Ahora que el nuevo gobierno estadounidense retira su apoyo a Ucrania, todo indicaba que la posición ucraniana sería insostenible. Como ya indicó Putin en una entrevista que concedió hace unos meses, en cuanto se acabara la munición al ejército ucraniano, la guerra terminaría; si, además de la munición, se les acaba la información sobre movimientos de las tropas rusas que les proporcionaban los servicios de inteligencia estadounidenses, es de suponer que la guerra terminaría incluso antes.
Sin otros factores, el resultado iba a ser la desmembración de Ucrania, en la línea de frente actual o no muy lejos de ella, una clara ganancia de territorio muy valioso por parte de Rusia y la llegada de los estadounidenses a la zona en forma de concesiones de explotación de recursos naturales y de financiación de la reconstrucción. Con independencia del famoso episodio de diplomacia mejorable que se dio en la Casa Blanca, las cosas no iban a diferenciarse mucho de lo que pone en este párrafo, con el reforzamiento de los Estados Unidos y de Rusia y un ridículo espantoso por parte de los países de Europa Occidental.
La gran curiosidad que he tenido estos días era qué actitud iba a adoptar el Reino Unido ante semejante panorama. El Reino Unido, aunque ahora esté en horas bajas y lejos de los tiempos en que podía poco menos que dictar la política mundial, es una potencia notablemente consecuente en su política exterior, una de cuyas máximas consiste en oponerse a Rusia en todos los frentes, en especial en el frente mediterráneo: Rusia intenta todavía hoy, hasta ahora en vano, obtener una salida a un puerto mediterráneo y el Reino Unido, que sigue disponiendo en la actualidad de bases en Chipre y del peñón de Gibraltar y que hasta hace relativamente poco tenía Malta, hace todo lo posible por impedírselo. Eso puede explicar cosas como la guerra de Crimea del siglo XIX, entre otras muchas cosas como alianzas anglo-turcas que no tienen pies ni cabeza, excepto esa razón.
El Reino Unido también se ha opuesto históricamente a Rusia en otros frentes, como el caucasiano (y eso ya lo vimos aquí) y el de Asia Central. Los británicos ya han desaparecido de aquellos lugares, porque la descolonización es lo que tiene, pero siguen empeñados en cercenar cualquier avance ruso donde sea. Bien mirado, los británicos suelen dedicarse a molestar a todo el que pueda ser potencia, ahora y en el pasado, llámese España, Francia o Alemania, pero la palma se la lleva Rusia.
Recordemos que, al principio de la guerra, porque aquí a las cosas se las llama por su nombre y lo de "operación bélica especial" no cuela, cuando Ucrania y Rusia estuvieron cerca de llegar a un acuerdo en Turquía, el Reino Unido y Estados Unidos intervinieron para que tal cosa no sucediera, lo cual es uno de los motivos por los cuales la peña sigue en las trincheras pegando tiros. Los Estados Unidos, entretanto, han cambiado de casi todo, incluso de idioma oficial: han cambiado de presidente, de política arancelaria, de política exterior y esto sólo en mes y pico que el nuevo presidente lleva en el poder.
El Reino Unido, no.
El Reino Unido ha cambiado de muchísimas cosas también desde que empezó la jarana: ha cambiado de reina a rey, ha cambiado de primer ministro, pero de política exterior no ha cambiado ni tantico. Otra cosa no, pero del Reino Unido te puedes fiar, así que ahora tenemos a su primer ministro olvidándose de que han salido de la Unión Europea e intentando montar una operación que sostenga a Ucrania. Yo creo que al Reino Unido Ucrania no le importa lo más mínimo, porque el Reino Unido ha dado sobradas muestra en la historia remota y reciente de que sólo le importa su ombligo, pero, si así tiene a Rusia enfangada en el frente del Donbás algún tiempo suplementario, eso que gana.
Vamos a seguir lo que sucede con atención, mientras Putin considera interesante la propuesta de alto el fuego, pero negocia mejores condiciones. Entre Trump y Putin, supongo que vamos a vivir en una época de faroles mutuos, y ya digo que lo realmente interesante es la posición del Reino Unido, ese enemigo de todo el que destaque, porque ésos van a ser los que marquen el territorio donde se mueva todo. Y ésos no van normalmente de farol.
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