miércoles, 19 de noviembre de 2014

Oído musical

Hace años, Ame era la estrella invitada habitual de esta bitácora, pero entretanto ha sido desplazado sin misericordia por su hermana mayor Abi, que apenas hay día que no suelte alguna perla digna de figurar en estas pantallas.

Abi es violinista desde los siete años. Apenas sabía hablar, y ya le atraía el asunto ése de la música.

- Yo quiero tocar un instrumento - decía, o más bien balbucía, a sus tres años.

- Ah, ¿si? ¿Y cuál? - preguntábamos - ¿El piano? ¿El triángulo?

- Yo quiero tocar la guitarra de palito.

Un momento de reflexión... aaaaahhhh... un violín. La guitarra de palito, qué bueno.

- Eso.

En cuanto fue posible, y aprovechando que en Moscú hay casi más escuelas de música que comisiones falleras en Valencia, metimos a Abi y a sus hermanos a una escuela de música. Sus hermanos iban a regañadientes, y aprendían el piano; Abi iba encantada, aprendía a tocar el violín y, como oído musical tiene todo el que haga falta, el solfeo lo domina sin problema alguno. Al dejar Moscú, sus hermanos dejaron la música, pero Abi no. Abi sigue con el violín, con el piano y está en una orquesta.

Lo que no tiene Abi es una cama decente. Tiene algo así como un somier plantado en el suelo con un colchón de cuerpo y medio encima. No es que no queramos comprarle una cama en condiciones, pero, como estamos alquilados y siempre pendientes de la próxima mudanza, tampoco queremos complicarnos la vida demasiado. Abi, que lo de las mudanzas y sus complicaciones parece no haberlo sufrido ni esperar padecerlo, ilusa ella, quiere una litera de cuerpo y medio que, según mis cálculos, apenas le cabría en su habitación habitual si quiere abrir la puerta. Yo no me opongo a lo de la litera, pero le digo que con una de un cuerpo va que arde, que ésa sí que le cabría.

Estuvimos en esa tienda de muebles que ya ha salido alguna vez en la bitácora, pero Abi seguía con dudas.

- Es que la que me dices es metálica.

- ¿Y qué?

- Que chirría un poco.

- ¿Y te molesta?

- Lo que me molesta es que no chirría en una nota.

- Eh... ¿en una nota?

- Sí. Si fuera un chirrido en mi, o en sol, pues vale, pero no: ni siquiera es un bemol. Y no quiero dormir en una cama que desafina al chirriar.

- Emmm... no sé. Igual le podemos decir al encargado que ajuste el chirrido. Que afine la cama, vamos.

- ¿Se puede?

No. Va a ser que no.

4 comentarios:

Adrià dijo...


Lo que no fue tan normal es que inmediatamente, se oyera: "Sol sostenido", emitido a pleno pulmón por el mocoso. Dicen que alguien corrió a comprobarlo al piano. Era un sol sostenido. Lo que se dice un oído físico absoluto.


Fuente:

Fernando dijo...

Lo que me ha costado aguantarme la risa en la oficina. Pero mira, ella tiene razón: si la litera chirría es precisamente porque desafina

Fernando dijo...

Hola Alfor, primero decirte que no soy el mismo Fernando del comentario anterior. Cuando estabas en Moscú nos contaste que tenías a tus hijos en una escuela rusa lo que provocaba incredulidad en otros extranjeros residentes en Moscú. ¿Tus hijos están en una escuela belga? ¿o ya los has metido en una escuela española en Bruselas (que seguro que las hay)? Mi pregunta va porque me interesa el tema de la calidad de la enseñanza, por si has notado una baja o alza en la calidad.
Saludos

Alfor dijo...

Adrià, un precursor, ese Wolfgang Amadeus.

Fernando 1, una violinista que nos estuvo martirizando durante sus dos primeros años de instrumento no debería decir nunca que algo chirría.

Fernando 2, mis hijos van a clase en español. Sobre el cambio en la enseñanza es difícil hacer una comparación exacta, pero intentaré escribir algo.