martes, 1 de enero de 2019

Más vale una vez rojo que ciento amarillo

En la penúltima entrada, que versó sobre el color político de moda, el amarillo, dejé de lado de manera totalmente deliberada el hecho de que es un color que no sólo lo utilizan los chalecos amarillos y el Vlaams Belang, sino que también se ha convertido en el signo distintivo de los separatistas catalanes. Éstos llevan más de un año eligiendo Bélgica como teatro de operaciones de sus maniobras, así que, aunque no soy muy dado a mezclar en mi bitácora asuntos de la política interna española, voy a hacerlo por una vez, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de un asunto éste que tiene sus repercusiones en Bélgica. Y no olvidemos que Bélgica, y Bruselas en particular, es el rompeolas de Europa y que en ella conviven importantes comunidades de la mayor parte de los países europeos, hasta el punto de que se puede decir sin exagerar que Bruselas es una ciudad española más. La comunidad española, sumando a los emigrantes y sus descendientes, y a los funcionarios internacionales y sus familias, supera holgadamente en número a muchas ciudades de la península, y dispone de parroquia, librería, colegios, universidad, tiendas especializadas en productos españoles, e incluso radio. Hasta hay horchata, vamos.

Así que, forzosamente, las aventuras de Puigdemont y sus seguidores enrarecen, no sólo las relaciones entre los reinos de España y Bélgica, sino las relaciones internas de Bélgica. Y así, después de que la Alianza Neoflamenca (NVA) haya abandonado el gobierno belga, es bastante probable que abandone, también, las cortapisas y el pudor que pudiera tener, por responsabilidad institucional, a la hora de ponerse de lado de los separatistas catalanes. Es de suponer que los próximos meses van a presenciar un incremento de los actos de apoyo de la NVA al, llamémoslo así como una licencia poética, Govern de la República Catalana. Si, hasta ahora, los miembros de la NVA se cortaban un poco, pues no en vano estaban en el gobierno federal, ahora es probable que, puestos a tensar la cuerda, lo hagan a base de bien. Hace unos meses el parlamento flamenco, de mayoría independentista, rechazó una moción de apoyo a la independencia de Cataluña, que no contó sino con los votos de Vlaams Belang, y con el rechazo de todos los demás. Sí, también el de la NVA. De hecho, es razonablemente habitual que en el parlamento flamenco se rechace cualquier cosa que presente el Vlaams Belang, que es un partido, como ya se ha repetido alguna vez por aquí, que no tiene pelos en la lengua y que perdió hace mucho tiempo el respeto a lo políticamente correcto (cosa que igual termina por beneficiarle electoralmente, en los tiempos que corren), por lo que es repetidamente calificado de ultraderechista. Y la gente es muy reacia a que la asocien con quienes son calificados de ultraderechistas.

No sé yo si la NVA puede atreverse a presentar en el parlamento flamenco la misma moción (o casi) que rechazó hace unos meses sólo porque fue Vlaams Belang quien la presentó, pero ignoro el nivel de caradura que puedan tener. En todo caso, bueno sería estar pendientes.

En cuanto al nivel de simpatía que pueden despertar en general en Bruselas los separatistas catalanes, pues éste es bastante relativo y difícil de evaluar. Lo que está clarísimo es que los separatistas están haciendo su trabajo de manera impecable, organizando sus relaciones públicas de la mejor manera que pueden. La manifestación que montaron en diciembre de 2017 fue tremenda y sería absurdo negarlo, y algún otro happening que han organizado entretanto ha tenido bastante buena acogida entre quienes han participado en el mismo. Así que yo no me creería mucho, ni lo que dicen los medios catalanes, ni tampoco lo que dicen los medios del resto de España.

Pero eso es otra historia, y habrá que contarla en su momento.

3 comentarios:

Adrià dijo...

Me gustaría hacer una aclaración según lo que yo tengo entendido (que no tiene que ser la verdad absoluta): el lazo amarillo, en este contexto, quiere denunciar que hay personas encarceladas por sus creencias políticas en un estado supuestamente democrático (entrar más en detalle y matices creo que escapa de la temática del blog). Por tanto, a mi entender lo debería llevar aquél que considere que hay presos políticos, independientemente de si está a favor de la independencia (y eso incluye por ejemplo gente En Comú Podem, la marca blanca de Podemos en Catalunya que nunca se quieren posicionar entre independencia sí o no).

Dicho esto, me intriga el motivo por el cuál te refieres a los independentistas catalanes como "separatistas" mientras que cuando lo haces con sus homónimos belgas utilizas el adjetivo "independentistas". Es como si "separatista" tuviera connotaciones negativas mientras "independentista" únicamente describe. O a lo mejor son los turrones.

Alfor dijo...

Adrià, gracias por tu comentario. Querría hacer notar que no me he referido a los lazos amarillos en ningún momento, sino únicamente al amarillo como color. He visto algún lazo amarillo en Bruselas, cierto que de uvas a peras, pero a mí me dio la impresión de que el recurso al amarillo es algo general en el mundo independentista catalán. Muchos manifestantes de diciembre de 2017 llevaban bufandas amarillas, y alguno iba de amarillo de arriba a abajo. Es verdad que hacía frío y mal tiempo, y que una bufanda no deja de ser un lazo gordo que consuela mucho la garganta, pero yo creo que, si algún color define al independentismo catalán, ese color es el amarillo.

Dicho esto, no conozco el mundillo lo suficiente, pero es la impresión que he extraído y que, obviamente, no tengo ningún problema en corregir.

En cuanto a los términos separatista e independentista, para mí son, si no sinónimos, al menos semánticamente muy próximos. No uso uno u otro con connotación peyorativa. Es cierto que hay diferencias de cierto calado, porque la separación de Cataluña del resto de España no significaría el fin de ésta (el 75-80% restante de España sería viable, creo), mientras que la independencia de Flandes terminaría automáticamente con Bélgica, porque Flandes es más de la mitad de Bélgica en términos de población y PIB, aunque algo menos en términos de territorio, y Valonia más Bruselas darían para bien poco.

Pero bueno, como en los próximos meses es evidente que la NVA va a moverse (posiblemente vayamos a nuevas elecciones en Bélgica), y no dudo que el independentismo o separatismo catalán tendrá algún tipo de protagonismo en la que se nos viene encima a los que vivimos en Bélgica, espero tener tiempo y ocasión para seguir escribiendo sobre el asunto y, por tanto, para seguir debatiendo. Obviamente tengo mi opinión sobre esto, formulada desde una serie de principios que son los míos y que no son los que comparten ninguno de los partidos políticos con representación pública en España (no, tampoco VOX).

Adrià dijo...

Gracias por las aclaraciones, en serio.

Creo que tienes razón en que el independentismo catalán se ha "adueñado" del amarillo y el lazo ha evolucionado a otras formas como adornos en forma de rosa (amarilla, of course) para la solapa. U otro tipo de "merchandising" como "cenas amarillas" (sic).

Es posible que principalmente Puigdemont, como figura más relevante del independentismo en Bélgica, haga alguna intervención al respecto durante la primavera (tengo entendido que las elecciones podrían ser en mayo), pero en todo caso no creo que estas intervenciones sean especialmente relevantes ni para alterar la situación en Bélgica ni en Catalunya. A lo mejor alguna muestra de soporte con las palabras bien medidas y ya (porque si no me equivoco, la NVA es mucho más radical que el centrismo con el que se autodefine Puigdemont, y por tanto no hay plena sintonía de opiniones sino algunas estrategias comunes).

He querido sacar a la palestra los lazos solo porque es de donde proviene el amarillo del que hablamos. Para mí, asociar el amarillo al independentismo es como asociar el color magenta a Deutsche Telekom: un color no se debería asociar con una idea (creo que había un equipo de fútbol en Castellón que usa el amarillo como color principal, ¿cierto? ¡Pobres, lo deben ver secuestrado!).
Si bien es cierto que, según la Wikipedia, el lazo amarillo tiene distintos significados dependiendo del país o contexto en el que se encuentre, para mí representa una denuncia a un régimen como en su origen en Filipinas.

Finalmente, me parece perfecto que tengas una opinión propia formada. Al margen de si coincide o no con la mía (que quiero pensar que también es propia), esa es la gracia de la sociedad, que podemos debatir desde distintos puntos de vista sin que suceda nada grave :-)

Feliz año.