lunes, 6 de octubre de 2008

Arras-trándose

Todavía, en los años que llevo por aquí, no he tenido la ocasión de asistir a una boda genuinamente rusa. Sin embargo, sí que he conseguido presenciar últimamente dos bodas mixtas, con elemento ruso introducido en una ceremonia católica como la que conocemos de toda la vida.

La primera la tenemos aquí y la segunda ha tenido lugar este fin de semana, en la Catedral católica de Moscú. De todas formas, así como el año pasado vimos una ceremonia que tuvo lugar en España con un reducido número de invitados rusos, en esta ocasión los elementos multinacionales estaban más equilibrados. El novio, ruso; la novia, peruana; el padrino, peruano también; el sacerdote, español; un sacerdote concelebrante, colombiano; y hasta había una organista que alternaba salmos en ruso con otros en latín, para compensar que la misa se celebrara básicamente en castellano, con homilía doble: en castellano por parte del sacerdote español y en ruso por parte del colombiano. Un jaleo del quince, señores.

No es extraño que en estas circunstancias la gente se confunda. Y eso que éramos pocos. En las bodas rusas, no suele haber muchos invitados, a diferencia de las españolas, y así era aquí. Sin embargo, puesto que los pocos que había eran rusos, bien puede decirse en sentido estricto que no se estaban enterando de la misa la media. El novio, que habla fluidamente el castellano, no estaba en ese caso, pero entonces llegó el momento de la bendición de las arras.

¿Por qué no se ensaya nunca lo de la bendición de las arras? ¿Se supone que los novios debemos saberlo todo de antemano? Resulta que, como sabéis, las arras son unas moneditas que el novio pone en las manos de la novia, que el sacerdote bendice y que deben representar los bienes futuros que esperan al matrimonio. Cuando me casé, las arras me las pasaron dentro de una cajita; en un intento de respetar la economía de movimientos, decidí que tampoco había que ensañarse con las moneditas y puse en manos de la novia la caja entera.

- ¿Qué haces? - a la novia no le pareció bien, obviamente.
- ¿Qué pasa? - repuse. Y el cura, que estaba al quite, intervino para evitar una desavenencia prematura en el todavía no contraído matrimonio. Hizo bien, porque, si no, luego, todo son líos.
- Coge las monedas con la mano y ponlas en la mano de la novia.
- Ah - y lo hice así.

Con eso, la cosa no pasó a mayores, aunque Alfina suele narrarla como ejemplo de la torpeza de su novio y la recuerda siempre que vamos a una boda. Bueno, eso hasta hoy.

Porque en la boda del cuento, llegó el momento de bendecir las arras y el novio se echó la mano al bolsillo. Los curas se acercaron para bendecirlas, pero el novio, así que se vio con las monedas en la mano, en lugar de pasarlas a la novia, debió pensar algo muy raro y las lanzó con fuerza a su espalda, por encima del hombro, como hacen los rusos en las películas malas con las copas de vodka que trasiegan. No se cargó una de las bombillas de la lámpara del techo por pura chiripa, ni descalabró a ninguno de los asistentes porque el Ángel de la Guarda quiso que detrás de él no hubiera nadie en varios bancos. De lo contrario, que te caiga una moneda de cinco rublos en la coronilla no debe ser nada divertido, aunque luego te dejen quedarte con ella.

En fin, que los rublos tintineaban por el suelo y los curas se quedaron sin nada que bendecir, así que hubo que recoger un par de monedas que no habían caído demasiado lejos para poder seguir con la ceremonia. Había que verlo. Los asistentes rusos, que no habían ido a una boda católica en su vida, debieron pensar que vaya tíos más raros que somos los católicos. Los asistentes extranjeros, que sí hemos ido a más bodas, lo que estábamos pensando era en si en el ceremonial ruso había algún momento en que se arrojaban cosas, o si simplemente el novio se había ido de la olla con los nervios (parece que se trataba de esto último).

En todo caso, espero que de ahora en adelante Alfina se olvide de mi torpeza con las arras. Al lado del acto de arrojo de hoy, aquello de entonces no merece ni mención.

No es de extrañar que, en tales circunstancias, incluso el avezado sacerdote perdiera los papeles un poco y dijera:

- ... y en relación con este santo matrimonio, que dentro de unos momentos vamos a consumar...

Por fortuna, los novios no se tomaron al pie de la letra las indicaciones del cura y esperaron, seguramente, a un momento más íntimo. Menos mal.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Jaaa ja jaaaaa... yo creo que se lió con el arroz, que algo había que tirar al aire y no sabía muy bien ni qué ni cuando juuuaa

En lo que a mi me toca, puntualicemos: Lo que me llegó al alma fue que me dijiste: ¿Qué pasa? ¡Que yo no me había casado nunca antes!

Como si yo me hubiera casado antes que tú varias veces...

Esther Hhhh dijo...

Maaaaadre del amor hermoso... ¿el sacerdote colombiano en ruso y el español en castellano y el organista ruso en ruso y la´tín?¿era así? menudo lioooooo....

Que sepas que si hay una cosa que me sabe muy mal, es que no me invitaras o avisaras para asistir a la ceremonia de tu boda, ¡¡Eso fue sin duda, inolvidable!!!!

Esther Hhhh dijo...

Buff, mareeeeee (perdón que iba comentando a párrafos y publiqué antes de acabar).

Como iba diciendo, mareeeee... Aún estoy secándome las lágrimas que me han saltado con la risa. ¿Y de dónde se sacó el novio que tenía que tirar las arras por encima del hombro? éste como el director de Misión Imposible 2, mezclando cosas. Ha visto que la novia tira el ramo en las pelis americanas y lo ha mezclado todo. Yo creo que va a ser eso...

Pobre cura, con tanto jaleo se le fue un poco la concentración, menos mal que como tú dices, los novios no hicieron caso, porque si no... Jejejejee..

Besitos

Alfor dijo...

Alfina, pero tú habías visto muchas películas románticas.

Esther, no sé cómo te iba a invitar si llevabas años desaparecida. A mí es que la Ouija se me da fatal.

danferesp dijo...

Inacreditable!!
Alfor, siempre consigues lo imposible, que es narrar una escena "inenarrable"

Abrazos y besos

Alfor dijo...

Danferesp, gracias, cuñao. "Narrar una escena inenarrable"... jo, parece un chiste de la serie "el colmo de los colmos". :)