jueves, 21 de diciembre de 2006

Que en paz descanse

Carbuncho se levantó y me dijo.

- Ha ocurrido algo tremendo. Lo peor que podía ocurrir.
- ¿Todavía no ha llegado el boletín del Banco de Rusia?
- Peor.
- ¿Qué puede ser peor?
- Ha muerto el Turkmenbashí.
- ¿Quéeeeee?

Sí, señores. El Turkmenbashí, padre de todos los turkmenos, presidente vitalicio de Turkmenistán, literato de éxito y hazmerreír de quienes seguíamos sus actuaciones, ha muerto. De forma natural, de repente, y de un paro cardíaco, en su cama. El sueño de ir a su capital, Ashjabad, y ver cómo eran las cosas por allí, se ha desvanecido para siempre, porque difícilmente aquello será lo mismo. Que Dios lo tenga en Su gloria, que todo podría ser.

Su verdadero nombre era Saparmurad Niyázov y era el amo de Turkmenistán desde 1985, cuando el país todavía formaba parte de la URSS. Es difícil, supongo, saber cuándo perdió completamente la chaveta y empezó la orgía de estatuas suyas (alguna de oro) por todos los rincones del país, de carteles por todas las esquinas, de cambios de nombre de ciudades... y de decisiones curiosas; cuándo se decidió a escribir el Rukhname, libro que debe guiar las vidas de todos los turkmenos, mientras casi todo el mundo pensaba que los tiempos de redactar biblias habían pasado. Voy a traducir algunas frases suyas.

Hubo un atentado contra su vida, o eso dicen. Niyázov apareció en la televisión turkmena y dijo: "Hubo juicios. 46 personas han sido condenadas. Hay otros cinco o diez autores, pero ahora no vamos a buscarlos." Y se fue. El principal acusado fue un ex-ministro de Asuntos Exteriores, que se confesó culpable, dicen que después de haber sido convenientemente "convencido", y que fue encerrado a cal y canto. Ni su familia es capaz de decir si está vivo o no.

En otra ocasión, le preguntaron qué le parecía que su retrato estuviera por todos los sitios. "A mí no me parece bien verme por todos los sitios, pero es que el pueblo lo pide." Todo un demócrata.

Con el tiempo, estos rasgos de su carácter se acentuaron. Los podridos medios foráneos aventuraron una ola de arrestos en Turkmenistán, está vez porque su pueblo quería demasiado a su líder. El día de la fiesta nacional (aniversario de la elección de Niyázov como presidente vitalicio), sucedió un escándalo mayúsculo: el Turkmenbashí no fue a la inaguración de una estatua suya ni a un concierto en su honor. Sus palabras fueron: "No vengáis con que no voy a los conciertos. Si en los conciertos futuros se va a hablar menos de mí, entonces iré ¡Todo el concierto lo han dedicado en mi honor! Me es incómodo estar ahí sentado. Estoy ahí, mirando al suelo, me ruborizo, palidezco. Es muy difícil. Puede que a alguien le guste la gloria, la alabanza, pero a mí no me gustan." El Turkmenbashí se quedó en casa, pues, para no pasar vergüenza, y declaró que vio el concierto por la tele. Más tarde fue más allá y pidió a sus funcionarios que pensaran bien cuál era su papel en la historia: "Os vuelvo a repetir que no hay que relacionar todo lo que pasa con el nombre de una sola persona. Se elige una persona, y bueno, sí que tiene una importancia capital. Pero si no hay pueblo, esa persona no puede hacerlo todo. Yo sólo dirijo, y el pueblo turkmeno trabaja, se reúne, construye. Por eso os pido que no me alabéis tanto. Ya no puedo ni ir a conferencias ni conciertos. Es incómodo estar ahí y oír como cantan alabanzas sobre ti." Pobret.

El fracaso de la delegación turkmena en los últimos juegos olímpicos (ni una triste medalla, ni siquiera una final...) obligó al Turkmenbashí a destituir al presidente del Comité Olímpico Turkmeno y a reemplazarlo por la persona más capacitada para el cargo que pudo encontrar: él mismo. Su prematura muerte (tenía 67 años) acaso nos prive de ver a los deportistas turkmenos arrasar en las próximas olimpiadas, como de otro modo hubiera sucedido sin la menor duda.

Finalmente, se decidió a escribir todo lo que sabía, y eso fue el origen del Rukhname, el libro de cabecera de todos los turkmenos, regalo obligatorio a los recién casados, materia de estudio en todos los colegios de Turkmenistán y cuyo conocimiento es necesario para obtener... el permiso de conducir (y no es coña). El equivalente a la Biblia, vaya. Está traducido a unos treinta idiomas, entre los cuales, de forma sólo comprensible por la testarudez y malevolencia de sus émulos, no está (¡aún!) el castellano, aunque sí el inglés. Haríamos bien en leerlo, ya que, según el autor: "Aquél que lea tres veces el Rukhname se hará sabio, entenderá la naturaleza, las leyes, los valores humanos. Y tras ello irá directamente al paraíso. Al acabar el primer y segundo libro del Rukhname, pedí a Alá que el que consiga leer el Rukhname tres veces, en su casa, una hora al amanecer, una hora por la tarde, vaya inmediatamente al paraíso." 2005 fue declarado, por decreto, año del Rukhname, y el mes de septiembre vio cómo su nombre cambiaba a Rukhname. Por cierto que iban quedando menos meses disponibles, porque el Turkmenbashí ya se había dedicado uno (enero dejó de ser enero y pasó a ser "Turkmenbashí") y dedicó abril a su madre.

Esperemos que Dios, en estas fechas, haya perdonado al Turkmenbashí los pecados que pueda haber cometido y le reúna con sus lectores, porque, ciertamente, me puse a leer el Rukhname y tras conseguir pasar los primeros párrafos del libro, ya lo creo que quien consiga leerlo tres veces se habrá ganado el Cielo.

2 comentarios:

BAR dijo...

jajaja...vaya que hay tipos locos sueltos por el mundo, yo dudo mucho que siendo así haya sido muerte natural...

Un Beso

Esther Hhhh dijo...

Madre del Amor Hermoso... Yo creo que habrá que ir a las olimpiadas a ver a los turkmenos, que oye, después de haber tenido a tan digno representante, lo menos que le deben es dejar sin medallas al resto de delegaciones.
Estoy preocupada por los meses... ¿Ahora enero ya no es enero? pero lo que más me preocupa es lo del carnet de conducir. No veo yo muy seguro que un señor (o señora) se haya sacado el permiso de conducir sabiéndose algo similar a la biblia... Me imagino lo que podría pasar aquí. "oiga, que se ha saltado el stop!!!" "Hijo mío, si Dios quisiera que me hubiera parado en ese cruce, hubiera hecho que un rayo me cortara el camino, o creado un muro de la nada, o hubiera parado el motor de mi coche. Si no ha ocurrido nada de eso es que el Altísimo quería que continuara mi camino... Amén".. Muy peligroso, si si si.
Ahora, de lo que no me cabe duda es de lo de ganarse el cielo leyéndose tres veces ese pedazo libraco, porque me lo imagino, será gordo como él solo y más aburrido que el discurso del rey en nochebuena mientras estudias un libro de derecho mercantil (que aburrido por Dios) y encima gastará formas rebuscadas, además de ser un homenaje al egocentrismo... Puestos a leer vodrios egocentristas, me quedo con Mi Lucha. Tiene su morbo, oye, que quieres que te diga....
En fin que besitos gordotes... Nos vemos pronto, jejejejejejeje.