miércoles, 31 de diciembre de 2025

2025 se acaba

Un día u otro tenía que ser y ha acabado por ser éste. El año 2025, que comenzó con tantas esperanzas, está dando sus últimas boqueadas y es ahora cuando llega el momento de echar la vista atrás y de comprobar si los buenos propósitos de comienzo de año han tenido una mínima continuidad durante el mismo.

Releyendo la entrada, tampoco es que los propósitos fueran demasiado difíciles de cumplir. Se trataba de escribir un poquito más y eso se ha llevado a cabo, porque, con ésta, en 2025 van a haber visto la luz cincuenta y dos entradas, a un ritmo medio de una por semana, lo cual está lejos de los felices tiempos moscovitas de tres entradas semanales como un reloj, pero mejora las escuálidas treinta y seis entradas de 2024. Así que, por ahí bien. Lo de los propósitos para 2026 lo vamos a dejar en un "Virgencita, que me quede como estoy". Dicen que la ambición es hermosa, pero no nos pasemos.

Además de escribir un poquito más, se trataba de variar un poco la temática y eso también ha sucedido. Una serie sobre el Camino de Santiago a su paso por Bruselas (y me queda pendiente continuar hasta al menos terminar la primera etapa hacia España), otra sobre Dinamarca y mis avatares por allí, como estaba previsto, otra sobre el infame aeropuerto de Charleroi y varias sobre huelgas, reformas y gobiernos en Bélgica, y un poquito sobre el día a día. Se diría que esto marcha.

La tentación consiste en repetir el "Virgencita, que me quede como estoy" y seguir adelante, pero, si miro la bitácora y la pantalla que la acoge, me parece a mí que algo queda por hacer. Es verdad que este año he vuelto a la creo que saludable práctica de poner etiquetas a las cosas. Por ahí, bien. Lo que no va tan bien es la serie de bitácoras recomendadas en la barra de la derecha, que, la verdad sea dicha, están, con una sola excepción, muertas del todo y, si no están enterradas, es porque, por alguna razón, Google no les da matarile. Incluso la que no está muerta del todo, esa de "Rusia para chilenos", se actualiza una vez por trimestre y sostiene opiniones más que discutibles. Que no es que no me guste discutir, ya saben los lectores de estas pantallas que no, pero una cosa es discutir y otra que parezca que recomiende cosas con la que estoy en desacuerdo. Le tengo que dar una pensada y, como mínimo, poner un aviso de exención de responsabilidad por las opiniones que sustenta el autor. Qué menos que eso.

Por lo demás, Bruselas se está poniendo interesante, y eso es malo para los que vivimos en ella, pero bueno para sacar temas para la bitácora. Comienza a haber tiroteos, ajustes de cuentas, los servicios son cada vez más una porquería, me voy a quedar sin coche con efectos casi inmediatos y seguimos sin gobierno regional (sí, tenemos gobierno federal, pero eso sólo es una parte del todo). Esto promete y prometería más si yo anduviera sobrado de tiempo para escribir, cosa que, lamentablemente, no es el caso. Así y todo, habrá que hacer un esfuerzo, porque, lo miremos como lo miremos, en mayo de 2026 se cumplirá el vigésimo aniversario de esta bitácora y tengo que pensar cómo celebrarlo. No hay mucha bitácora por ahí que haya sobrevivido a la expansión de las redes sociales con la cabeza más o menos alta, de modo que toca cuidar a las pocas que siguen, que, como sabemos, no son las de la barra de la derecha, pero sí ésta.

Así que voy a ver si mantengo el ritmo de publicación, limpio de cadáveres la barra de la derecha, la pongo algo más al día (acepto sugerencias, claro) y celebramos como es debido ese vigésimo aniversario en mayo. Claro, siempre está el manido recurso a la republicación de las mejores entradas, pero eso es un poco de vagos.

Bueno, de vagos... y de gente a la que se le hace tarde casi que por sistema.

Feliz 2026 a los lectores que queden de ésta bitácora, a los que tengo en mis oraciones.

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