viernes, 16 de enero de 2009

2008: Odisea en Barajas

Como casi todos sabéis, y muchos seguro que habéis sufrido, la nueva terminal del aeropuerto de Barajas es una preciosidad arquitectónica pensada para dar gusto a la vista y martirizar a los viajeros que pasamos por ella.

El martirio ha llegado a su extremo estas pasadas Navidades, en que un sinnúmero de viajeros ha pasado por lo que se puede calificar perfectamente de viacrucis, con vuelos cancelados, retrasos de días, maletas amontonadas, crisis nerviosas y gritos de sálvese quien pueda.

Mi historia, mucho menos dramática que casi todas de las vividas por tanta pobre gente, pero historia al fin, comienza anteayer, día del vuelo que nos debía llevar a Moscú desde la temida T-4 de Barajas. Como somos cinco pasajeros, tenemos, lógicamente, cinco billetes y la posibilidad de llevar con nosotros 115 kilos de equipaje. Si viajáis con mujeres con cierta frecuencia, sabréis que, si existe esa posibilidad, lo más probable es que tu equipaje acabe pesando unos 150 kilos; como Alfina es una mujer excepcional, no hizo falta demasiado esfuerzo para dejar las cosas en unos 80 kilitos de nada, repartidos en cuatro maletas para no pillarse los dedos con los nuevos límites de peso por maleta.

Con toda esa parafernalia, nos presentamos en los mostradores de facturación de Ibirria... digo, Iberia, para llevarnos la desagradable sorpresa de que estábamos en lista de espera. Uno se pregunta por qué le venden el billete el 1 de octubre para decirle el 14 de enero que igual va y no vuela, pero se ve que las líneas aéreas son así y que encima es legal. Vaya, que te ves con los churumbeles sin saber si vas a dormir en el avión, en tu casa, en Paracuellos del Jarama o en la capilla de la T-4 mascullando maldiciones.

Al llegar a la puerta de embarque más mosqueados que un moro en una charcutería, vimos que, de los viajeros que había en la cola, y el vuelo estaba hasta los topes, cinco eran españoles: nosotros. Todos los demás, pero todos, eran rusos y, la verdad, venían bastante morenos y, algunos, igualmente en lista de espera, también bastante mosqueados.

En estas circunstancias, todas las armas que se puedan usar son pocas. Ame se puso junto a la auxiliar y yo le dije que pusiera cara de pena. Abi y Ro no hacía falta que la pusieran, porque estaban rendidas y se les notaba, pero también las puse donde la auxiliar pudiera verlas. Alfina es una maestra poniendo sonrisitas que inspiran simpatía y yo, que soy el más antipático de la familia, hice un esfuerzo de comedimiento y expuse el caso sin cabrearme.

La cosa salió bien y la auxiliar, pasando del resto de la lista de espera, con quienes sólo se podía comunicar por gestos y con monosílabos en inglés, nos colocó los primeros. Le agradecimos el gesto y pasamos al avión.

No sé si habéis volado con el A-319 que pone Iberia para volar entre Madrid y Moscú. Si medís 1,75 o más, seguro que sabéis a qué me refiero. La reacción de Iberia para paliar el "overbooking" consiste en meter con calzador más asientos en el avión, con lo que el espacio entre filas queda reducido a la mínima expresión y el que termina entrando en su asiento con calzador es el pasajero. A los niños les dio lo mismo, y Alfina tampoco llega a la estatura requerida, pero servidor tenía las piernas en posturas inverosímiles.

Con lo tochos que son los rusos, meterlos ahí es jugársela. Ya se sabe que la concentración excesiva de población es un caldo de cultivo para la violencia y, si no lo creéis, preguntad en la franja de Gaza. Junto a nosotros había una señora que debía llevar años poniéndose morada de blinis con mantequilla, porque tenía lorzas hasta en las orejas. Incomprensiblemente, fue capaz de embutirse en el mínimo espacio que Iberia le había destinado. A eso de mitad de vuelo, un compañero, maromo, o lo que fuera, por cierto que bastante mamado, se puso a charlar con ella. Obviamente, tuvo la deferencia de ir él al asiento de ella, porque, si sale ella, a saber si iba a poder entrar de nuevo. El caso es que el ruso no tenía fácil mantenerse de pie, entre lo contento que iba y la zona de turbulencias que estábamos pasando (¿Os creéis que los rusos corren a sentarse cuando se pasa por una zona de turbulencias? ¡Ja!), y se apoyó en el asiento del pasajero de delante y que estaba en la última fila de clase "business".

Allí dormía una señora que, habiendo pagado un billete de primera, seguramente no esperaba molestias. La señora parecía que lo iba a dejar pasar, pero el maromo seguía moviendo el asiento y el marido de la molestada le dio un manotazo bastante poco amistoso, diciéndole que dejara de incordiar. El neandertal embriagado trató de devolver el manotazo, pero le dio corte pasar a la zona "business" y se conformó con hacer aspavientos desde su lado de la cortinilla, diciendo que ya hablarían en Moscú y dando unos viajes al pobre asiento que parecía que lo iba a partir por la mitad.

Yo, que estaba sentado allí al lado, me puse las manos en la cabeza por si se escapaba algún mandoble, mientras las dos azafatas, bastante alfeñiques ellas, huían pretextando que tenían que encargarse de la tienda a bordo. Por fortuna, el neandertal dejó de proferir amenazas y volvió a su asiento.

Un par de horitas después, llegamos a Moscú, lo que nos da pie para la siguiente entrada, que probablemente tendrá el título "2008: Odisea en Domodiédovo". Sí, hijos, sí, llegar a casa se está poniendo complicado.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya he alabado otras veces su talento literario, esta vez le escribo para decirle lo mucho que me he reido con estas lineas. Gracias.
JBL

Anónimo dijo...

La vida, una vez más, volvió a superar la ficción...
Pero ojo, a veces se supera a si misma!

Operación Matrioska dijo...

Alf. No se si Alfina te lo ha contado, pero yo vole un par de dias antes con Iberia y el vuelo se retraso 1 hora y media por:

1. La Guardia Civil detuvo a 3 de un grupo de unos 10 rusos (familias) porque, segun parece, habian mangado en el Duty Free, y estando tan mamados como estaban, los agentes tuvieron que pedir refuerzos

2. Resulta que los del catering habian traido comida (si se le puede llamar asi a eso que da Iberia) pero no para todos los pasajeros y hubo que esperar a que volviera el camion.

Yo, que ademas tengo muy cercano a un piloto de Iberia, me temia que era una tactica para pasarse de horas de actividad y cancelar en vuelo. No sabe la suerte que tiene de que me equivocara, porque si lo llegan a cancelar el siguiente detenido habria sido yo.
En la medida de lo posible, ya he decidido que con Iberia, cuando menos mejor.

Anónimo dijo...

Odisea en DME ? Menos mal que has abandonado Aeroflot porque una odisea en SVO es digna de relatano "Homeriano"

Alfor dijo...

JBL, bienvenido. Me alegro de que le guste.

Alfred, y usted que lo diga. Donde haya una buena realidad...

Boots, me he partido de risa con tu comentario, aunque creo que no cuentas todo lo que pasó en tu viaje, ¿verdad? ;)

Bruno, pues no crea, no crea. SVO a veces es más previsible, y desde que muchas compañías se han pirado a DME, éste comienza a estar claramente asfixiado. Pero eso lo dejaremos para otra entrada, porque seguro que ya me tocará volver a esa pocilga aeroportuaria que es SVO-1.

Anónimo dijo...

Creo que lo mejor es que en SVO operen las aerolineas del SkyTeam.

Y con respecto a SVO-1...que se prenda fuego. El mes que viene regresare alli.