote de bayas de temporada, de las que por Valencia no conocemos mucho. La temporada de la fresa ya prácticamente ha pasado aquí, la de la frambuesa está ya de vencida, aunque todavía queda, y las que están ahora en pleno auge son la krasnaya smorodina, chyornaya smorodina y kryzhovnik, de las que volví bien provisto.
Las pongo en ruso porque, incluso hablando en español, la mayoría de los que estamos aquí las nombramos en ruso, ya que en España jamás las habíamos visto. Me consta que en el norte, muy norte, de España sí que las hay, pero a mí me llegan a hablar cuando estaba en España de zarzaparrilla, grosella, grosella negra o grosella espinosa y me quedo igual. Me hubiera sonado que se comía.
Pues bien, esas bayas, incluyendo la fresa (земляника, zemlianika), la frambuesa (малина, malina), el arándano (брусника, brusnika, si es rojo; o черника, chernika, si es negro), el sorbus (рябина, riabina) y la mora (ежевика, ezhevika), que son las únicas de las que me empachado en España (sí, me puse morado), y otras de las que seguro me olvido o no conozco, tienen más vitaminas, sobre todo C, que, por poner un caso, la naranja, con lo que los rusos hacen acopio de estas bayas en verano y luego van tirando con lo que se guardan durante el invierno. Los guiris nos damos cuenta del truco cuando ya llevamos demasiado tiempo por aquí, y para entonces el metabolismo de algunos está irreversiblemente deteriorado, tras un invierno a base de dulces y leche condensada.
Total, que llegué a casa con un montón de grosella, roja (красная смородина), negra (чёрная смородина) y espinosa (крыжовник). Yo era consciente de que la vida de la grosella es sumamente breve, de que consumirla toda de golpe podía dar con mis huesos en un hospital (y con aquel empacho de moras tuve bastante), pero había que aprovechar aquel tesoro.
- Ame, ¿qué farem en aixó? (Ame, ¿qué hacemos con esto?)
- No sé.
Bueno, pues en la próxima entrada tocará ocuparse los excedentes de bayas. Veremos cómo.
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Hace 2 semanas
3 comentarios:
a que se le dice guiris?...
BAR, allá voy. Guiri equivale a forastero, extranjero. El origen de la palabra viene de la guerra civil de 1833-1839, entre carlistas y liberales, también llamados "cristinos" por los primeros. Los carlistas, que eran mayoría aplastante en las Provincias Vascongadas y Navarras, cambiaron un poco el nombre de los liberales para adaptarlo al vascuence; así, los liberales, de "cristinos", pasaron a "guiristinos" y, de allí, directamente a "guiris". Como la casi totalidad de los liberales venían de fuera (ya digo que en las Vascongadas y Navarra la casi totalidad de la población estaba por Carlos V), la palabra acabó significando "forastero" o "extranjero".
Anda, mira pues yo no sabía de donde venía lo de Guiri, jejeje, gracias por la explicación, Alf...
Bueno, a comentar que es lo que toca:
Madre del Amor Hermoso, Alf.. ¿no conocías las grosellas? a mi me vuelven loca.. Bueno, la grosella roja es la que más veo por aquí, me encanta, tan acidita como es, mmmmmmmmmmmmmm. En la frutería de abajo de mi casa venden arándanos, moras, frambuesas, fresas salvajes y grosellas. Yo me compro grosellas muchas veces, una cajita me cuesta 3 euros, no son baratas, pero es que me encantan, así que.. Bueno, pues oye, otros se compran caprichos tipo caviar y cosas así y yo me compro grosellas...
La Zarzaparrilla la he oído muchas veces, y oía la expresión de beber zumo de zarzaparrilla, que creo recordad que puede llevar alcohol, pero no sé ahora que bebida es ni tampoco conozco la fruta.
En fin, que me voy a ver como solucionaste el problema del excedente, porsiaca un día me hace falta, jejeje...
Besitosssssss
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