miércoles, 12 de diciembre de 2012

Repollos

Uno de los ingredientes por excelencia de la cocina rusa, junto con el alforfón, las patatas, la cebada perlada y esa bebida transparente de alta graduación, es el repollo.

El repollo, que en ruso es "kapusta", es la pesadilla de mucha gente que no lo traga. Y luego está el colmo, que es la "kvaschennaya kapusta", que es muy buena para la salud (mejor que la bebida transparente, desde luego) y equivalente, con todas las distancias que se quieran, al chucrut, o, si nos ponemos en plan alemán, al "Sauerkraut".

En Alsacia, a donde me han llevado mis circunstancias, esa región que va cambiando de Francia a Alemania según quién haya ganado la última guerra, el repollo también es importante y lo del chucrut es también muy popular. Yo estudié cerca de aquí y nos poníamos morados de chucrut, que donde estudié yo era Sauerkraut: barato y sano, aunque tirando a poco consistente.

Como el día había sido durillo, llegué a la cena con idea de hacerla ligera, así que nada mejor para mis auspicios que ver en el menú del restaurante un "choucroute strasbourgeoise". Con esto, me dije, y un poco de fruta de postre, a la cama con una digestión agradable, y mañana a otra cosa. Y, como después de todo estoy en Francia, seguro que las raciones son de "nouvelle cuisine", con un poco de comida en el centro de un plato enorme.

- Garçon! - le dije al mozo - Me trae un "choucroute strasbourgeoise" y, de postre, algo que tenga fruta.

Me las prometía muy felices, hasta que llegó el chucrut a la estrasburguesa: una montaña de chucrut en el centro del plato, rodeado de una "guarnición" de salchichas y patatas, que rebosaban por los lados del plato. Una bomba. Estos alsacianos...

- ¿Esto es el chucrut a la estrasburguesa?

- Sí, monsieur.

- Pues también podían avisar de lo que no es chucrut.

- Es para que no esté tan solo.

- Ah.

Como mi madre me enseñó que, una vez está la comida en el plato, no hay que dejarse nada, tuve que afilar los incisivos; pero, después de un esfuerzo supremo, conseguí dejarlo mondo y lirondo. Uf.

"Bueno, ahora un poco de fruta y ya está."

Ja.

El garçon me trajo una enorme copa de helado con avellanas azucaradas... y un trocito de manzana encima.

- Ya veo que tiene fruta.

- Como usted había pedido, monsieur.

- Claro, claro...

Salí del restaurante tambaleándome y, en lugar de irme derecho a la cama, tuve que dar una paseo de una hora antes de decidirme a hacerlo. Si no, luego, todo son pesadillas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

hahahahaha :) Es lo que tiene... a mi me pasa igual con la comida. Una temporada que iba a un comedor, los compañeros me decían, no puede ser que todos los días tengas el hambre justa para comerte todo el menu... algunos días deerías quedarte con hambre y otros dejarte algo... pero eso es que te lo comes y ya sin plantearte el hambre que tienes"
Tal vez tenían razón....
Sl2
Lluis

ieau dijo...

Mares/iaies de postguerra. La meua iaia era de les de "en casa del pobre, 'antes' rebentar que sobre", i "en la fam que hi ha pel món, tirar menjar és pecat"... I si, a part d'això, som dels que tenim bona gana, què li anem a fer, ens sacrifiquem! I la veritat és que el sopar, a més de contundent, tenia bona pinta.

Alfor dijo...

Lluis, todita la razón tenían, ya lo creo que sí.

Ieau, home, tenia molt bona pinta, però m'haguera agradat algo més lleugeret, la veritat.

Hans dijo...

Tuve la suerte de vivir algún tiempo es Estrasburgo, la mejor ciudad de Francia, y sé bien qué quiere decir 'garni' o 'à la strasbourgeoise' hablando de choucroute... Además, lo suyo es ponerle bien de mostaza para aligerar :). Mencanta, la verdad.