lunes, 8 de agosto de 2011

Impostores (VIII): Marina Mniszech

Cuando el primer falso Demetrio fue asesinado por el futuro Basilio IV, la flamante zarina, la polaca Marina Mniszech, salvó la vida por los pelos. Asustada por el jaleo, salió corriendo de sus aposentos y se mezcló con el servicio.

Marina Mniszech era una polaca de estatura pequeña y, muy probablemente, un pibón de aquellos tiempos, pero un pibón de armas tomar, de los que llevan los pantalones en casa de uno y, por encima de todo, con una ambición de poder sin parangón. La compañía perfecta y el apoyo ideal para alguien decidido a todo con tal de llegar a lo más alto, como Pseudodemetrio I, y como su propio padre Jerzy, con quien siempre se entendió a las mil maravillas.

En la noche de la muerte del falso Demetrio I, como quedó dicho arriba, Marina Mniszech se escondió y no llegó a contemplar con sus propios ojos la muerte de su marido. Basilio IV envió de vuelta a su casa a los polacos que habían venido con Marina y su padre, pero se quedó con los más importantes de rehenes, y entre ellos estaban, precisamente, los dos Mniszech. Basilio IV les confiscó sus bienes y, tras un breve período de arresto, les envió a Yaroslavl, por si le eran necesarios para negociar con el rey de Polonia, Segismundo III.

Como vimos en la entrada anterior, Basilio IV empezó a tener problemas casi inmediatamente, y en verano de 1607 tuvo que ponerse a la cabeza del ejército y dirigirse contra el autoproclamado voivoda de Demetrio, Iván Bolotnikov. Para caerle bien a los polacos y que no se cabrearan demasiado, decidió liberar a Marina y a su padre y mandarlos a Polonia. El verano de 1608 les condujeron a Moscú y obligaron a Marina a "abdicar" del trono ruso (al fin y al cabo, había sido coronada, incluso unas horas antes de casarse con el Pseudodemetrio I); hecho esto, les pusieron en libertad y de camino a casa con una pequeña escolta.

Pero las cosas no eran tan fáciles. En la entrada anterior, habíamos dejado al ladrón de Tushino, Pseudodemetrio II, convirtiendo a Tushino en la segunda capital de Rusia, con su zar, su corte, su Duma y su ejército. Faltaba una zarina, y puesto que "estaba casado", sólo podía ser una, y ésa era Marina.

En una audaz operación, Pseudodemetrio II envió un comando polaco a su servicio que interceptó a Marina y a su padre cerca de la frontera con Polonia y los condujo a Tushino. De hecho, Marina Mniszech no ofreció resistencia; bien mirado, ella no había visto morir a su marido y posiblemente esperaba una especie de milagro (y de ésos ya había visto varios). Naturalmente, cuando llegó por fin a Tushino, se encontró con algo que no esperaba, y que no es probable que le gustara. Así como el primer falso Demetrio era, según parece, una persona agradable y bien parecida, el segundo era grosero y un auténtico zafio que no tenía nada que ver con su antecesor en la impostura. Pero, eso sí, tenía poder y dinero, que era precisamente lo que ansiaban los dos Mniszech, cada uno una cosa.

A Jerzy Mniszech, el padre, directamente lo sobornaron con un dineral y lo mandaron de vuelta a Polonia, de donde no sólo no volvió nunca más, sino que se opuso en el Parlamento polaco a las propuestas de intervenir en los asuntos internos rusos, aunque sin mucho éxito.

En cuanto a Marina, que entonces tendría unos veinte años y muchos toros lidiados, tras un primer impulso de ni acercarse al bribón ése que se hacía pasar por su marido, se lo pensó mejor y vio que, después de todo, tenía una oportunidad de ocupar el trono ruso y dijo que sí, que ese señor era su marido, el zar legítimo. No obstante, le debía quedar algo de dignidad, porque se casó con él en secreto. El Pseudodemetrio II estaba en la cima de su poder, y la conquista de Moscú parecía próxima, pues constantemente se pasaba gente a su campo.

Basilio IV, cabreado y desesperado, pidió ayuda a los suecos, que enviaron un ejército de 15.000 hombres que derrotó al pretendiente, y de paso se quedó con parte del norte de Rusia, incluyendo Nóvgorod. Cuando lo vieron, los polacos, que entonces estaban en guerra con Suecia, entraron a saco en Rusia y se encaminaron directamente a Moscú, derrotando a todo ejército que se le oponía. Mientras tanto, las partidas de Pseudodemetrio II se manejaban por el país sin oposición. Un jaleo tan grande no se volvería a ver en Rusia hasta 1917.

Pseudodemetrio II, que ya quedó dicho que era un gañán, y que veía peligrar Tushino, amenazado por los suecos, por los moscovitas y porque la gente se estaba cansando de sus medidas confiscatorias para mantener el tinglado, abandonó Túshino con los cosacos más fieles que tenía, pero sin Marina, y se fue a Kaluga (sí, esa ciudad donde ahora se agrupa la tercera colonia de españoles en Rusia).

En cuanto a Marina, el destino de esposa abandonada no le apetecía ni un poquito, por lo que decidió ir ella también a Kaluga. Una noche de febrero de 1610, con un frío que pelaba, disfrazada de húsar y acompañada sólo de algunos cosacos y de una sirvienta, dejó Túshino y se dirigió a Kaluga, lo que significaba un viaje de 250 kilómetros por las carreteras de entonces y con unas nevadas brutales. Como es lógico, se perdió completamente y apareció en Dmítrov, exactamente en dirección contraria, con el contratiempo de que precisamente un ejército de Basilio IV estaba asediando la ciudad, defendida por un destacamento polaco. Marina, dice la leyenda, colaboró en la defensa, hasta que el ejército moscovita se quedó sin suministros y tuvo que levantar el asedio. A final de marzo Marina consiguió llegar a Kaluga.

Hartos de tantos desastres, los boyardos depusieron a Basilio IV y lo enviaron como rehén a Polonia, donde no tardaría en morir prisionero. En su lugar, pasó a gobernar la Duma de los boyardos, compuesta entonces de siete personas, una especie de experimento que no tenía poder más que en Moscú, rodeada de suecos, polacos y de las milicias del Pseudodemetrio II. A éste era el que más temían los boyardos, porque tenía muchos partidarios en Moscú; de hecho, era más popular que ellos.

En Kaluga, entretanto, parece que Marina y Demetrio volvían a llevarse bien. Es más, en verano, Marina tuvo que abandonar Kaluga y dirigirse a Kolomenskoye, un lugar más tranquilo: se había quedado embarazada.

Los boyardos de Moscú estaban en una situación tan desesperada, siempre esperando una revuelta que diese el poder a Pseudodemetrio II, que se avinieron a un paso no menos desesperado: abrir las puertas del Kremlin a los polacos y ofrecer la corona al hijo del rey de Polonia. Segismundo III no dijo ni sí ni no, pero los polacos sí entraron en el Kremlin en septiembre, con lo que el poder pasó de hecho al jefe de la guarnición.

Eso fue duro para el pretendiente, que había preparado un nuevo ataque sobre Moscú, llegando hasta Márino, que hoy es un barrio de la ciudad. Tuvo que volver a Kaluga, y ahí fue donde las cosas se torcieron definitivamente. Mientras preparaba un nuevo ataque contra Moscú, le llegaron noticias de que el jan de Kasímov, vasallo suyo, planeaba matarle para pasarse a los polacos. Pseudodemetrio desbarató la conspiración y mató al jan de Kasímov. Al pariente del jan, Piotr Urúsov, que era el jefe de la guardia del pretendiente, lo arrestó durante seis semanas; no obstante, al salir de la cárcel, lo volvió a nombrar jefe de la guardia.

Pero los tártaros, y Piotr Urúsov lo era, aunque bautizado, son gente que llevan bastante mal que se metan con su familia. Pseudodemetrio II debió haberlo sabido. Como se le olvidó, el 11 de diciembre de 1610 salió a pasear por los alrededores de Kaluga con Piotr Urúsov. No volvería vivo del paseo.

Pero, ¿de verdad se habían acabado las vidas de Demetrio Ivánovich?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Alfor, felicidades por el blog

Creo que te has confundido un poco con los años, por que si no me falta saber que opinaba Putin de lo que iba pasando en Rusia en 2007 y 2008.

Pilot

Alfor dijo...

Pilot, muchas gracias. Tienes toda la razón. Dicen que veinte años no es nada, pero cuatro siglos ya va siendo algo.

Anónimo dijo...

Hola Alfor, felicidades por el blog

Creo que te has confundido un poco con los años, por que si no me falta saber que opinaba Putin de lo que iba pasando en Rusia en 2007 y 2008.


Para los que no sabemos historia de Rusia: ¿comorr?

¿Cuáles son las similitudes?

Gracias...

Alfor dijo...

Anónimo, es que me había equivocado (y Pilot lo advirtió) escribiendo 2007 y 2008 en lugar de 1607 y 1608. Ya lo he corregido.