miércoles, 3 de marzo de 2010

Y, si no, nos enfadamos

Iba yo a continuar con el espinoso asunto de la violencia doméstica y de las relaciones hombre - mujer, o con la serie todavía inacabada de prensa rusa, cuando he aquí que me encuentro con que la opinión pública rusa, encabezada por su presidente, tiene un cabreo monumental, pero monumental de verdad.

En España probablemente no adivinaréis qué puede tener tan enfadado a Medvedev, y en Hispanoamérica seguramente tampoco, porque la causa del enfado os trae completamente sin cuidado, pero en Rusia se ha convertido en una cuestión nacional. Médvedev está enfadadísimo por la pobre actuación del equipo ruso en los Juegos Olímpicos de Invierno en Vancouver. No lo dicen, pero el colmo del cabreo es la eliminación del equipo ruso de hockey sobre hielo, hasta el punto de que el presidente ha pasado olímpicamente de asistir a la clausura de los juegos, lo cual es tanto más llamativo cuando que es Rusia, precisamente, la que tiene que organizar los siguientes juegos.

Oigamos al primer prócer del país en la interpretación dada por el periódico oficial y oficialista "Rossiyskaya Gazeta", nada sospechoso del sensacionalismo y sentimientos antirrusos que podrían mancillar el resto de la prensa local.

"Quien sea responsable de la preparación para las olimpiadas, debe tener la responsabilidad también ahora. Las personas responsables deben adoptar una decisión valiente y escribir una declaración (de dimisión, se entiende)", declaró el presidente, que añadió: "Si no pueden, les ayudaremos." Uffff... Mal rollito.

Yo no diría que Medvedev es un orador excepcional, pero lo de repetir la palabra "responsabilidad" tres veces en un párrafo tiene delito, y es excesivo incluso para él. Eso es puro y duro cabreo de hincha deportivo. Su actitud resulta bastante insólita en un dirigente político. España, por ejemplo, fracasa regularmente en las olimpiadas (en las de verano, en las de invierno ni lo comento) y no he visto yo a ZP o a sus antecesores pedir la dimisión de los presidentes de las federaciones o del responsable de deportes. Bueno, la verdad es que, desde la última reforma del Gobierno, el responsable de deportes es él mismo, lo que quizá explique algunas cosas.

Sigamos oyendo a Medvedev:

El presidente considera que hay que cambiar radicalmente el sistema de preparación de los deportistas: "Hemos estado viviendo mucho tiempo de las rentas soviéticas, y ahora hemos de pensar como cambiar la preparación de los deportistas. El propio deportista debe estar en la dirección, y no las federaciones, que son como gatos grasientos."

Ya tenemos un culpable. En el estilo habitual de la Rossiyskaya Gazeta, nunca es el presidente, sino los pérfidos funcionarios corruptos que se apalancan en sus indecentes poltronas y roen con sus dientes carroñeros la vitalidad popular.

Inmediatamente, llega el partido habitual, Rusia Unida, en apoyo de las justísimas palabras del presidente:

Por su parte, "Rusia Unida" expresó su disposición a tomar bajo control especial la preparación de nuestros deportistas para las Olimpiadas de Sochi. El jefe de Comité Ejecutivo Central de Rusia Unida, Andrey Vorobyov, propuso: "En los deportes en que tradicionalmente somos fuertes, tenemos que movilizar todo lo mejor que tenemos. Allí donde participemos en nuevos deportes, tenemos que atraer personas de prestigio, incluso de otros países. Se trata de una práctica internacional habitual."

Qué tío. Todo un crack de la gestión deportiva, este Andrey Vorobyov. Creo que le pagan por decir estas cosas.

Como deportista aficionado de toda la vida, el apoyo estatal al deporte profesional me parece por lo menos sospechoso. En España, en Rusia, y donde sea. Dicho esto, tomarse tan en serio los resultados deportivos de un puñado de profesionales me parece de ridículo para arriba. Ya sabemos que la clase política utiliza los éxitos deportivos para mantener embobada a la población y que no se vuelva contra ellos por su porquería de vida, pero, leches, que hay que saber perder y mantener la compostura.

De entre todas las cosas, casi todas estúpidas, que se han dicho y que recuerdan a lo que ocurren al día siguiente a la eliminación de la selección española de fútbol de los sucesivos mundiales, me quedó con lo que ha dicho la "Nezavisimaya Gazeta" que, en su tono de amargura habitual, al menos da que pensar:

Sin embargo, el undécimo puesto por países (clasificación que no existe) es un logro enorme. Que confirma que los deportistas rusos han demostrado una pericia, valor y amor a la patria mucho mayores que el estado llamado "Federación Rusa". Porque...

Según el coeficiente de mortalidad de la población, Rusia ocupa el puesto 182 en el mundo. En ausencia de corrupción, el 147. El 175 por seguridad física de los ciudadanos. El 127 por su (nuestra) salud. El 134 por su esperanza de vida y el 57 por su calidad. El 97 por la renta de la población, el 62 por el nivel de desarrollo tecnológico (¡saludemos al programa de modernización!), el 27 por calidad de la educación, el 32 en la clasificación por calidad ecológica.

Se pueden omitir los indicadores de libertades civiles y económicas. A los que cuentan los puntos en la "clasificacíón por países", esas cifras apenas les van a interesar.

Por supuesto, hay cifras, como suele decirse, entre las diez primeras. Rusia ocupa posiciones de liderazgo en el mundo en disminución de población, por el número de divorcios y de niños nacidos fuera del matrimonio. Y también por niños abandonados por sus padres, y por suicidios de niños y adolescentes. Por mortalidad de enfermedades coronarias y por consumo de alcohol (récord eterno y no superado por nadie). Sí, y además, por número de accidentes de tráfico.


Hay gente que opina que soy muy bueno juntando tópicos en muy poco espacio. Aquí yo diría que me han superado claramente, pero yo me he limitado a traducir unos fragmentos escritos por Andrey Riskin, que es vice-redactor jefe de Nezavisimaya Gazeta.

Y es ruso. Rusísimo. Las quejas, a él.

5 comentarios:

Carlos OC dijo...

Madre mia, que ida de olla. Yo creo que querian decir: somos los 175, los 97... y en deporte los 11.

La verdad es que los rusos son unos quejicas, para poder quejarse con razon necesitan ganar la final y que sus jugadores y jugadoras se emborrachen y fumen puros en pista.
CanadianStyle.

Behemoth dijo...

Es lógico, Rusia siempre ha sido un fuerte y esta vez han hecho el ridículo, no como España, que siempre da la talla en los juegos de invierno...

Anónimo dijo...

Por lo menos, no se menciona a ninguna conspiración occidental, ni a un sabotaje de los enemigos del pueblo ruso.

Los rusos siempre son muy creativos en la asignación de etiquetas políticas: "gatos grasientos". Juas, juas, juas,...
Ditifet.

Alfor dijo...

Orayo, bueno, supongo que eso estaría bien visto, con tal de que ganen.

Behemoth, a España lo que no se le puede pedir en los juegos de invierno es mayor regularidad. En eso superamos a los rusos, porque, lo que es en medallas, han hecho sus peores juegos y aún así tienen más medallas que toda España e Hispanoamérica juntos en toda su historia.

Ditifet, uffff, ojalá fuera cierto. Con motivo de la actuación de Plyuschenko, que "sólo" fue medalla de plata en patinaje artístico, se han oído cosas mucho peores.

"Gato grasiento" es mi traducción de "жирный кот". Pero también valdría "gato cebado", "gato pachón", "gato gordo". Bueno, la verdad es que cualquiera de las traducciones es bastante chocante.

Anónimo dijo...

Ya, ya, ..., está claro que lo de grasiento hay que interpetarlo como graso=gordo, y no con un sentido de suciedad. En español, en los últimos años he leído en ocasiones, una expresión semejante que sería la de "estómagos agradecidos".

Creo que el gato número 1 ha dimitido. Con la simpática dedicatoria que expuso el gran jefe, no es para menos. Hay que ver lo que da esto de las crónicas rusas. Los dramas de los sucesos trágicos de la España profunda son historietas de tebeo en comparación. Lo digo en general.
Saludos.
Ditifet.