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Pero no todo son malas noticias, no. Pronto va a llegar el solsticio de invierno y las cosas van a cambiar, ya lo creo que van a cambiar. Los días comenzarán a hacerse largos, cada vez más largos, y ya se nos pondrán las mejillas de color de rosa y nos saldrán hoyuelos junto a los labios de las sonrisitas que nos vamos a echar.
El otro día, por ejemplo, yo estaba particularmente gozoso, a la vista de que la noche eterna tiene los días contados, y quise compartir esta sensación con nuestra mujer de la limpieza, que es la persona de mi trabajo que es más fácil encontrar desocupada.
- Marina, dentro de poco será el 21 de diciembre y los días van a ser largos, qué bien.
- Sí - no parecía contenta.
- Qué bien, ¿no?
- Sí, y luego llegará el 21 de junio y los días volverán a irse acortando y serán cada vez más cortos y será otra de noche todo el día.
Hala, a la porra el gozo y el buen humor.
5 comentarios:
Y aquí en Piter peor... Está amaneciendo a eso de las 9:45. "El día" es sólo un accidente del día...
¿A eso es a lo que se llama hiper-realismo en Rusia?
Beloemigrant, cierto, en la entrada me ha embargado el moscucentrismo y he olvidado que hay sitios donde la oscuridad es mucho más prolongada.
Babunita, hiperpesimismo, diría yo.
... y un amigo de Mursmansk ya lleva no sé cuántas semanas de noche polar...
Bueno, ya sabes la diferencia de un opritista y un pesimista. Que el segundo dice con tristeza "por no pueden ir las cosas", y el primero, saltando de alegría, grita "Sí pueden, síiiiiii".
Inmi
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