lunes, 3 de diciembre de 2012

La ciudad sin río

La ciudad sin mar ni río en la que me encuentro es nada menos que la capital de Europa, Bruselas, que no está junto al mar, ni tampoco tiene río. Bueno, tenerlo lo tiene, pero es una birria tan grande, además de fatalmente contaminado, que lo tiene escondido, bajo tierra, como si tuviera vergüenza de él. Eso es algo en lo que Bruselas se parece un poco a Moscú. En Moscú, como todo el mundo sabe, hay un río ancho como él solo en superficie, el Moscova (así se dice en español), pero también hay un río que en tiempos estaba a la vista, pero que ha terminado por discurrir entubado, como Franco en 1975, por la parte subterránea de la ciudad. Es el Neglinnaya. De hecho, Moscú se fundó seguramente en lo que hoy es la colina Vorobitskaya, en la confluencia entre el Moscova y el Neglinnaya.

El aterrizaje en Bruselas ha sido accidentado. Para empezar, por la historia de mi maleta, que se ha perdido en uno de los accidentes más rocambolescos de la historia del extravío y que contaré en cuanto haya repuesto un poco mi vestuario y me haya recuperado del estupor que tengo encima; para continuar, porque salí de Moscú con una de las mayores nevadas de los últimos tiempos, aunque cuando salí ya se estaba derritiendo, y me encontré en Bruselas, donde no se puede decir que nieve gran cosa, con otra nevada, y no de las más suaves. En un día vi sol, lluvia y nieve, así, con un par.

Bueno, y a los que se preocupaban por la presunta desaparición de la bitácora, no puedo sino darles las gracias por su seguimiento. No sospechaba yo que esta bitácora se tuviera en tan alta estima. Yo voy a seguir escribiendo de lo que me salga, que es más o menos lo que he venido haciendo hasta ahora, pero, debido a mi proceso de generación de entradas, es probable que Rusia vaya desapareciendo poco a poco de la temática de las mismas.

¿Que cómo surgen las entradas? Pues las entradas surgen a medida que me pasan las cosas y enlazo vivencias y pensamientos con la pluma. Por ejemplo, la serie de los gostis, que parece que se ha hecho famosa, surgió cuando este verano pasé por delante del resucitado "Hungry Duck", y recordé la noche apoteósica que pasé con Tortajada y sus colegas en el primitivo "Hungry". Pero, cuando me puse a escribir, pensé que mejor sería presentar al grupo desde el principio, y así fue como salió toda la serie.

O el otro día, con la entrada sobre Nésterov, que se me ocurrió cuando entré en el monasterio de Marta y María, y resulta que los frescos eran suyos. Y la de Tarkovsky (sí, que aún traerá cola) se me ocurrió tras las tres horas de ver Andrei Rubliov. Sí, tres horas de película dan para calentarse mucho los cascos.

Pero, claro, en Bruselas me va a faltar el contacto con el terruño ruso para enlazar pensamientos que satisfagan a los rusófilos que me visitan (o no, a saber). Aquí, y más viviendo en el mismísimo centro de la ciudad, lo único que se me ocurre ahora mismo son pensamientos sobre gofres, chocolate, patatas fritas y mejillones. Y eso que ya he cenado.

No sé, ya veremos. De momento, lo que es seguro es que me va a tocar escribir una entrada sobre la maleta. Pero eso será otro día, porque hay cosas que no cambian, y una de ellas es que se hace tarde, y mañana hay que currar temprano.

3 comentarios:

Miguel dijo...

vaya sorpresa!

como había visto el canal ese en el mapa pues la había descartado... la verdad es que con lo de la cerveza y dado tu conocimiento de la lengua de Goethe te hacía más por la tierra de los kartofelkopfen...

bueno, miralo de esta forma: en vez de hablar de la maravillosa estatua de Pedro I que ilumina el Moscova con su presencia ahora nos podrás hablar del Manneken echando su meadita. Además el Manneken es muy socorrido, se tiran todo el año cambiandole el vestido, que si un día de fallera, otro de jugador de futbol, etc etc así que será por temas!

en fin, que tengas un buen comienzo por la capital administrativa de Europa, que la de verdad todos sabemos donde está y quien la gobierna...

por cierto, la cerveza belga al lado de la de mi región es como la Baltika al lado de la Mahou ;-)

keithania dijo...

Y yo me preguntaba quién se iba a Bélgica :) Yo tenía también las Teutonias en mente, Nüremberg o Stuttgart.

Felicidades por tu nueva ciudad. Espero que te/os aclimatéis pronto y estéis a gusto. Buen comienzo.


Alfor dijo...

Miguel, pues sí, hablar alemán me hace candidato a vivir allí, pero la verdad es que en cuatro días en Bruselas he hablado más alemán que en los cuatro años anteriores. Bueno, y no sólo alemán...

Ya iré contando. De momento, es cierto que el Manneken lo tengo cerca de casa.

Y lo de la cerveza, pues es opinable. Hay gente a la que le gusta la Baltika y hay gente que a la Mahou la llama Meahou... :D

Keithania, ¡uno es de donde pace! :) Y no están los tiempos como para hacer remilgos con los lugares donde poderse ganar los garbanzos.

De momento, sólo me aclimato yo. Los niños sólo han visto Bélgica en fotos, pero esperamos que eso cambie pronto, cuando termine el curso.