martes, 21 de octubre de 2025

Camino de Santiago: Forest

Ya hacía tiempo que no veía señal alguna que me indicase que no iba desencaminado, cuando, apenas hube puesto los pies fuera del municipio de San Gilles, vi la marca roja y blanca del GR-12 justo delante de mí, invitándome a girar hacia la izquierda.

Seguir marcas es un ejercicio de comunicación. El senderista, y en este caso el peregrino, debe meterse en la cabeza de quienquiera que las haya puesto. El objetivo de esta persona era que los que siguiéramos ese camino no nos perdiéramos, pero él no tenía modo alguno de saber quiénes seríamos, así que asumo que puso las marcas que él pensaba que serían necesarias para no perderse él mismo, o quizá alguna más, sospechando que alguno de quienes lo siguiese fuese más torpe que él.

Tampoco nosotros, caminantes, sabemos qué es lo que pasaba por la cabeza del que pintó las marcas, pero podemos comenzar a conocerlo a medida que vamos viendo dónde coloca las marcas. Algunos colocan muchas marcas confirmativas, sin que haya cambios de dirección ni pérdida posible, sólo para hacer al caminante que no se ha perdido; otro son más escuetos y no ponen marcas más que allí donde hay un desvío.

En este caso, las marcas nos invitan a entrar en el parque de Forest. Forest (Vorst en flamenco) es un municipio con fuertes desigualdades. Paradójicamente, su parte septentrional, que es donde estamos, se acerca mucho a la estación de tren de Midi / Zuid, que es la estación del sur. El resto del municipio alterna zonas degradadas, industriales, y otras en las que vive gente de muy alto copete, pero éstas son las más cercanas al siguiente municipio, que veremos en la entrada siguiente y que ya ha aparecido en esta bitácora más de una vez y más de dos.

El parque es un paseo agradable. Un domingo por la tarde, hay un montón de bruselenses haciendo la fotosíntesis con profusión, alguno con la camiseta quitada. El camino atraviesa el parque de cabo a rabo, lo cual es una alternativa excelente al camino más recto, que hubiera ido por la carretera de Alsenberg y que, francamente, hubiera sido un tostón.

A la salida del parque de Forest, y a punto de entrar en la siguiente zona verde, se ve en la distancia uno de los lugares más famosos del municipio, si no el que más. Se trata de la Altitude 100, que es una plaza cuyo nombre viene de que está a cien metros de altitud sobre el nivel del mar, aunque en realidad parece que le falta alguno que otro.

Sobre el centro de la plaza se alza la iglesia de San Agustín, construida en estilo art-deco usando hormigón armado entre 1933 y 1935, después, por lo tanto, de la caída en desuso del estilo neogótico, pero antes de la irrupción del feísmo arquitectónico en la arquitectura religiosa. Vamos, que la iglesia es de una apariencia curiosa, pero a mí no me parece directamente fea.

No tardamos en abandonar el asfalto para pasar a otro parque de Forest: el parque Duden. En su día, los terrenos pertenecieron a la rica abadía de Forest, pero fueron 'desamortizados' en 1829. Tras algunos cambios de propiedad, terminaron en manos de un rico comerciante alemán establecido en Bruselas que atendía por el nombre de Wilhelm Duden. Éste los legó nada menos que a Leopoldo II, en 1900, con la condición de que se convirtieran en parque público. Y así ha sido hasta hoy.

El sitio es muy chulo. Además del parque, hay un palacio con forma de castillo y algún pabellón hermoso de verdad. El nombre de Duden, a los que hemos pasado buena parte de la infancia y de la adolescencia estudiando alemán, no puede menos que sacarnos una sonrisilla, porque el Duden era el diccionario ortográfico de referencia para el idioma alemán, algo así como el de la Real Academia de la Lengua para el castellano. En el caso del Duden, algunos españoles que éramos aún pequeños e inocentes pensábamos que era para resolver dudas, de ahí lo de Duden. En realidad, duda en alemán se dice Zweifel y el nombre de Duden viene por su fundador, el profesor prusiano del siglo XIX Konrad Duden. No he podido averiguar si tenía alguna relación familiar con nuestro comerciante y propietario Wilhelm Duden, pero vaya usted a saber, porque eran prácticamente contemporáneos.

En todo caso, vamos a salir del parque tras un relajante paseo siguiendo las marcas y, tras un poco de callejeo por la parte más noble de Forest, dejamos el municipio en cuestión y pasamos al siguiente, que será materia de la próxima entrada, porque hoy se hace tarde.

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