domingo, 21 de enero de 2007

Guía práctica contra milicianos (I)

A veces, basta con escribir una entrada sobre la policía de tráfico, como la última, para convertirte en víctima de ellos. Y así, esta mañana, cuando circulaba tranquilamente por una avenida de seis carriles, me ha abordado un coche de los de tráfico (los DPS, antiguos GAI), me ha adelantado, se me ha puesto delante, me han hecho señal de detenerme y, cuando lo he tenido que hacer, ha salido uno de los ocupantes del coche y se me ha acercado con cara de estar trabajando en domingo.

Hagamos un paréntesis en el relato, ya que eso nos plantea el problema de qué hacer ante situaciones semejantes. Hay que mencionar que, después de algunos meses de actividad reducida, la milicia y todo tipo de cuerpos policiales y parapoliciales llevan un par de días algo nerviosos. Al parecer, les han llegado informaciones acerca de que se estaba preparando un ataque terrorista en el transporte público, con lo que los milicianos se han puesto las pilas, y los de tráfico, aunque el transporte público no es prácticamente víctima de sus desvelos, no han querido ser menos y se han puesto a molestar aún más que de costumbre. Vamos a dar algunas indicaciones para salir indemne y con el billetero incólume de estos malos encuentros, no sólo con los de tráfico, sino con cualquier quillo que se nos acerque con intención de tocarnos... la moral, por medio del control de documentos.

Primera norma: Llevar los papeles en regla y cumplir las normas. Si no los llevas, o no están en regla, o realmente has cometido una infracción de tráfico como una catedral, ya puedes ir echando mano a la cartera. Las alternativas son sumamente desagradables, y van desde una estancia en la jefatura a una peregrinación por bancos y entidades con gente mal encarada, en pos de recuperar el permiso de conducir que previamente el policía de tráfico habrá confiscado.

Pero bueno, si llevas el pasaporte, el visado, o el permiso de residencia, el papelajo del registro de extranjeros debidamente sellado, el documento técnico del coche, el carné de conducir, la póliza del seguro obligatorio, y el poder para conducir el coche, caso de que no esté a tu nombre, tienes posibilidades de salir adelante con el bolsillo indemne.

Segunda norma: No perder la calma. Eso es importante. Los bolsillos de los milicianos están llenos de billetes procedentes de ciudadanos, normalmente guiris yogurines, que tenían los documentos en regla, pero se cagaron literalmente por la pata abajo al ver aparecer un señor tocado por una gorra de plato mucho más grande que una chapela y que hablaba raro y de mal humor. Hay que mantenerse tranquilo, sabedor de que el colega quiere buscarte las cosquillas y, si te las encuentra, hacerte pasar un mal rato. Así pues, mejor que no las manifiestes.

Como se hace tarde, y el tema es enjundioso, mejor será que quede la continuación para la próxima entrada. Hasta la próxima, pues.

1 comentario:

Esther Hhhh dijo...

Cachus, y se acaba justo cuando empezaba a ponerse más interesante..... No tardes en publicar la continuación, jejeje...
Ah, casi me olvido mi querido Alf:

MADRE DEL AMOR HERMOSO

Ala, ahora si que sí, jejeje

besitosss