domingo, 11 de marzo de 2007

Peligros marcianos (I): Desde el cielo

Si hay algún mes en que conviene alejarse de Rusia, ese mes es, indudablemente, marzo. Ello sucede por distintas causas, pero principalmente porque se trata del mes en que los peligros más diversos y más abundantes acechan al incauto habitante. Ahora bien, si, como es mi caso, no queda más remedio que permanecer aquí hasta mejor ocasión, hay que andar especialmente ojo avizor. Voy a tratar de enumerar los peligros a los que me refiero.

El primer peligro viene del cielo, y queda elocuentemente reflejado en la foto adjunta, que representa un lugar bastante frecuentado por mí, tan frecuentado como que es el portal de mi casa. Pues bien, muchas veces nos hacemos lenguas del frío que hace en Moscú y nos olvidamos que, cuando deja de hacer frío, hay veces en que es peor. Así las cosas, cuando las temporaturas suben lo suficiente, la nieve y el hielo que se han acumulado en los tejados durante el invierno (y que demasiado a menudo no han sido eliminados cuando debían), acaban por caer al suelo.

Muchas veces, cuando el peligro es evidente, las autoridades colocan cintas impidiendo el paso de los peatones muy cerca de los edificios, para evitar más descalabrados que los estrictamente necesarios. El resultado es que los peatones nos vemos obligados muchas veces a caminar por la calzada, lo cual también tiene sus peligros.

Otras veces, los cascotes helados caen sin avisar, y eso es lo que pasó con el de la foto, que era un enorme bloque de hielo que cayó desde arriba y se destrozó contra el suelo, partiéndose en esos pedazos, justo delante de mi portal. La caída se oyó perfectamente desde dentro de casa. A Dios gracias, en aquel momento no había nadie intentando acceder al piso, pero no todo el mundo ha tenido tanta suerte: todos los años, por esta época, hay algunos muertos por caída imprevista de bloque de hielo sobre las cabezas.

"Abraracurcix, el jefe de la tribu (...), no le teme más que a una cosa: que el cielo le caiga sobre la cabeza, pero, como él dice "eso no va a pasar mañana".

Je, cómo se nota que el bueno de Abraracurcix no ha pasado por Moscú en época de deshielo. Se iba a enterar de lo que significa aquí que el cielo caiga sobre tu cabeza. Más le iba a valer ajustarse el casco.

4 comentarios:

BAR dijo...

Bueno Alfor, creo q yo no saldría de casa por el miedo de ser aplastada por el hielo...:(

Sin embargo...a todo se acostumbra uno,deberían inventar sombrillas de metal...jejeje

Saludos

Achab dijo...

Bueno, lo que se desploma, técnicamente, no es el cielo sino el hielo.

Esther Hhhh dijo...

Madre del Amor Hermoso, Alf, pero ¿tú quieres matarnos de un susto o algo? Hace unos meses, nos hablaste del peligro de subirse en un taxi, luego del peligro de coger un avión, después del peligro de ir por la calle y sobretodo, de cruzarla... Y ahora ¡Se cae el cielo! Ains... No gano para sustos contigo, de verdad ¿eh?

Bueno, ya si eso te paso mi espada laser para que derritas los posibles cascotes...

Besitossssssss

Alfor dijo...

BAR, lo de las sombrillas metálica habrá que patentarlo. Nos vamos a hacer de oro.

Achab, técnicamente, sí. Pero impresionar, impresiona.

Esther, yo, con un yelmo prusiano, me conformo. Lo de las espadas láser no lo veo claro.