domingo, 14 de abril de 2013

Aduaneros belgas (y II)

Finalmente, me tocó a mí ir a Moscú con un montón de cosas susceptibles de ser desgravadas y de ganarme un piquillo (bien poca cosa, pero menos es nada) aprovechando que, al menos hasta septiembre, sigo siendo residente técnico en Rusia. Así que me planté en Zaventem y, antes de facturar, le eché un vistazo a la garita de la devolución del IVA.

El mismo, jo, el mismo. El patilludo, inmenso y desagradable aduanero de la otra vez. Mister Showme.

Como ya vi claro que lo de facturar iba a ser que no, decidí pasar el trago antes que nada. Pasé al despacho y le hice señas al tipo aquél, que seguía con su pose de "esto no va conmigo".

- What do you want?

Y dale. Entonces me dije que íbamos a ver qué salía del asunto, recordé mis lecciones oxidadísimas de holandés y dije algo así como:

- Ik ga naar Moscow. Ik wel de declaratië... - e hice un signo con el puño haciendo ver que quería un sello en la declaración.

El tipo me miró con cara de mala leche. No tenía otra, el pobre. Entonces soltó una parrafada brutal de la que no entendí ni jota. Le miré con cara de circunstancias y le dije:

- Ik heb niet verstanden. Flaamse is een heel moelijk taal.

Vamos, que no había entendido nada y que el flamenco es difícil de narices. Eso, con acentazo español (todo menos alemán, porfa, pero ésa es otra historia) y faltas a porrillo.

- Mmmm... - dijo el aduanero patilludo, rascándose la barbilla.

- Mmmm... - respondí yo, esta vez en perfecto flamenco.

- Where are you going?

- To Moscow.

- Show me that you live there.

Ya empezábamos con el "show me". Le saqué el pasaporte.

- I need a Russian document! I need a Russian document! Show me that you live there. Do you have a driving licence?

- I don't need a Russian driving licence.

- Show me!

Jolines con el tiparraco. Le saqué la "kartochka" de acreditación, pero yo creo que con la tarjeta del supermercado o el pase del metro quizá hubiera colado también. Luego me dijo que muchos rusos pasaban por allí con esa tarjeta. Mentira cochina. Los rusos pasan con el pasaporte ruso, y esa tarjeta sólo se dan a los guiris, y ni mucho menos a todos. Pero no era cuestión de discutir, claro.

- Ah! That is better!

Y leyó... no leyó nada, claro, pero vio unas cifras, que era lo único que podía entender.

- Ah... 2015. Correct.

- Heel goed! - respondí aliviado.

El tipo se me quedó mirando con aprobación. Doy mi palabra de que incluso sonrió.

- Where did you learn flemish?

- Ik heb geen flemish gelernt. Het is de problem.

Vamos, que yo, lo único que me acercaba al flamenco, era la buena voluntad de expresarme en él, aunque fuera para destrozarlo.

- Ah... show me the items...

- They are in this bag - dije, señalando mi mochila.

- The pink one? - preguntó con extrañeza.

Hala. Otro que se mete con mi mochila rosa. Qué les habrá hecho.

- Yes, the pink one.

- Show me.

Comencé a sacar cosas, pero a la tercera se cansó y ya me lo selló todo, con lo cual, se demuestra que a cualquier cretino le puedes sacar una sonrisa (habría que probar con los estonios, cretinos o no, que no tengo claro que sepan sonreír).

Y, lo que es más importante, se demuestra que sí, que atreverse con las lenguas minoritarias es sumamente beneficioso.

2 comentarios:

ieau dijo...

Que em vaig quedar amb ganes de comentar l'entrada de "lenguas minoritarias", i aprofite esta que també toca el tema. No vaig a entrar en discussions de valencià/català/balear -que no és el lloc- per a reflexar que puga ser més/menys minoritaria, però crec que si que val l'esforç de parlar-les, encara que siga per a obtindre, com fou el cas de mr showme, un somriure per l'intent.
Per això discrepe de l'entrada esmentada: Jo crec que els valencians (al menys els meus cercles de coneguts i amistats) també valorem quan algú fa l'esforç per parlar el valencià, i a mi particularment, m'encanta eixe esforç, i més quan ve de gent pròxima (la meua dona, per exemple, que és "xurra", tal i com crec que també ho és la seua). Em fa una gràcia especial que intenten parlar la meua llengua, com em fa gràcia escoltar com la parlen uns vianants quan estic fora de València. Friki sentimental i recalcitrant de la seua llengua minoritària...

Alfor dijo...

Ieau, el portugés també és minoritari, i és una de las primeres llengües del món per quantitat de parlants, aixina que no li dic ja rés del català (i menys encara del valencià). No tot consistix en quanta gent parla una llengua, sino en quina gent lo fa.

A mí també m'agrada, per eixample, l'atre dia, a Bruges, quan vaig sentir dos valencians parlant valencià pel carrer, però insistixc, eren natius. En camvi, els barrejos de castellà i valencià que fan alguns marroquins que tenim en València crec que no fan bé ni al valencià, ni al castellà, ni ad ells mateixos.