En Bélgica, es verdad que ha habido alguna que otra entrada sobre aeropuertos, pero menos. El desplazamiento al aeropuerto está mejor organizado que a los aeropuertos moscovitas, al menos hasta que los rusos pusieron los trenes directos; es más, uno llega a los aeropuertos belgas y se encuentra con que, siempre que no se vaya fuera de la zona Schengen, cosa que hace mucho tiempo que no hago, los controles de acceso a la zona de embarque son muy simples. No hay control de pasaportes. De hecho, ni siquiera hay obligación de llevar el pasaporte en el viaje con mucho más frecuente que hago, que es de Bruselas a Valencia y viceversa. Tampoco hay control aduanero. Lo que sí que hay es control de seguridad, pero suele ser bastante rápido y, si uno tiene el ojo de chapurrear un poco el neerlandés, los encargados del control se quedan gratamente sorprendidos y se deshacen en parabienes. Bueno, me estoy pasando, que al fin y a la postre son seguratas y belgas; quizá no se deshagan en parabienes, pero, por lo menos, no son directamente desagradables.
Uno pasa ese control y ya sólo le queda deambular por las instalaciones del aeropuerto, quizá comer algo, o pasar por la capilla (sí, sí, hay una), o hacer alguna compra que se haya quedado a medias o directamente por hacer. Llega el momento del vuelo, se pasa una revisión de la documentación y, ¡hala!, al avión. No hay mucha diferencia con lo que pasa en las estaciones de tren en España y sus controles de equipajes. No, en Bruselas, normalmente, en los trenes de alta velocidad no hay controles de equipaje; eso es un invento español con Dios sabrá qué oscuras intenciones.
En Bruselas hay un aeropuerto, el internacional de Zaventem. Bueno, hay uno... excepto si le preguntamos a Ryanair, que nos dirá que hay dos, el susodicho internacional de Zaventem, que está a unos quince kilómetros del centro, y el que ellos denominan Bruselas Sur, pero que la IATA y el resto del mundo llamamos aeropuerto de Charleroi y que, efectivamente, está en la ciudad de Charleroi. Es verdad que Charleroi, con su aeropuerto, está al sur de Bruselas, con lo que Ryanair no va totalmente desencaminado, pero, ya puestos, podían haberlo llamado aeropuerto de París Norte, no en vano está al norte de París y París vende más.
El aeropuerto de Charleroi está a cincuenta y cinco kilómetros de Bruselas. Es pequeño y cutre, y de él vuelan compañías aéreas de bajo coste y ninguna intención de disimularlo. Obviamente, Ryanair es la más destacada, aunque también opera vuelos desde Zaventem. Hay que decir que lo único que hay de bajo coste en ese aeropuerto son los vuelos, y aun de esto habría mucho que discutir. El resto de los servicios de ese aeropuerto es de pago o incomodísimo, y no es que los pasajeros tengamos mucho donde elegir. Este pasajero que escribe y que suele viajar a Valencia está prácticamente condenado a utilizar Charleroi mucho más de lo que le gustaría, porque Ryanair, al menos estos meses, es la única línea aérea que cubre el trayecto sin visitar más que los aeropuertos de origen y destino.
Como tengo tres hijos en edad universitaria y los estudiantes son pobres, también me toca visitar Charleroi cuando los llevo o los recojo en coche. En Zaventem, igual que en todos los lugares decentes, hay una zona en la cual uno puede descargar a los pasajeros que lleva, darles un beso, un abrazo o un simple apretón de manos, según la confianza que se tenga con ellos, y a partir de ahí ya se apañan ellos y el conductor puede volver sobre sus pasos sin pagar por llegar hasta allí.
En Charleroi, no.
En Charleroi, uno tiene que rascarse el bolsillo en cuanto uno se acerca a menos de un kilómetro del acceso, pero se está haciendo un poco tarde, así que voy a ir cerrando esta entrada y reservando mis invectivas y palabras soeces para la próxima, en la que intentaré disuadir a los potenciales pasajeros de utilizar esa cuadra.
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