martes, 10 de septiembre de 2013

Africanos

Las cosas son así. Cuando uno tiene tiempo para escribir sin agobios, no le sucede nada que inspire una entrada en condiciones de la bitácora y, por el contrario, cuando a uno le suceden las cosas una detrás de otra (y hasta varias al mismo tiempo), lo que sucede es que no tiene un minuto libre para escribir con un mínimo de sosiego. Y eso es lo que está pasando ahora, y es una lástima, porque, entre la serie del desfile que tiene todavía un par de capítulos por delante, la de Astracán que apenas he esbozado, la mudanza que hemos tenido y que da para mucho, y los primeros días de mis hijos por Bélgica, hay entradas para varios meses. Lo malo es que esas entradas hay que escribirlas y publicarlas, y la precariedad internetera aneja a los primeros tiempos en una nueva vivienda no da para tanto.

De momento, una cosa que tienen en común Bruselas y Moscú es que todo quisqui tiene embajada en esas ciudades. Moscú, como capital del proletariado mundial, vanguardia de los parias de la tierra y repartidora de maná entre los regímenes postcoloniales, acaparaba los diplomáticos africanos como Carlos Fabra los premios de lotería; Bruselas, con eso de que es la sede de la Comisión Europea y, por tanto, de sus pingües programas de ayuda al tercer mundo, también atrae a los diplomáticos de las, ejem, potencias africanas como la miel a las moscas.

Y, en África, será por países.

En estas cosas, el otro día, primero de la estancia en nuestro nuevo hogar, salímos a pasear por los alrededores para hacernos un poco con el barrio, y pasamos por el lado del edificio de la foto.


- ¿Eso qué es? - preguntó Abi.

- Pues una embajada, supongo, por la bandera que tiene en la entrada.

- ¿Y de qué país es?

- Ni idea. Las banderas africanas no son mi fuerte. Acércate y míralo en la puerta.


Abi se acercó, leyó la placa de la puerta y volvió espantada.

- ¡Aquí pone que es la embajada de Suicilandia! ¿De verdad se suicidan? Pero, ¿por qué lo hacen?

Creo que Abi, a veces lee demasiado rápido.

5 comentarios:

Parrado Segura dijo...

Me veo obligado a intervenir, y es que, hace unas horas, pasé por delante de esa misma embajada -vivo al lado- y me fui convencido de que era la embajada de Kenia (la bandera me parece la de Kenia casi seguro). El caso es que la embajada de Swazilandia está también en la Avda. Churchill, y relativamente cerca (según mis pesquisas en internet). Sospecho que, en estos tiempos de austeridad, Swazilandia podría haberse mudado a un cuartito de la embajada keniata para economizar. Continuara.
Que se suiciden o no, eso ya es harina de otro costal. No es por ser desagradable ni nada por el estilo, pero con una esperanza de vida de 50 años y una tasa de sida del 25%, la vida no debe darles muchas alegrías a los suazis.

Parrado Segura dijo...

Acabo de resolver la cuestión. La foto es de la embajada de Kenia, la de Swazilandia está un pelín más arriba en dirección Churchill.

Fernando dijo...

Si lo hubieran escrito en cirílico seguro que Abi no se equivoca.
Saludos

Anónimo dijo...

Querida Abi,

he encontrado respuesta a tu pregunta. Esta claro que se suicidan porque les cambian todos los días la bandera de sitio y no encuentran la embajada. Y si quieres saber como solo tienes que mirar hacia la ventana entreabierta y esperar...

Alfor dijo...

Parrado Segura, bien visto. La culpa es mía: la foto la hice un par de horas después, al volver a casa, y me confundí de esquina. Realmente era la embajada de Swazilandia.

Si el 15 de septiembre pasaste al lado de esa embajada, puede que fueras un español que iba en el tranvía 3 hablando por teléfono con alguien y diciendo que se había mudado hacía poco y que en el trabajo, de momento, iba bien.

Si es así, yo era el padre de familia con cara de hartazgo que estaba con su tropa unos metros más hacia el comienzo del vagón. También vivo bastante cerca de la embajada de Kenia, esa gran potencia, aunque no exactamente al lado.

Fernando, ¡seguro que no! :-)

Anónimo, claro, eso explica lo de la esperanza de vida de 50 años. Y el porcentaje de población con sida: con tanto tiempo esperando a que les cambien la bandera, se aburren y se ponen a hacer guarradas. :-)