miércoles, 26 de enero de 2011

Memoria

Mi primer contacto con el nacionalismo ruso "pata negra" tuvo lugar antes de viajar a Rusia. Yo era un estudiante de ruso en España, más pardillo que un jilguero, y pensaba que lo que salía en los periódicos españoles sobre Rusia era la purita verdad. Como puede verse, entretanto he ganado en sabiduría y en escepticismo. Eran tiempos, además, de incertidumbre. Corría 1993, la Unión Soviética se había desplomado y nadie sabía muy bien qué es lo que estaba pasando por allí. El problema era que me iba a ir a hacer unas prácticas a Moscú y no tenía ni idea de lo que me iba a encontrar, salvo que iba a hacer mucho frío (esto último resultó ser cierto).

Así las cosas, en aquellos últimos meses en España devoraba literalmente las noticias que aparecían sobre Rusia, que normalmente estaban redactadas por corresponsales que también estaban aprendiendo lo que pasaba y muchas veces escribían lo que percibían de manera harto subjetiva. Claro, diréis que en esta bitácora yo también lo hago, y efectivamente es así, pero al menos yo tengo la disculpa de que no es mi profesión ni me pagan por ello.

Un artículo me preocupó sobremanera. Trataba del resurgimiento del nacionalismo en Rusia y de gente que iba vestida de negro por la calle, miembros de una organización hegemónica, llamada "Pamyat" ("memoria", en ruso), y que poco menos que iban a alcanzar el poder en los meses siguientes, con un programa basado en la eliminación de elementos foráneos. También se hizo famoso el político que quedó segundo, tras los comunistas, en las elecciones parlamentarias de 1993, que fue nada menos que Vladímir Zhirinovsky, y que ya entonces tenía la lengua muy suelta (y hasta hoy ha sido incapaz de sujetarla) y hablaba y no paraba de que quería que las tropas rusas mojaran sus botas en el Océano Índico.

A mí lo del Índico no me preocupaba mucho, pero lo de los "elementos foráneos" sí, porque yo, mientras estuviera en España, a ver quién era el guapo que me decía algo, pero en cuanto pisara suelo ruso me habría convertido en elemento foráneo, condición que conservo hasta hoy y, por tanto, en objetivo de limpieza de los "Pamyat".

Cuando la cosa se acercó temporalmente un poco más, llamé a un español que vivía por aquel entonces en Moscú, y a quien no conocía todavía de nada, pero que se mostró muy amable y medio muchos consejos.

- Y, claro, - dije, cuando acabó de dármelos - por allí tendréis mucho "Pamyat".
- ¿Qué?
- Pamyat.
- ¿Y eso qué es?
- Pamyat, los nacionalistas, ¿no?
- Ah, ¿sí? No he visto ninguno.

Ya me pareció desde entonces que seguramente los periodistas españoles exageraban un poquillo, o un muchillo. Claro, ya me convencí del todo cuando luego llegué a Moscú, a principios de 1994, y no vi ni rastro de esos señores vestidos de negro que se iban a comer el país. Vi muchas cosas peores, vi ancianos muertos de hambre vendiendo todo lo que tenían en casa, oí tiroteos en la calle, vi borrachos cayéndose por las esquinas, vi gente en el metro que vendía doctorados, o que cambiaba boletines de privatización, ví colas para comprar comida, y hasta me tocó formar parte de más de una. Vi farolas enormes tiradas por el suelo, vi casas que se caían a pedazos y, también, vi muchas obras de teatro, escuché muchos conciertos, compré muchos libros y entré en muchos museos a precios de risa.

Lo que no vi fueron nacionalistas.

Y es que, parece, para ver nacionalistas no había que quedarse en Moscú. Así que en la próxima entrada voy a desplazarme en el tiempo, hasta 1999 (había llovido muchísimo desde 1994), y en el espacio, hasta Torzhok, ciudad de la región de Tver pendiente de restaurar.

* * *

Entretanto, según los medios de comunicación occidentales, un fanático religioso se ha suicidado en Domodiédovo llevándose a varias docenas de personas por delante. Los medios de comunicación rusos, igual que yo mismo, no tenemos empacho en llamar a las cosas por su nombre y en decir que el suicida, además de nacionalista, era musulmán.

Que ya está bien de buenrollismo, alianza de civilizaciones y estupideces varias, leches.

6 comentarios:

Francisco dijo...

Hola Alfor,

sí, también yo recuerdo esa época.

Sólo leyendo esos pequeños artículos de páginas interiores que no llaman la atención podía uno enterarse de lo mal que lo estaban pasando en Rusia.

"Vi muchas cosas peores, vi ancianos muertos de hambre vendiendo todo lo que tenían en casa, oí tiroteos en la calle, vi borrachos cayéndose por las esquinas, vi gente en el metro que vendía doctorados, o que cambiaba boletines de privatización, ví colas para comprar comida..."

De hecho, esas calamidades nunca aparecían en televisión, y si aparecían, se presentaba como algo anecdótico, no general. De las razones para hacer esto podemos hablar otro día.

Tengo grabados en vídeo algunos de esos programas, por lo que no hablo de memoria.

Quería hacerle una pregunta sobre los bonos de privatización. Sé que se repartieron entre la población a x por habitante y que en pocos meses la gente se había arruinado. Surgieron los oligarcas. Fue la gran estafa al pueblo ruso.

¿Cómo se llevó a cabo el hacerles perder su valor y llevar a la ruina a la gente?

Gracias

Fernando dijo...

Alfor, muy interesante esta entrada. Habría mucho que decir de la visión de Rusia que daban y dan aún los medios occidentales. Un caso muy claro es el de los atentados que se producen en Rusia. Me parece vergonzoso que se usen palabras como "rebeldes", "guerrilleros" o "insurgentes" para designar a unos simples TERRORISTAS (perdona por las mayúsculas), pero al parecer este calificativo sólo debe aplicarse a los que atacan a los EE.UU. y a sus amigos. Y nunca me dejará de sorprender que esto pueda verse lo mismo en el ABC que en El País por poner dos ejemplos opuestos. Por lo que sé en los medios anglosajones el partidismo es aún peor.
Saludos

Fernando dijo...

Alfor, he reparado en la imagen que acompaña a esta entrada. ¿Es de un cuadro que se llama "Rusia eterna" o inspirado en él?

Albert el papú dijo...

Muy interesante esto que cuentas. El otro dia me paro la policia, ya que no soy rubio ni tengo ojos azules. Me hicieron un interrogatorio de la leche y al final, para dejar las cosas claras, dije bien claro que yo no era musulman, que en Espagna, la gente es 100% cristiana. Con eso, quedo todo arreglado.

Lo de los musulmanes es un problema en todo el mundo, y en toda Rusia, incluyendo lugares tan impensables como Kamchatka, Yakutya, Irkutsk, etc... Como un dia me ponga a escribir en mi blog sobre este tema, voy a tener que tomar una excedencia...

Por cierto, todo eso que viste en 1993, se puede ver hoy en dia tambien, jeje...

Alfor dijo...

Francisco, los primeros noventa en Rusia fueron un desastre que ojalá no vuelva nunca. Fue una época de crisis brutal, en sentido etimológico, o sea, "cambio". Lo de repartir los bonos de privatización podría haber funcionado en un país cuya población tuviera por lo menos nociones remotas de lo que era un título valor, o un accionista, o una sociedad anónima. No era éste el caso de la Rusia de 1992, y los pocos que tenían información privilegiada o la sartén por el mango en alguna empresa consiguieron sin demasiado lío hacerse con ella. También hubo gente que se hizo rica trabajando, no vayamos a creer.

Fernando, sí que es verdad que los medios anglosajones tienen una curiosa vara de medir y que consideran guerrilleros e insurgentes a gente tan siniestra como los terroristas chechenos y los etarras. Por lo menos, los etarras le tienen apego a su piel y por ello son algo más controlables.

Y el cuadro es efectivamente ése, de Glazunov. Lo que pasa es que los nacionalistas rusos lo usan mucho en sus paginas. Es chulo, ¿verdad?

Al'bert, te faltó decir "no pasarán" para que te dieran un abrazo.

Fernando dijo...

El cuadro es chulísimo. ¿Sabes si está expuesto en algún museo?